Candela, Mario, Jaime, Raquel, Diego y Ana Belén. Todos tienen dos cosas en común. Serán nuestros futuros médicos, pero, además, tienen el mérito el mérito de codearse entre la elite de los alumnos más sobresalientes de la Universidad de Sevilla.
Han accedido con las notas más altas al demandado Grado de Medicina. No sin esfuerzo. Años de trabajo, horas de estudio y, en algún caso, incluso, de resignación por verse fuera, pero con la fortuna finalmente respaldada por sus buenos resultados.
Son la excelencia académica de una formación que repite por tercer año consecutico como la más reclamada entre los alumnos sevillanos. Sea por los efectos de la pandemia del 2020, por la falta de médicos extendida desde diversos sectores o por cualquier otra razón, lo cierto es que la Medicina ha hecho apreciar más a los sanitarios y, esto, ha calado en las nuevas generaciones.
Los datos aportados por la Universidad de Sevilla así lo avalan. En el periodo de preinscripción establecido desde el 13 al 24 de junio, dicho grado recibió 2.614 solicitudes. No obstante, pese a ese mencionado déficit crónico de facultativos, la amenaza de jubilaciones en el sistema andaluz y la demanda reiterada de la Junta de Andalucía al Ministerio de Sanidad para que se autoricen más plazas que permitan formar más médicos, este año, un total de 2.262 estudiantes que la han puesto en primera opción no podrán cursarla en Sevilla. Y es que, sólo se ofrece 352 plazas. Eso a pesar de que una de las principales novedades en la oferta de nuevo ingreso para el curso 2023-2024 es precisamente un incremento del 10% de las plazas en el grado de Medicina, que ha sumado 32 nuevas plazas este año.
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Candela Ramos: 14
Entre los que sí lo han conseguido y, por derecho, como suele decirse, se encuentra Candela Ramos Romero. Es la alumna que más alto ha llegado en este ranking. Con un 14 en Selectividad nadie podía acabar con ese sueño que perseguía desde que era pequeña. Es la única que lo ha conseguido con una nota insuperable. Cuenta que es una recompensa “muy trabajada”.
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Candela tiene 20 años y cursó Bachillerato de Ciencias Sociales en el Instituto Martínez Montañés, entre 2020 y 2022. “Estudié éste y no el Ciencias de la Salud porque cuando cursaba 4º de la ESO dejé que las opiniones de algunos profesores me influyeran en exceso, creándome muchas inseguridades en cuanto a mis capacidades para realizar un Bachillerato de ciencias con la nota que se precisa para entrar en Medicina. Aunque terminé con una nota media de 9,91, ninguna de las carreras a las que podía optar me llevaban a Medicina, que era lo que desde pequeña deseaba estudiar”, lamenta la joven.
Pero no tiró la toalla. Los sueños que se persiguen, al final se consiguen y no perdió el tiempo. Se matriculó en un Grado Superior de Imagen para el Diagnóstico y Medicina Nuclear en el Instituto Oficial de Formación Profesional Medac. Este año, mientras hacía el segundo ciclo, se matriculó en una academia para prepararse las dos asignaturas a las que decidió presentarse en la prueba de acceso a la Universidad. Todo salió redondo. Acabó la FP con Matrícula de Honor y llegó al 14 en Selectividad.
Reconoce que su secreto ha sido la organización y perseverancia. “Utilizaba unos calendarios mes a mes en los que se dividían los días por cuadrículas vacías. Me marcaba objetivos temáticos a largo plazo y, a partir de ellos, rellenaba cada cuadrícula del mes con las tareas que debía realizar cada día para lograrlos”, detalla. Siempre, sin perder de vista los descansos. “Considero que hay tiempo para todo y son necesarios para que el rendimiento no decaiga durante una temporada de estudio intensa”, apostilla.
En seis años, será la primera médica de su familia. Nadie de su entorno trabaja en el sector. “Yo siento que esta carrera me eligió a mí, más que yo a ella”, porfía. Luego vendrá elegir la especialidad. Aún no la tiene clara, aunque se decanta por las especialidades quirúrgicas. “Lo afronto todo con mucha ilusión porque llevo toda mi vida esperando este momento y sé que estoy haciendo realidad mi sueño”, recalca.
Es consciente de la situación que atraviesa la profesión y el déficit de profesionales que sufre. Precisamente eso la hace llegar con más ganas a este mundo. Quiere aportar su “granito de arena” para contribuir a que la calidad de la medicina en España y tiene claro que quiere ser “médica en España”. “Creo que aquí no está suficientemente reconocido el trabajo de los médicos, en lo que a economía y condiciones laborales respecta, por lo que la mayoría decide marcharse a otros países donde sí están más valorados, o al menos un poco más. Pero yo lo tengo claro y quiero desarrollar aquí mi profesión”, afirma rotunda.
