La realización de ejercicio físico y la alimentación son los ejes sobre los cuales se construye una salud fuerte. Se trata de los motores que nos llevan a una calidad de vida óptima y que corre por cuenta nuestra incluirlos como hábitos en nuestra rutina diaria.
Estos hábitos pueden variar, de acuerdo a la edad y a si se trata de hombres o mujeres. Las diferencias en la composición de los cuerpos y en el requerimiento de nutrientes para su funcionamiento es lo principal, por lo que los especialistas ofrecen recomendaciones particulares para cada uno y de acuerdo a los fines que se persigan.
Ejercicios y salud ósea
El Instituto Mayo Clinic afirma que si bien es importante desarrollar huesos fuertes y sanos durante la niñez y la adolescencia, en la edad adulta los hombres y las mujeres también pueden tomar medidas para proteger su salud ósea. Al respecto, la Sociedad Real de Osteoporosis remarca que llevar a cabo una vida activa con la realización de ejercicios físicos es la mejor forma para cuidarse de fracturas o lesiones en los huesos.
Con respecto a las mujeres, a medida que los niveles de estrógeno disminuyen por la menopausia, la densidad de los huesos también se reduce. Por lo tanto, luego de los 40 años de edad, las mujeres pueden optimizar la salud de sus huesos si realizan ejercicios de forma cotidiana, según afirma Wendy Kohrt, profesora de la Universidad de Colorado, de Estados Unidos.
El especialista en reumatología Taher Mahmud también destaca la importancia de la realización de ejercicios para garantizar una buena salud ósea. Al respecto, aquellos ejercicios de resistencia y que implican saltos son los más aconsejados para incrementar la densidad de los huesos que, según explica el doctor, en 12 meses puede ser de entre un 12 y 15 por ciento.
Ejercicios para mujeres
Estocadas con paso atrás y peso: sosteniendo pesas a los lados, se debe dar un paso hacia atrás con una pierna y bajar el cuerpo hasta que las rodillas formen un ángulo de 90 grados. Se debe retornar a la posición inicial haciendo fuerza con la pierna delantera. El ejercicio se realiza alternando las piernas.
Saltos laterales: con los pies juntos se debe saltar de forma lateral, primero para un lado y luego para el otro. Las rodillas deben estar ligeramente flexionadas y el tronco recto.
Saltos con una sola pierna: manteniendo el equilibrio sobre una sola pierna, se debe saltar hacia adelante. El ejercicio se debe hacer con ambas piernas.
Caminar ligero o correr: son actividades que repercuten en la densidad ósea y que se pueden ir alternando.
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