Gloria Fas se puso de parto en abril de 2015 y el nacimiento de su primera hija se convirtió en una auténtica pesadilla. Una negligencia médica le ha dejado secuelas irreversibles que la han obligado a llevar pañales durante tres años, a llevar un neuroestimulador y a coexistir cerca de un cuarto de baño.

Según informaciones proporcionadas por la afectada al programa ‘Y ahora Sonsoles’, estuvo “totalmente aislada y encerrada en casa, supeditada a la enfermedad”.

Fas tuvo que luchar durante años para ser indemnizada por mala praxis, pero, finalmente, se reconoció su derecho de ser indemnizada por la Consellería de Sanidad Universal y Salud Pública en la cantidad de 100.000 eurosmás intereses legales desde la fecha de la reclamación.

15 operaciones en nueve años

Todo comenzó cuando, en el parto de su primera hija, los médicos utilizaron una ventosa para facilitar la extracción del bebé, ya que era muy grande. Durante esta intervención Fas sufre un desgarro que no llegan a diagnosticarle.

La afectada siente que pierde el control a la hora de hacer sus necesidades, sin embargo, los médicos le aseguran que es algo usual tras un parto.

A los cinco meses, Fas vuelve a quedarse en cinta y, a los siete meses de embarazo, acude a urgencias ante la incapacidad total de controlar sus heces y su orina.

Los médicos deciden adelantarle el parto y la ingresan en la sala de operaciones para practicarle una cesárea, lo que empeora aun más las cosas.

En total, Fas ha sido intervenida quirúrgicamente en más de 15 ocasiones en nueve años, “todo por no comprobar si existía un desgarro perianal tras dar a luz”. En la sentencia se informa acerca de que la afectada podría haber tenido más posibilidades de curación, de evitar secuelas o de sufrir una sintomatología más leve, si la lesión se hubiese detectado y reparado en el momento del parto.

Actualmente, Fas cuenta con un neuroestimulador que le implantaron quirúrgicamente en abril de 2018, tras el parto de su tercera hija. Gracias a este dispositivo puede hacer planes durante al menos dos horas, lo que la acerca un poco más a poder llevar una vida normal.

Aun así, la afectada explicó que no puede hacer planes que le supongan pasar mucho rato fuera de casa. Tampoco puede hacer esfuerzos y tiene que controlar la alimentación. Además, el neuroestimulador se le puede desconfigurar en cualquier momento y le limita mucho a la hora de realizarse una resonancia magnética o pasar por los arcos de seguridad de un aeropuerto.

“Todo ha cambiado. La incontinencia es algo que asociamos a gente mayor, con un deterioro cognitivo. No te imaginas que una chica joven y sana pueda padecer esto y tenga que ir en pañales. La negligencia me ha aislado, laboralmente estoy mutilada e incluso la vida en pareja se ve muy afectada”, declaró Fas al programa ‘Y ahora Sonsoles’.

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By Diario

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