Nota: primero de una serie de reportajes sobre la UPR.
La imagen de la torre de la Universidad de Puerto Rico (UPR) se ha presentado en múltiples anuncios, videos y películas. Pero más allá de esa emblemática estructura, hay edificios deteriorados por la humedad y la falta de pintura en todos los campus. También, hay menos estudiantes, programas y personal en todas las áreas de los 11 recintos que componen el sistema universitario.
Y es que el deterioro del primer centro docente a causa de los recortes presupuestarios no es solo físico.
De acuerdo con el Centro para una Nueva Economía (CNE), la Junta de Control Fiscal (JCF) redujo la asignación del Fondo General para la UPR de $911 millones en 2017 a $466 millones para el año fiscal 2022. Esto, según miembros de la comunidad universitaria consultados por EL VOCERO, ha provocado el cierre de programas, afectando la oferta académica.
Para algunos, el mayor impacto que ha sufrido la institución es la disminución de ayudas económicas para los alumnos y el aumento en la matrícula. En específico, se eliminaron 13 de las 16 exenciones de matrícula que ofrecía la UPR; becas para estudiantes de honor o atletas. En cuanto a la matrícula, el crédito a nivel subgraduado subió de $56 a $157. Según un estudio realizado por un grupo de profesores, esta alza provocó que muchos estudiantes optaran por dejar de estudiar.
“En un estudio que hicimos encontramos que redujo la matrícula, hubo estudiantes que se quedaron fuera, que decidieron no estudiar. No es como se piensa, que todos pueden pagar con la beca Pell, al parecer no es suficiente”, sostuvo el catedrático y economista José Caraballo Cueto.
Datos de la universidad evidencian que en 2015 tenía 63,224 estudiantes. Para 2023 eran 41,648 los estudiantes matriculados; una disminución de 21,576 estudiantes.
Otro factor que afecta a los universitarios es la falta de vivienda accesible, destacó la presidenta de la Asociación de Profesores Puertorriqueños Universitarios (APPU), María Rosa Rodríguez.
“Al estudiantado lo han dejado sin hospedaje. Los que hay son privados y eso es costoso para el estudiantado, que ahora es parte de la clase trabajadora y no debería serlo. Si de verdad estamos invirtiendo en la juventud, se buscaría que los estudiantes pudieran enfocarse el 100% en estudiar para convertirse en los profesionales que necesitamos para mover el país hacia delante”, resaltó la profesora de la UPR en Cayey.
Los docentes y la investigación
Además, tanto para Caraballo Cueto como para la profesora Ana Helvia Quintero y la presidenta de la APPU, los recortes han perjudicado la calidad de la enseñanza y han reducido la cantidad de investigaciones que se realizan en la UPR.
“El principal problema de los recortes ha sido con los docentes, que hay muchos que están ‘part-time’ porque sale más barato. Ese es el problema principal; cómo proveerles más seguridad laboral a los docentes porque hay muchos que dan dos o tres clases y les pagan bien poco. Eso también afecta la calidad de la enseñanza porque no es lo mismo que un profesor dedique todo su tiempo a la enseñanza, a uno que esté brincando de universidad en universidad”, expresó Quintero.
Caraballo Cueto agregó que el recorte de personal redunda en que el que se queda tiene más trabajo; con mayor carga, hay menos tiempo para dedicarle a sus clases y a sus investigaciones.
“Los recortes presupuestarios también han hecho que se congelen muchas plazas, por lo que ahora casi la mitad de toda la docencia son docentes sin plaza. Esto quiere decir que son docentes por contrato sin plaza, que están en el vaivén de no saber si les van a renovar los contratos”, insistió Rosa Rodríguez.
Además del programa de neurocirugía del Recinto de Ciencias Médicas, se cerró el programa doctoral en finanzas -único en Puerto Rico- porque se quedó cortó de profesores.
“Se tuvo que cerrar porque la austeridad hizo que no se contrataran más profesores y el programa se quedó con muy pocos docentes con especialidad. Así ha habido muchos otros programas que se han cerrado y los estudiantes se quedan con una oferta más limitada. La UPR es la única que está orientada a la investigación y eso ha bajado también, no solo la calidad, sino la cantidad”, mencionó el economista.
Retante falta de personal
En entrevista con EL VOCERO, la vicepresidenta de la universidad, Mayra Charriez, y la ayudante especial del presidente, Mayra Cruz, reconocieron que tener que seguir ofreciendo servicios con una plantilla tan reducida es lo más complicado. Debido a los recortes, la universidad tuvo que asumir una política que establece que el personal que se retire, no se puede reclutar, dijo Cruz.
Datos provistos por la universidad muestran que desde 2008 hasta este año se han retirado 2,332 profesores. La mayor reducción fue en 2019, con 395 educadores que se acogieron al retiro.
“La austeridad que estableció la JCF ha sido a la UPR. No encuentro otra agencia o instrumentalidad de gobierno que ha sufrido austeridad. Educación ha tenido más fondos, la Policía, la Judicatura, la Legislatura tiene más fondos. Eso es bastante ilustrativo de si realmente era una austeridad matemática o ideológica”, manifestó Caraballo Cueto.
“Tanto que se habla de que el sector privado es más eficiente, pero la realidad es que la UPR en todos los indicadores: tasa de graduación, retención, publicaciones, supera a las universidades privadas. Jaresko llegó a decir que la UPR era la joya de la corona, pero le aplicó esa austeridad selectiva”, añadió el economista.
Al preguntarles a los docentes en qué entienden que ha fallado la administración universitaria, respondieron que en defender el presupuesto de la institución.
“La administración ha fallado en que desde que llegó la Junta de Control Fiscal, el presidente que estaba que era Haddock y aceptó sumisamente esos recortes, incluso dijo que eran manejables. Lo dio como algo inevitable y lo que hizo fue implementarlos en vez de buscar alternativas para poder contrarrestar eso. Y que el recorte, en vez de $400 millones, hubiese sido de $200 millones. El gran fallo de las administraciones ha sido que no han hecho la reingeniería de procesos que hace falta. Son los mismos procesos, pero con menos personal y todo es más lento”, puntualizó Caraballo Cueto.
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