Si este próximo 29 de agosto Daniel Sanchofinalmente es sentenciado a la pena capital, no tendrá más remedio que buscar el mejor momento para enviarle una carta al Rey de Tailandia. En esta deberá reconocer su culpabilidad durante los macabros hechos acontecidos el pasado 2 de agosto de 2023 en la isla de Phangan y pedir perdón por los mismos para que el Rey Vajiralongkorn le conceda el permiso para conmutar su pena y así poder evitar cualquier riesgo vital. Esa misiva escrita por Sancho deberá ir firmada de su puño y letra y conllevará, cuando sea aprobada, la verdadera cuenta atrás para su regreso a España, que debería ser a partir del octavo año preso siempre y cuando mantenga un buen comportamiento entre rejas y abone la indemnización a la familia de Edwin Arrieta que hubiera marcado el juez. Y entonces, cuando llegue el próximo cumpleaños del monarca, que sería el 28 de julio de 2025, Sancho podría comprobar, si hubiera enviado esa carta, que el corredor de la muerte es solo pasado y la cadena perpetua con final feliz su nueva realidad.
Por larazon.es
Como decíamos, el 28 de julio es una fecha marcada a fuego en el almanaque de todo el pueblo tailandés, que a veces de manera exagerada para los parámetros europeos idolatra a su rey Vajiralongkorn, el cual este año alcanzará los 72 años de edad y que también es conocido como Rama X, ya que es el décimo monarca de la dinastía Chakri. De todas maneras, hay que aclarar que la devoción del pueblo siamés por su actual soberano es infinitamente menor que la que generaba su padre, el Rey Bhumibol, fallecido en 2016, que llegó a reinar el país durante 70 años, todo un récord. De hecho, y como algo absolutamente inaudito, el actual soberano ha comenzado a recibir críticas de su propio pueblo, a sabiendas de que las mismas por lo general llevan a sus ya considerados disidentes a tener que pagar con su libertad por la implacable ley de lesa majestad que no permite ni el más mínimo juicio que se salga de la normalidad. Pero este Rey es también conocido por su extravagancia, sus lujos extremos y por residir la mayor parte del año muy lejos de sus súbditos, concretamente en la región alemana de Baviera.
Una de las marcas de agua del paisaje tailandés son sus gigantografías, ya que en medio de templos imponentes o en rascacielos de incontables plantas, y cómo no, en aldeas rodeadas de jungla o en cualquier paso fronterizo, es habitual toparse con gigantescas fotografías del actual monarca e incluso del anterior al que buena parte de los tailandeses sigue añorando. Imágenes que en no pocas ocasiones sobrepasan los 50 metros de altura y que adornan edificios gubernamentales, de viviendas, estaciones de ferrocarril, o incluso las más pequeñas, farmacias o restaurantes.
Pero los cumpleaños del rey siamés son bien esperados entre la población reclusa de Tailandia y sus familiares, ya que días después del mismo se conceden decenas de miles de indultos o rebajas en las penas por medio de un perdón real que la población entiende como un acto de clemencia de su bondadoso –y muy poderoso– Rey, que trata de ver así mejorada su imagen.
El ansiado perdón real
El llamado perdón real, en realidad, no es más que una decisión tomada entre el Ministerio del Interior de Tailandia y su Departamento de Prisiones. Y aprovechando la suma importancia del Rey y su aniversario, se publica casi anualmente –solo cuando el gobierno no está conformado o durante la pandemia no se ofreció este tipo de gracia– una lista con decenas de miles de reos que han visto mejorada su pena o directamente han sido indultados. Y como Tailandia, donde el turismo es clave en su día a día, no desea que su imagen internacional sea controvertida, siempre que un preso europeo condenado a la pena capital lo solicite le será concedido ese perdón real. En Tailandia, de todas formas, se sigue ejecutando a personas. En 2018, y nada más acceder al trono, el actual monarca para mostrar su fortaleza ante su pueblo mandó ejecutar al ciudadano local Theerasak Longji, de 26 años, sentenciado a muerte por haber matado a otro hombre por celos. Hay que reconocer que en Tailandia esta práctica está en desuso ya que desde esa fecha siguen sin ajusticiarse a presos. Pero eso tampoco significa que la nación haya derogado la pena de muerte.
Si el reo Daniel Sancho fuera condenado a la pena capital este próximo 29 de agosto, ya tendrá parte del camino marcado por su compatriota Artur Segarra, que en 2016 fue sentenciado a muerte por organizar el asesinato de David Bernat, otro ciudadano también español, y descuartizarlo, y por el que fue indultado cuatro años después tras pedir perdón al Rey por carta. Hoy, ocho años después del encarcelamiento de Segarra, éste se encuentra en la rampa de salida para ser extraditado a España donde deberá seguir cumpliendo parte de su pena, aunque ya cerca de sus seres queridos.
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