En el horizonte de la atención médica estadounidense se vislumbra un cambio trascendental que promete remodelar el panorama de la cobertura sanitaria para millones de usuarios. A partir del 1° de enero de 2025, una nueva disposición derivada de la Ley de Reducción de la Inflación entrará en vigor, lo que introducirá modificaciones sustanciales en el programa Medicare, particularmente en lo que se refiere a la cobertura de medicamentos recetados.
Esta reforma, que a primera vista parece ser un paso positivo hacia la reducción de costos para los beneficiarios, también trae consigo una serie de complejidades que podrían obligar a muchos estadounidenses mayores de 65 años a reconsiderar y potencialmente cambiar su plan de seguro médico actual.
En este marco, el programa de seguro médico implementará un nuevo límite de gastos de bolsillo para medicamentos recetados bajo la Parte D de Medicare. A partir de 2025, este tope se establecerá en US$2000 anuales, una medida diseñada para proteger a sus usuarios de los costos exorbitantes de medicamentos. Sin embargo, esta aparente bendición no sería elegible para adultos mayores. Esto podría traer como consecuencia para aquellos que decidan permanecer en estos planes, por lo cual podrían enfrentar multas por inscripción tardía.
Bajo las nuevas regulaciones, muchos planes de empleadores, que anteriormente se consideraban “acreditables”, es decir, que ofrecían una cobertura al menos tan buena como la de Medicare, podrían perder este estatus. La razón es simple: si estos planes no limitan los gastos de bolsillo de los asegurados a US$2000 o menos para medicamentos recetados, ya no cumplirán con los criterios del servicio para evitar penalizaciones por inscripción tardía.
En una entrevista con Newsweek, Chris Fong, especialista en Medicare y director ejecutivo de Smile Insurance Group, explicó que la principal preocupación es que la mayoría de los planes grupales de los empleadores tienen beneficios combinados de salud y medicamentos con un desembolso máximo de bolsillo que generalmente supera los US$2000. “Por lo tanto, el plan del empleador con un desembolso máximo superior a este monto no calificaría como cobertura creíble y sometería al empleado elegible para Medicare a la multa por inscripción tardía”, agregó.
Esta nueva realidad plantea un dilema para muchos trabajadores mayores que han optado por permanecer en los planes de sus empleadores después de cumplir 65 años, ya sea por conveniencia, por costos más bajos o por una cobertura más amplia. Ahora, estos individuos se enfrentan a una decisión crítica: cambiar a un plan Medicare que cumpla con los nuevos requisitos o arriesgarse a incurrir en penalizaciones significativas y permanentes.
La multa por inscripción tardía se calcula como el 1% de la “prima base nacional del beneficiario” (que es de US$34.70 en 2024) por cada mes completo que una persona elegible para Medicare no tuvo cobertura de la Parte D o una cobertura acreditable. Esta penalización se suma a la prima mensual de manera permanente, lo que significa que los costos pueden acumularse rápidamente con el tiempo.
“La multa es mensual, de por vida, y solo se aplicará cuando se inscriban en un plan de Medicare que cubra medicamentos recetados”, agregó Fong. “He visto a personas con multas de hasta un 135%, lo que equivale a US$46.85 adicionales por mes cuando se inscriben en un plan que cubre medicamentos recetados”, finalizó.
A pesar de las complicaciones, la Ley de Reducción de la Inflación también trae beneficios significativos. Entre estos se incluyen:
Además, la nueva medida incluye disposiciones para desalentar los aumentos de precios irrazonables por parte de las compañías farmacéuticas, lo que requiere que estas paguen un reembolso a Medicare si aumentan las tarifas de sus medicamentos más rápido que la tasa de inflación.
Los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS, por sus siglas en inglés) han enfatizado que estos cambios resultarán en menores costos de medicamentos para millones de personas. Sin embargo, la transición hacia este nuevo sistema no estará exenta de desafíos y confusiones potenciales.
LA NACION
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