En política una semana puede ser toda una eternidad. La frase, que inmortalizó el primer ministro británico Harold Wilson en 1964 para describir el vertiginoso cambio que solo siete días pueden causar en el incierto terreno de una campaña electoral, recobró todo su sentido a la hora de describir la montaña rusa en la que parece haber entrado la contienda por la Casa Blanca en Estados Unidos.

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De ser un partido en espiral y camino a una derrota segura en noviembre, los demócratas resucitaron de sus cenizas en un abrir y cerrar de ojos tras la intempestiva renuncia del presidente Joe Biden a la candidatura el domingo pasado y la subsiguiente coronación de la vicepresidenta Kamala Harris como la opción más viable para sucederlo.

Hasta este viernes, y casi en tiempo récord, Harris obtenía el respaldo suficiente para convertirse en la nominada del partido en la contienda que se avecina contra el expresidente Donald Trump.

La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris.

Foto:AFP

Si todo sale como está planeado, la vicepresidenta será confirmada de manera virtual este jueves, dos semanas antes de la Convención Nacional del partido, que arranca el próximo 19 de agosto en Chicago.

Pero más allá del hecho puntal que desencadenó la decisión de Biden, lo más sorprendente ha sido la evolución de la misma campaña, que dio un giro de 180 grados, probablemente hacia lo desconocido.

Tan grande ha sido el giro que de defender la edad de Biden y sus capacidades cognitivas para gobernar por cuatro años más, los demócratas hablan ahora de un “cambio generacional” mientras los republicanos responden preguntas por nominar al candidato más viejo de toda la historia (Trump tiene 78 años mientras Harris solo 59).

Hasta hace una semana, el Partido Demócrata estaba moribundo. Era algo que sentían hasta los más fieles. Pero la salida de Biden y el ascenso de Harris les ha devuelto la esperanza

“Hasta hace una semana, el Partido Demócrata estaba moribundo. Era algo que sentían hasta los más fieles. Pero la salida de Biden y el ascenso de Harris les ha devuelto la esperanza. Es como si hubiese caído un rayo que los ha llenado de energía y que se siente un poco como el momento que vivió el país cuando Barack Obama ganó la nominación en el 2008 y luego arrasó en las elecciones. No es claro, para nada, que vaya a suceder lo mismo. Pero la dinámica ha cambiado y de manera radical”, afirma el estratega demócrata Adam Parkhomenko.

Algo, por lo menos, que se ha traducido en niveles de activismo que no se veían desde esa campaña hace 16 años. En las 48 horas que siguieron a la dimisión del presidente, el partido recaudó más de 100 millones de dólares en donaciones –más que Trump a lo largo de todo el mes de junio– y, de acuerdo con la campaña, sumaron 170.000 nuevos voluntarios.

Para este fin de semana tenían previstos 2.300 eventos en todo el país, con un mensaje unificado que ha venido transmitiendo la misma Harris esta semana y a todo pulmón.

Joe Biden da un discurso a la nación para explicar su retiro de la contienda presidencial.

Foto:AFP

“Enfrentamos una decisión mayúscula. Trump nos quiere devolver a un pasado que fue peor. Nuestra apuesta es por el futuro”, dijo la vicepresidenta tras recibir el respaldo de varios de los sindicatos más grandes del país.

La ola tras Harris fue particularmente fuerte entre el electorado más joven del país – menores de 30 años–, un segmento de la población que no conectaba con ninguno de los dos candidatos pero que, tras el anuncio de Biden, inundaron las redes sociales con mensajes de apoyo para la ex fiscal y ex senadora de California.

¿Cómo le va a Kamala Harris en las encuestas en EE. UU.? 

Con el paso de la semana también aparecieron las primeras encuestas tratando de medir el fenómeno Harris y su impacto en la carrera.

Aunque los resultados no despejan el camino, sí confirmaron movimientos significativos. Si bien en la mayoría Trump sigue adelante, el surgimiento de Harris redujo su ventaja de manera considerable.

En la encuesta del New York Times y el Sienna College, publicada este jueves, el republicano obtiene el 48 por ciento de las preferencias frente a un 47 por ciento para la vicepresidenta (dentro del margen de error). Pero lo relevante es el cambio en estas tres semanas. Esta misma encuesta, tomada a comienzos de julio, le daba a Trump 6 puntos de ventaja frente a un alicaído Biden.

