El candidato republicano a la reelección, Donald Trump, pidió a última hora del viernes su voto a los cristianos prometiéndoles que si le ayudan a ser elegido en noviembre, no tendrán que volver a votar porque su nuevo mandato solucionará todos sus problemas. En un discurso tardío en la llamada Cumbre de Los Creyentes, el expresidente subrayó: “En cuatro años, no tendréis que volver a votar. Lo arreglaremos tan bien que no tendréis que votar”. El acto había sido organizado por el grupo conservador Turning Point Action de Palm Beach (Florida), donde está su residencia habitual.
La campaña republicana rehusó explicar a la agencia Reuters la intención última de la frase, pero no parece que, en su versión ampliada, suscite muchas dudas: “Cristianos, salid a votar, solo esta vez. No tendréis que hacerlo más. Cuatro años más, sabéis qué, estará arreglado, estará bien, no tendréis que votar más, mis hermosos cristianos”, dijo. “Os quiero, cristianos. Soy cristiano. Os quiero, salid, tenéis que salir y votar. En cuatro años no tendréis que volver a votar, lo arreglaremos tan bien que no tendréis que votar”, pidió el candidato, declarado culpable de 34 delitos penales por encubrir con un soborno una relación extramatrimonial con una actriz porno.
Aunque un portavoz de la campaña de la demócrata Kamala Harris, su potencial contrincante en noviembre, se limitó a calificar su discurso de “extraño y retrógrado”, el comentario puede exacerbar los temores de sus rivales políticos sobre la amenaza que el republicano representa para la democracia, que era una de las principales líneas de ataque, y de programa, de la candidatura de Joe Biden. El llamamiento del viernes a los votantes más religiosos suena para algunos a prolongación de la bravata, proferida en una entrevista en diciembre con Fox News, de que si resulta elegido, sería un dictador el primer día, “pero solo el primer día”, para cerrar la frontera con México y ampliar las perforaciones de crudo. Criticado por los demócratas, el republicano dijo que había sido una broma, pero el comentario ha alimentado muchos discursos demócratas y, en concreto, el de Biden cuando afirmó que había que “poner en la diana” a su adversario.
La última arenga de Trump a los cristianos —no es la primera vez que pide su voto— coincide con el lanzamiento este mismo viernes de la coalición Creyentes por Trump y el programa Creyentes y Votos, con la intención de “interactuar con nuestras comunidades y congregaciones religiosas para difundir la visión positiva del presidente Trump sobre la libertad religiosa y nuestro país”, según el comunicado de su campaña. Se trata de un intento de movilizar a esta amplia base de votantes y sobre todo de promover su participación en las elecciones de noviembre, “organizando el registro de votantes en lugares de culto dentro de Estados clave en disputa, aumentando la participación al incrementar el voto por correo (…) y movilizando a las congregaciones para que voten en persona de manera anticipada, especialmente durante los dos fines de semana anteriores” al martes 5 de noviembre, fecha de las elecciones.
Si Trump logra un segundo mandato en la Casa Blanca, solo podrá ser presidente cuatro años más. La Constitución limita a dos mandatos, consecutivos o no, la presidencia del país. Pero en mayo, en un discurso a una reunión de la Asociación Nacional del Rifle, un poderoso lobby que no oculta sus simpatías republicanas, Trump bromeó sobre la posibilidad de ejercer más de dos mandatos como presidente refiriéndose a la presidencia del demócrata Franklin D. Roosevelt, que abarcó un total de 16 años. El límite de dos mandatos se añadió tras la presidencia de este.
Las declaraciones de Trump del viernes apuntan a la necesidad de ambos partidos de dinamizar a sus votantes de base ante una lid muy reñida, máxime cuando la candidatura de Harris ha acortado en tiempo récord la significativa ventaja sobre Biden que daban al republicano las encuestas. Trump ha contado con el apoyo leal de los evangélicos en las dos últimas elecciones pese a que su programa electoral pasa esta vez casi de puntillas por dos puntos clave, que sí aparecían en los programas de 2016 y 2020: la prohibición del aborto —Trump defiende que sea competencia de los Estados y no del Gobierno federal— y los matrimonios del mismo sexo.
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Este sábado está previsto que Trump y compañero de candidatura, J. D. Vance, celebren un acto de campaña en Minnesota, un Estado del medio oeste que no ha votado por un aspirante presidencial republicano en 52 años.
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