Mario Sánchez: 13,980
Igual de contundente se muestra Mario Sánchez Suárez. Con un 13,980 en Selectividad, este moronero, que hizo el bachillerato en el IES Fray Bartolomé de las Casas, de Morón de la Frontera, es el segundo alumno con más nota que cursará desde el próximo septiembre el Grado de Medicina en Sevilla. A sus 20 años, tiene claro que el hecho de que tantas personas que desean estudiar alguna carrera sanitaria se queden fuera es “por el insuficiente número de plazas”. Algo que considera “incongruente” ante los problemas de personal sanitario en el país”. Insta a las Administraciones a actuar . “No faltan ganas de aprender, sino falta de invertir el dinero necesario en lo realmente importante”, afirma rotundo.
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Y es que, a su corta edad, Mario sabe lo que es sudar la camiseta para conseguir lo que uno se propone. El próximo curso vivirá su sueño: formarse como médico en la Universidad de Sevilla. Atrás quedan las piedras en el camino hasta lograrlo. El joven cuenta que le ha costado varios intentos llegar a su meta: realizar la Selectividad tres veces, entrar en el Grado deEnfermería por no tener nota para Medicina y tomar la difícil decisión de dejarla para centrarse en conseguir su sueño, realizar una FP de Grado Superior contra la opinión de todo su entorno que lo consideraba un paso atrás, pero que, finalmente se convirtió en la solución a su problema, que era la baja nota en Bachillerato. “Una mezcla de motivación y disciplina me hizo alcanzar el tan deseado 10 de nota media y lograr un 13,98 que por fin me ha permitido entrar en mi primera opción: Medicina en Sevilla”, afirma.
Tras tan largo recorrido para cumplir su sueño, el joven sigue “sin asimilarlo”. Llega con los pies en el suelo. “Creo que el haber pasado previamente por Enfermería me permite no romantizar la carrera”, admite, reconocedor de que los próximos años serán “difíciles y largos”. “Va a ser una gran carrera de fondo, en la que la planificación y organización del tiempo será fundamental para que la salud mental no se vea demasiado afectada. Pero llego con muchas ganas y espero que sea una etapa maravillosa”, recalca este futuro médico vocacional pero que, reconoce, llegó a beber los vientos de otras varias disciplinas, entre ellas Periodismo, antes de enfocarse en la que pronto será su dedicación profesional.
Jaime Fleming: 13,975
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Las cosas han sido muy distintas para Jaime Fleming Pérez, que ha cursado el bachillerato en el colegio Colón Maristas de Huelva, y se ha situado, a la primera, como la tercera mejor nota en entrar en el Grado de Medicina en la Universidad de Sevilla. En concreto, un 13,975 que, asegura, son el resultado de la “constancia”. “El secreto está en estudiar día a día y no dejar nada para última hora. También en saber desconectar, ya que, estudiar tanto tiempo, puede saturar”, sostiene.
El joven de 18 años asegura que, ser médico, es una decisión vocacional, aunque hay más sanitarios en la familia, y que, aunque siempre pensó hacer Medicina, fue el año pasado cuando le vino la inspiración tras una primera inmersión laboral. “Me hizo darme cuenta de que era lo que realmente me gustaría hacer”, afirma.
Diego Reina Fernández: 13,950
Otro futuro facultativo que está dentro del grupo de los alumnos top de Medicina es Diego Reina Fernández (18 años). Estudió Bachillerato en el IES Seritium de Jerez de la Frontera. Llegar a estar en esta selecta lista tiene detrás dos años de “esfuerzo y constancia”. “Creo que la suma de estas dos aptitudes han sido esenciales”, afirma. Y el resultado en forma de una puntuación de 13,950 en Selectividad ha merecido la pena. “Salí con muy buenas sensaciones de los exámenes de Selectividad, pero la verdad es que fue una muy grata sorpresa ver esa nota tan alta aquella mañana”, recalca.
Estudiar Medicina es algo que fue creciendo poco a poco en su interior por su interés por ayudar a los demás. El empujoncito final lo dio la asignatura de Biología en 4º de ESO. “Ver un poco más cómo funcionaba el cuerpo humano hizo que realmente decidiera estudiar esta carrera”, apostilla.
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Sin pisar aún la facultad, este jerezano al que le gustaría ser cirujano cardiovascular, ya vive enamorado de lo que allí va a aprender. “Me parece una profesión preciosa, ya que consiste en ayudar a los demás, o al menos hacerles sentir mejor y acompañarlos en los momentos más difíciles de sus vidas”, relata. Con todo, su positivismo no resta conciencia sobre el punto en el que se encuentra su profesión soñada. “Cada vez escuchamos más a menudo la inmensa carga que tienen los médicos y lo lento que se mueven las listas de espera en algunas especialidades, aún así, creo que los que seremos médicos el día de mañana, asumimos ese riesgo“, manifiesta. “Por otra parte, también llegamos siendo conscientes de que en el extranjero las condiciones laborales son mucho más atractivas que las que tenemos en nuestro país, lo que podría explicar ese éxodo”, afirma.
