Princesa Alba: “El pop está muriendo a manos del reggaetón”

La cantante chilena Princesa Alba ha hecho una declaración controversial, afirmando que “el pop está muriendo a manos del reggaetón”. Esta declaración ha generado un gran revuelo en el mundo de la música, especialmente en América Latina, donde el reggaetón ha experimentado un crecimiento explosivo en los últimos años.

Princesa Alba, conocida por su estilo único que fusiona el pop con elementos del trap y el R&B, ha expresado su preocupación por el futuro del pop. Sin embargo, también ha reconocido la influencia y el impacto del reggaetón en la industria musical actual.

A pesar de su declaración, Princesa Alba ha mostrado respeto por el reggaetón y sus artistas, entendiendo que la música es un campo en constante evolución. Ella misma ha experimentado con sonidos y ritmos diversos en su música, mostrando una apertura a diferentes géneros.

Esta discusión sobre el pop y el reggaetón refleja las dinámicas cambiantes dentro de la industria musical, donde géneros que alguna vez fueron considerados “niche” ahora están dominando las listas de éxitos globales. La evolución y la fusión de géneros continúan definiendo el panorama musical contemporáneo.

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Princesa Alba: “El pop está muriendo a manos del reggaetón”

Por Diario

9 comentarios en «Princesa Alba: “El pop está muriendo a manos del reggaetón”»
  1. La música muere a manos del pop, y este muere a manos del reggaetón, el cual muere a manos de la música urbana, etc.

    Eventualmente van a terminar golpeando piedras rítmicamente.

  2. Parte 1

    Alejada del trap de sus comienzos, la solista apuesta en su segundo disco, “Como si fuese real”, por un pop puntilloso y de inspiración romántica. Adicta al estrés, asegura que lo que más le divierte es ir a ver a Colo Colo, dice que las mujeres todavía tienen más obligaciones artísticas que sus colegas masculinos y que no sería rostro de preservativos ni por dinero porque tiene “trazada una línea editorial”.

    En abril de 1995, la vida de la familia de Trinidad Riveros alias Princesa Alba, sufrió un giro radical. Rubén Riveros, su tío de 23 años, falleció en un accidente automovilístico en la ruta 68. En medio de la explosión musical chilena post dictadura, Riveros se había hecho un nombre y aspiraba a las grandes ligas artísticas. Era el líder y guitarrista del grupo Sien, una banda inspirada en clásicos del shoegaze británico como Catherine Wheel y My Bloody Valentine y que, incluso, había llamado la atención de Gustavo Cerati, quien les mezcló su primer single, “Óleo”, y los había convocado a algunos de sus shows como teloneros.

    “Hasta que sucedió ese accidente, en mi familia se practicaba mucho la música. Luego, no la fomentaron más allá de escucharla. Pero estoy segura que la música quedó flotando”, dice Princesa Alba.

    La cantante, que acaba de estrenar su segundo álbum “Como Si Fuese Real”, tuvo hace siete años una aparición centelleante. Subió un video con su primer single, “Only one”, a internet, donde aparecía en las afueras y en el interior del estadio Monumental, rodeada de adolescentes que ondeaban banderas de Colo Colo.

    Fue, sin querer, una estrategia de marketing perfecta. Se hizo viral. A la semana siguiente, estaba actuando en el centro arte Alameda –“me pagaron $50.000”, recuerda- y un matinal de televisión cubrió su breve show. Pero también trajo aspectos negativos. En redes sociales, hubo burlas. Le decían que no cantaba, que usaba autotune y los hinchas de la “U” la destrozaban.

    “Se hizo un estigma porque el 90% de la gente pensó que era una talla. La gente de la ‘U’ me decía Princesa Zorra y durante tres años nadie en la música me tomó en serio, porque pensaban que era una humorada”, cuenta.

    –¿Había que tener el cuero duro?

    –Claro. Pero me dio lo mismo. La Princesa Alba de 2017 es más valiente que mi yo actual. Además, en ese momento no tenía nada que perder. Hacía la huea que quería. Había mucho de rebeldía, me gustaba llevar la contraria. Si todo Chile se estaba burlando de mi proyecto, lo iba a proteger con uñas y garras. Esto es de verdad, no es un meme. Los que sufrían con los malos comentarios era mi familia.

    Al año siguiente, era la única mujer dedicada al trap y con letras románticas. Características totalmente opuestas a un estilo dominado por hombres y gobernado por letras barriales. El largo camino al éxito se inició con un mail enviado por Francisca Valenzuela. En esos días, Princesa Alba tocaba solo en discos y organizaba fiestas. La intérprete de “Qué sería” la invitó a participar en el festival femenino Ruidosa y, por primera vez, sintió que había un gremio musical de su género.

