El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha presentado su nueva Estrategia Nacional 2024 para la Región Ártica, un documento que refleja un cambio significativo en el enfoque estratégico de Washington hacia esta zona de creciente importancia geopolítica. Esta actualización, que reemplaza a la estrategia de 2013, pone de manifiesto la preocupación del Pentágono por la colaboración cada vez más estrecha entre la República Popular China y la Federación Rusa en la región, así como el potencial transformador de las tecnologías emergentes en las operaciones árticas.
La subsecretaria de Defensa, Kathleen Hicks, destacó durante la presentación de la estrategia que las nuevas tecnologías, particularmente la autonomía y la inteligencia artificial (IA), están destinadas a desempeñar un papel crucial en la facilitación de las operaciones en el entorno ártico. “Es imperativo asegurar que los sistemas no tripulados sean capaces de operar eficazmente en estas condiciones extremas, ya sea a través de una mayor resistencia o mediante diseños de bajo costo que justifiquen su despliegue en misiones de alto riesgo”, señaló Hicks.
La estrategia subraya el creciente interés de China en la región, evidenciado por sus trece expediciones de investigación ártica hasta la fecha. Durante estas misiones, Pekín ha probado vehículos submarinos no tripulados y aeronaves de ala fija adaptadas para condiciones polares. Además, la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN) ha realizado ejercicios conjuntos con la Armada rusa en aguas árticas, demostrando su capacidad e intención de operar en la región.
Iris Ferguson, Subsecretaria Adjunta de Defensa para el Ártico y la Resiliencia Global, reveló que el Pentágono ya está implementando IA para el análisis de datos meteorológicos y satelitales, mejorando así sus capacidades operativas en el Ártico. “Hemos procesado eficazmente unas 12.000 imágenes de la Guardia Costera para la detección de objetivos marítimos y estamos trabajando en el análisis de energías acústicas para nuestros submarinos y aeronaves de patrulla marítima”, explicó Ferguson.
La estrategia también destaca la importancia de la reciente adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN, lo que fortalece significativamente la posición de la alianza en el alto norte. Estos nuevos miembros aportan una vasta experiencia en operaciones árticas y en la construcción de buques capaces de operar en aguas heladas, un activo crucial para contrarrestar la creciente presencia rusa y china en la región.
El documento señala que la colaboración entre Moscú y Pekín se ha intensificado tras la invasión rusa de Ucrania, con China financiando la infraestructura de exportación energética rusa en el Ártico y convirtiéndose en un comprador clave de los recursos extraídos en la región. Más del 80% de la producción de gas natural de Rusia y casi el 20% de su producción petrolera provienen del Ártico, lo que subraya la importancia estratégica de la zona.
El cambio climático emerge como un factor determinante en la nueva dinámica geopolítica del Ártico. El deshielo acelerado está abriendo nuevas rutas marítimas y comerciales, lo que ha incrementado el interés internacional en la región. El ministro de Defensa canadiense, Bill Blair, advirtió que para 2050, el océano Ártico podría convertirse en la principal ruta de tránsito entre Europa y Asia, planteando desafíos de seguridad significativos.
En respuesta a estos desafíos, Estados Unidos, Canadá y Finlandia han firmado el Pacto ICE, un acuerdo estratégico para la construcción conjunta de buques rompehielos pesados. Esta iniciativa busca contrarrestar la ventaja rusa en capacidades de navegación ártica y asegurar el acceso de los aliados occidentales a las rutas emergentes.
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