Raquel Luque: 13,950
También lo tiene claro la sevillana Raquel Luque Ramírez. “La escasez de trabajadores acontece estos años con mayor visibilidad, además de las condiciones de los médicos”, afirma. Con todo, asegura que este panorama no ha influido “en absoluto” en su decisión. “Si de verdad la medicina es lo que me gusta y lo que me haría feliz en un futuro, no me quiero dejar influir por otros factores”, afirma con bastante madurez esta joven de 18 años que ha logrado entrar en el Grado de Medicina por la puerta grande con el 13,950 conseguido en Selectividad, muy por encima de la nota de corte. “Me costó procesarlo porque, aunque recuerdo salir muy contenta de todos los exámenes y tener esa agradable sensación de poder estar tranquila, no me hubiera imaginado sacar tan buenas notas“, afirma.
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Raquel, que estudió el bachillerato en el IES Galileo Galilei en Montequinto, tuvo claro desde que arrancó el curso el “enorme esfuerzo que tenía por delante”. “Me dije a mí misma que quisiera, o no, tendría que superar nueve meses de perseverancia y dedicación”, sostiene. Su secreto fue su positividad. “Mantuve el mismo pensamiento positivo y confiaba en mis capacidades. A día de hoy, tras haber superado esa meta, me siento orgullosa de mi trabajo y constancia. Pero sobre todo, del modo en que me tomé las circunstancias”, defiende.
Que la joven es de ideas claras denota que desde ya tenga decidida su especialidad. “La psiquiatría es un mundo que me llama mucho la atención y podría pasarme horas escuchando acerca de ella. Comenzó a interesarme desde los inicios en el instituto, y poco a poco mi vena curiosa aumentaba”, dice. La joven apunta alto. Tiene en la prestigiosa psiquiatra Marián Rojas su referente. “No hace mucho me regalaron los libros de la famosa psiquiatra Marián Rojas, un fruto de inspiración para mí”, apostilla.
Llega a la que será su segunda casa durante los próximos seis años con mucha “ilusión” y “ansias” de conocer a sus nuevos compañeros de viaje. Tiene ventaja. Su hermana también está estudiando la carrera de Medicina. “Eso también influyó en mi decisión tras escuchar el temario que estudiaba”, apunta. Pero no fue lo único. “Para mí, el simple hecho de poder ayudar a las personas en los momentos más difíciles de una enfermedad fue lo que sin duda me animó a elegir”, sentencia esta joven apasionada por la Medicina.
Ana Belén Villalba: 13,5
La ursaonense Ana Belén Villalba Romero pone voz a aquellos que entran en el Grado en la Universidad de Sevilla al límite. A los que se vieron fuera pese a lograr una notaza, pero que, en su caso, la segunda convocatoria salvó su sueño de estudiar Medicina en la Universidad de Sevilla y no en la de Málaga, donde sí logró entrar en la primera clasificación.
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El 13,5 alcanzado en Selectividad no le daba tranquilidad. Estaba resignada. “Sevilla siempre ha quedado con una nota de corte mayor, no sólo a nivel de Andalucía, sino que es una de las más altas a nivel nacional”, afirma. Pero orgullosa. “Aún quedando en lista de espera en la primera adjudicación estaba orgullosa y feliz de que podría estudiar lo que quería aunque me tuviese que mover más lejos de casa”, añade. Al final, la segunda convocatoria bajo la nota de corte a un 13,48 y Ana Belén, que estudió bachillerato en el I.E.S. Francisco Rodríguez Marín, dode fue premiada por su excelente expediente, logró su sueño.
Hija de médico de familia, la joven vive de cerca la situación actual de la profesión a la que va a dedicar su vida. “Lo conozco de cerca. Veo en mi padre la sobrecarga de trabajo y, aún así, sin poder satisfacer por completo las necesidades de la población en muchos casos”, relata Ana Belén que, por el momento, esperara a ver el día a día en su formación para decidir o no seguir los pasos de su progenitor en Atención Primaria. “Quiero esperar a estudiarlas en su totalidad para encontrar aquella que más me apasione”, manifiesta.
Quizás por esa experiencia en casa, Ana Belén lo tiene claro y afirma con rotundidad que la actual falta de médicos responde a “una mala previsión” y a “las ausencias de atractivos en algunas especialidades. “Hay sitios y zonas con trabajos penosos y poco reconocidos”, sentencia.
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