    “Había mucho apañe. Y sigue hasta ahora. Por ejemplo, AKRIILA, que la está rompiendo en la música urbana, dijo que empezó a hacer música gracias a la Princesa Alba”, comenta.

    Liberada de los grilletes del trap, Trinidad Riveros 2024 es una mujer convencida de su carrera artística. Con su pelo rubio, chapes y vestida con ropa deportiva holgada recuerda a Missy Elliott de fines de los 90. También posee una semejanza facial con Myriam Hernández versión veinteañera. Sus canciones, en tanto, están atravesadas por el pop y un romanticismo -heterosexual- naif y edulcorado, con las tareas de producción repartidas entre nombres estelares como Pablo Stipicic, Francisco Victoria y Ale Sergi de Miranda!, entre otros.

    “Para mi primer trabajo, que lo hice en plena pandemia, estuve muy sola. Y la producción fue de Pablo Stipicic. Ahora que estoy en una multinacional, hubo más posibilidades de trabajar con más productores, pero la producción general está a mi cargo. Me hizo bien lanzarme a la piscina”, indica.

  3. Parte 2

    “Tengo una idea de que mi próximo álbum sea con guitarra de palo”

    –¿Cómo ve su carrera a futuro?

    –Mi única meta es estar en la música hasta muy vieja. Si no es como intérprete, será como compositora, productora. Tengo mi banda paralela de shoegaze, Niebla Niebla, que también sé que tendrá mucha vida. Me tiene feliz mi carrera porque he dado pasos seguros. El pop no me dará los éxitos instantáneos que tiene el reggaetón chileno, pero voy avanzando. Cuando sea vieja me veo haciendo música ambient.

    –¿Fue muy difícil el paso a una multinacional y tener la presión del segundo disco?

    –No, porque soy adicta al estrés. Por ejemplo, cuando quedaba poco para el lanzamiento del disco, pensé en inventar una herramienta para generar más promoción y dije hagamos un podcast, que lo pagué con mi plata, para ganar más visibilidad. Somos un equipo de tres personas y hacíamos de todo. Estuve súper estresada, pero cuando no tengo nada en agenda, me aburro mucho. Estar en Sony tiene sus cosas bacanes. Me permite trabajar con mucha gente por los contactos. Quiero hacerme más famosa para trabajar con mis ídolos.

    –¿Quiénes?

    –Me gustaría ser gigante y tener un disco con Julieta Venegas o trabajar con El Guincho, el productor de Rosalía y Charli XCX.

    –¿Qué está escuchando ahora?

    –Sonic Youth, folclor, K pop. Soy fanática del shoegaze también.

    Hay particularidades llamativas en Princesa Alba. Poco antes de iniciar la entrevista, su representante pide que no hablemos de política. “Es que The Clinic es un medio muy político y ahora no estoy muy informada. Entre el trabajo de mi disco y el podcast, no tuve mucho tiempo para saber lo que está pasando”, se excusa. Y bromea: “Para el estallido y las elecciones estuve muy presente, pero ahora estoy perdida. Sé más de lo que pasa en Estados Unidos que en Chile”.

    Otra singularidad es su fanatismo por el fútbol. Algo prácticamente inaudito en las artistas locales. “Es lo que más me entretiene”, dice. “Mucho más que carretear, porque no me gusta estar con caña cuando me tengo que levantar a trabajar al día siguiente a las 7 de la mañana. O de fumar un pito, porque me voy en mala”.

    Está feliz con el paso de Colo Colo a los cuartos de final de la Copa Libertadores. “Me hubiese gustado ir a Barranquilla a ver el partido -con Junior-. Lo vi en la casa de mi hermana comiendo completos. El fútbol, para mí, es un rito familiar. Como ir a la iglesia. Con mi papá y mi hermano siempre íbamos al estadio. Éramos abonados en Cordillera. Ahora que me está yendo mejor, estoy abonada en Océano. Tengo que ir con gorro para que no me reconozcan. No me gusta pintar el mono y cagarles el partido a mis familiares con gente que se acerca a pedirme autógrafos. Si me reconocen, bien. Pero trato de pasar piola”, reconoce.

    Además de su carácter trabajólico –“para este disco hice más de cien demos”, cuenta-, Princesa Alba planea trazar un relato coherente, donde cada paso sea una evolución, pero sin traicionar su propuesta escénica ni existencial. Se impuso publicar cinco álbumes antes de convertirse en madre y está delineando su siguiente disco.

