Es incuestionable que la Sanidad Pública Navarra está atravesando graves problemas de listas de espera, de accesibilidad en la Atención Primaria, de falta de atractivo para los médicos… que precisan con prontitud cambios coyunturales y estructurales ampliamente comentados ya en diferentes ámbitos. Recalco el término incuestionable porque los datos están ahí, datos ofrecidos por el propio Gobierno de Navarra.
En este contexto, resulta al menos curioso que a nuestro departamento de salud lo que más le preocupa sea el transporte sanitario. Así, en el primer semestre de 2025 comenzará a prestar servicio una nueva empresa pública, Transporte sanitario de Navarra Bidean, S.L. que se encargará del traslado sanitario de pacientes. Al parecer, es un servicio “esencial”. Que las listas de espera estén en máximos (aquí y cuando nos comparamos con otras regiones), que la ley de garantías se incumpla constantemente o que las quejas y reclamaciones estén por las nubes no debe de ser esencial.
Serán distintas percepciones, pero yo lo que escucho continuamente es la dificultad, por no decir imposibilidad, de conseguir una cita en especialidades como dermatología, traumatología, oftalmología… percepciones refrendadas por las estadísticas publicadas mensualmente. Pero al parecer, nuestros gestores sanitarios donde enfocan los problemas de nuestra sanidad es en el transporte sanitario; es como para hacérselo mirar. Como me dice irónicamente mi amigo Javier Carnicero: “esto es centrarse en el core del negocio para prestar la mejor atención al paciente”.
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Otro asunto que previamente también les ha tenido muy entretenidos ha sido la valoración del euskera para las plazas de médicos en el Servicio Navarro de Salud. Resulta rocambolesco que, en un alarmante escenario de falta de profesionales médicos, se valore más el conocimiento del euskera que la tesis doctoral. Al parecer es más importante en determinadas zonas de Navarra saber euskera que saber medicina. De nuevo, el problema de accesibilidad al sistema queda relegado.
Pero lo triste es que mientras nuestros dirigentes sanitarios pasan el rato con estos temas (indudablemente para ellos tendrá su importancia política), no acometen los verdaderos problemas que de verdad importan a nuestros pacientes. Pacientes con nombres y apellidos que esperan meses y meses una prótesis de cadera, de rodilla… viviendo un difícil día a día de dolor e incapacidad.
La falta de enfoque y de rigor de quienes actualmente dirigen la sanidad navarra es francamente llamativa, continuamos con listas de espera nunca antes conocidas, como tampoco nunca antes hemos conocido el actual crecimiento de la medicina privada en nuestra comunidad. Pero lo más preocupante es que todavía no se sabe si entre sus planes está el realizar algún cambio estructural en nuestro sistema sanitario público, o si van a continuar haciendo lo mismo para cosechar los mismos pésimos resultados.
En definitiva, todo se reduce a un problema de gestión sanitaria porque nunca ha habido tantos recursos económicos. Salud es históricamente el departamento de mayor gasto dentro de los Presupuestos Generales de Navarra. En 2024 alcanzó el 26,5% del gasto no financiero, una cifra que se ha incrementado de 1.086 millones de euros presupuestados en 2019 a 1.465 en 2024. Así que, en cinco años, el departamento ha contado con 1.000 millones de euros más. Un nuevo ejemplo de todo ello lo tenemos en el último informe de la Cámara de Comptos (Junio de 2024): “Accesibilidad de la ciudadanía a la Atención Primaria (2018-2023)”. En dicho informe, técnico e imparcial, esta Cámara considera que la accesibilidad a la Atención Primaria demandada por el paciente ha empeorado en dicho periodo. Los datos son irrefutables. En el mencionado periodo la población general se incrementó en un 4% y la de mayores de 64 años en un 11%, pero sin embargo la cantidad de consultas de los médicos de familia disminuyó un 10% y la de los pediatras un 17% en comparación con 2018. Lo más llamativo fue que el gasto medio por persona con tarjeta se incrementó en un 28% en ese mismo periodo.
En resumen, de 2018 a 2023 se incrementó la población, disminuyó el número de consultas y, paradójicamente, gastamos más dinero. ¿No creen que tenemos un serio problema de gestión sanitaria?
Javier Sada Goñi. Médico y miembro del think tank Institución Futuro.
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