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Renunció a su banca por besarle los pechos a su mujer, hoy trabaja en una pollería y no perdona que Alberto Fernández lo haya criticado: “Predicó moral con la bragueta baja”

Hace unos años, Juan Pérez (nombre ficticio) era un prominente legislador con una carrera política prometedora por delante. Sin embargo, su vida dio un giro inesperado cuando se vio envuelto en un escándalo sexual que lo obligó a renunciar a su banca.

Todo comenzó cuando se filtró un video en el que Pérez aparecía besando los pechos de su esposa durante una videoconferencia oficial. La polémica imagen se viralizó rápidamente y generó un gran revuelo en las redes sociales y en los medios de comunicación.

Ante la presión de la opinión pública y sus propios compañeros de partido, Pérez no tuvo más remedio que presentar su renuncia para evitar un juicio político. “Fue un momento difícil, sentí que mi vida se derrumbaba”, recuerda el ex legislador.

Tras dejar la política, Pérez tuvo que reinventarse para poder mantener a su familia. Fue entonces cuando decidió abrir una pollería en su ciudad natal. “Nunca imaginé que terminaría friendo pollos, pero la vida te pone en situaciones inesperadas”, afirma.

A pesar de haber dejado atrás el escándalo que acabó con su carrera, Pérez no puede olvidar las críticas que recibió en su momento por parte del presidente Alberto Fernández. “Me parece una hipocresía que él me criticara cuando después se supo que predicaba moral con la bragueta baja”, señala en referencia a las denuncias de abuso sexual que enfrenta el mandatario.

“Fue duro ver cómo alguien que había cometido actos mucho más graves que los míos me juzgaba públicamente”, agrega Pérez, quien considera que la clase política argentina está llena de “hipócritas y fariseos”.

A más de dos años de aquel escándalo, el ex legislador asegura estar enfocado en su nuevo negocio y en dejar atrás el pasado. “La pollería me ha devuelto la ilusión y me ha permitido darme cuenta de lo que realmente importa en la vida”, comenta.

Sin embargo, reconoce que todavía siente una gran decepción por la manera en que fue tratado por sus ex compañeros de la política. “Muchos de los que me criticaron tienen esqueletos en el placard, pero la sociedad parece tener una doble vara de medir”, se queja.

A pesar de todo, Pérez no descarta volver a la política en un futuro si las condiciones son las adecuadas. “Tengo mucho para aportar y sigo pensando que la política es una herramienta poderosa para transformar la realidad”, manifiesta.

Mientras tanto, continúa trabajando duro en su pollería, buscando reconstruir su vida y dejar atrás el estigma del escándalo que lo sacó del ruedo político. “La vida da muchas vueltas, lo importante es no dejarse vencer por los obstáculos y seguir adelante”, concluye el ex legislador convertido en pollero.

El escándalo que remeció la política argentina

El episodio que provocó la caída en desgracia de Juan Pérez conmocionó a la opinión pública argentina y puso en evidencia las contradicciones de una sociedad que muchas veces juzga con hipocresía.

Si bien el ex legislador reconoce que su comportamiento no fue el adecuado, considera que la reacción desmedida que generó su acción fue injusta y desproporcionada. “No fui el primero ni seré el último político en cometer un error de este tipo, pero se me quiso hacer pagar un precio muy alto”, opina.

Para Pérez, el escándalo que lo obligó a renunciar es reflejo de una sociedad “puritana y mojigata” que se escandaliza por cuestiones menores mientras hace la vista gorda frente a problemas mucho más graves.

“Mientras a mí se me condenaba al ostracismo por un beso, había y hay políticos involucrados en casos de corrupción, abuso de poder y violencia de género que siguen campando a sus anchas”, denuncia.

Las dos varas de la moral

Uno de los aspectos que más le duele a Pérez de todo este episodio es lo que considera una doble moral por parte de algunos sectores de la política y la sociedad.

“Es increíble cómo se me juzgó con tanta dureza mientras que otros políticos acusados de cosas mucho peores seguían siendo aplaudidos y defendidos”, señala con indignación.

Renunció a su banca por besarle los pechos a su mujer, hoy trabaja en una pollería y no perdona que Alberto Fernández lo haya criticado: “Predicó moral con la bragueta baja”