    “He trazado una línea editorial y, por ejemplo, no promocionaría una marca de condones porque tengo fans muy chicas. Tengo 27 años y en mi generación, la mayoría quiere ser mamá a los 40. Así que me queda harto tiempo. Por ahora, estoy concentrada en mi pega. Lo bueno es que cada vez es más compatible la maternidad con la música. Por otra parte, tengo una idea de que mi próximo álbum sea con guitarra de palo. Algo bien folk. No puedo estar toda la vida con la fantasía de ser Princesa Alba y hacer piruetas en el escenario, porque agota. Voy madurando y estoy buscando avanzar en mi sonido. Quizás después de un disco de folk, haga uno de reggaetón”, comenta Riveros.

  4. Parte 3

    Princesa Alba: “Chile es el epicentro del reggaetón mundial”

    –¿Le impresiona el éxito del reggaetón chileno en el mundo?

    –Mmm, siento que el pop está muriendo a manos del reggaetón chileno. Chile es, actualmente, el epicentro del reggaetón mundial. Casi desplazamos a Puerto Rico. Es algo que nadie hubiese previsto. Pero me da pena que los otros géneros queden rezagados. Soy matea de la música y romántica con el proceso de trabajo en un estudio. Con Ale Sergi nos tomamos dos semanas en hacer una canción, fue todo muy planificado. Los cabros del reggaetón en una hora graban un tema y le echan para adelante. Es súper válido, pero me da pena.

    –Tienen la lógica del punk…

    –Cierto. Mis primeras canciones las grabé en un celular y pegaban. Me gastaba 40 lucas. Ahora son montos mucho más grandes, pero me gusta el proceso de estar en un estudio. El exceso de producción tiene muchas cosas bonitas. El disco de Charli XCX es buenísimo, tiene 16 capas de procesamiento por canción y me encanta su maximalismo. Sus canciones están llenas de estímulos.

    –Mencionó que AKRIILA dijo que partió gracias a usted. ¿Se siente un referente en la música femenina urbana?

    –Me hacen sentir vieja, jajajaja. Creo que he hecho las cosas bien y que aporté mi grano de arena. Si me preguntan les doy consejos. Me juntaré con Fran Maira, la del reality, porque está pegando en TikTok con un tema para hablarle de producción, propiedad intelectual. Asuntos que debe conocer. Y no sé si soy un referente, pero inauguré una pista para que todas podamos transitar.

    Princesa Alba: “Pololeé con un músico que se duchaba 30 minutos antes de salir al escenario y nadie le decía nada”

    –Pese a los llamados feministas, todavía en la música chilena las artistas deben verse estilizadas y producidas versus los hombres que da lo mismo como aparezcan. ¿Siente avances en esos temas?

    –No, siento esa carga en todas las mujeres. Se nos exige un rigor estético, ser bonita, verte presentable. Mis colegas hombres pueden llegar al escenario y da lo mismo. Pololeé con un músico que se duchaba 30 minutos antes de salir al escenario y nadie le decía nada. Yo me demoro dos horas en maquillaje y pelo, 30 minutos de vocalización y otros 30 en vestirme. Hay un desequilibrio.

    –Hizo shows seguidos y a estadio lleno como telonera de Coldplay. ¿Qué le dejó esa experiencia?

    –Muchas cosas. Agradecimiento a Coldplay que me eligieron entre diez propuestas. No los conocí porque en esos días hubo burbuja sanitaria por el COVID, pero nos mandamos cartas, flores y vinos con el vocalista. Fue un reto en mi carrera porque cuando se supo que era la elegida, el 80% de los comentarios eran negativos. Me dije, ‘mi trabajo es bueno y me sacaré la mierda para hacer un show que guste’. El primer día pensé que pifiarían, pero me aplaudieron y conquisté gente. Así que los días siguientes lo pasé bien y más tranquila.

    –Ha dicho que sus sueños son estar en Viña y vivir en México…

    –Al festival de Viña le tengo ganas. Pero siento que cuando llegue, debo estar en el peak de mi carrera. Teniendo un hit que pegue. Un “Convéncete 2”. Ojalá me inviten el 2026. Si no, me da lo mismo. Y sobre México, me gustaría ser más famosa y ganar más plata para vivir la mitad del año en Chile y la otra en México. Allá tuve mi primer club de fans y la recepción ha sido buena. Creo que el hecho de crecer en una familia con padres y hermanos presentes también me ayudará en esos objetivos. Porque crecí con cables a tierra. Algo que muchos cabros que hacen música no tienen, pese a su talento, y eso los hace más volátiles.

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