Lo mismo se ve en otra muestra de CNN donde Trump obtiene el 49 por ciento versus el 46 de Harris a nivel nacional, pero pierde al menos 3 puntos porcentuales frente a las mediciones pasadas.

La misma tendencia se vio reflejada en los llamados “estados indecisos”, que son los que van a definir esta batalla por la Casa Blanca.

El expresidente y candidato republicano Donald Trump durante un misil en Carolina del Norte.

Foto:AFP

De liderar en todos y con números fuera del margen de error –Arizona, Georgia, Wisconsin, Pensilvania, Michigan, entre otros–, la entrada de Harris a la contienda se traduce en empates virtuales en tres y una estrecha ventaja en los otros dos, según una muestra realizada por Emerson College Polling.

Más interesante aún es el giro que se evidencia en segmentos individuales de la población como afroestadounidenses, hispanos, gente menor de 30 años y mujeres, donde los demócratas mejoran de manera sustancial al reemplazar a Biden por Harris. En promedio, un aumento de 5 puntos en cada uno de estos grupos, que podrían ser vitales en diciembre.

Mientras Trump tiene un techo, Harris todavía no ha llegado al suyo y puede continuar creciendo

Por supuesto, su nombre también causó cierto deterioro en las preferencias de personas mayores de 40 y hombres, lo cual explicaría por qué su ascenso es gradual y no meteórico.

Pero, como decía el análisis que acompañó la encuesta de CNN, “lo que dicen los números no es que Trump no sea el favorito o que el camino de Harris esté despejado. Lo que demuestran es que la candidatura de Harris ofrece una posible vía hacia la victoria, que con Biden ya parecía cerrada”.

Parkhomenko plantea, además, otra arista con relevancia. “Mientras Trump tiene un techo –afirma el analista– Harris todavía no ha llegado al suyo y puede continuar creciendo”.

Simpatizantes de la campaña de Kamala Harris.

Foto:Getty Images via AFP

Algo que ya se está viendo, por ejemplo, en sus índices de popularidad, que pasaron de menos del 38 por ciento en abril y mayo, a más del 46 por ciento esta semana.

Y es probable que la candidata reciba un nuevo empujón durante la Convención Nacional del partido –que suele servir como trampolín– y con la selección de su fórmula a la vicepresidencia. Una decisión que también podría conocerse esta misma semana y que actualmente apunta a dos gobernadores de “estados indecisos” que podrían garantizarle la victoria en ellos: Josh Shapiro, de Pensilvania; o Roy Cooper, de Carolina del Norte. También suena el gobernador de Kentucky, Andy Beshear, que sin provenir de un estado viable (es claramente republicano) podría sumarle muchos votos en el centro occidente del país y con la clase media de raza blanca.

El camino que le queda por recorrer a Kamala Harris en la campaña

Por supuesto, y volviendo al adagio inicial, a la carrera por la Oficina Oval todavía le falta mucho camino por recorrer.

Es incierto, por ejemplo, qué tanto le pesará a Harris el hecho de ser mujer, afroestadounidense e hija de inmigrantes en un país donde el racismo y los estereotipos tienden a pesar.

La vicepresidenta y virtual candidata demócrata a las elecciones, Kamala Harris.

Foto:AFP

En EE. UU., vale la pena anotar, una mujer nunca ha ganado la Casa Blanca y la última vez que se estuvo cerca –Hillary Clinton en 2016– fue el mismo Trump el que la derrotó, aunque por un estrecho margen.

Así mismo, a medida que avance la contienda, la artillería republicana se enfilará contra Harris, a quien ya llaman una liberal extrema y responsable de los fracasos de la administración Biden. Especialmente en lo migratorio, pues fue un tema que encabezó al comienzo de la administración, cuando se presentó un flujo histórico de indocumentados.

Lo que sí está claro, al menos de momento, es que los demócratas arrancan estos 100 últimos días de campaña en una posición muy diferente a la que estaban hace apenas una semana.

Si les alcanzará para derrotar a Trump, es lo que está por verse.

SERGIO GÓMEZ MASERI – Corresponsal EL TIEMPO – WASHINGTON

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