Incluso como candidata a vicepresidenta, Harris ya fue blanco de una intensa andanada de ataques conservadores que afirmaban, entre otras cosas, que había conseguido prominencia política a partir de acercamientos íntimos con otros políticos, un insulto común contra las mujeres en el poder. La retórica contra Harris es parte de lo que un informe del Wilson Center, un grupo de expertos no partidista, describió como un patrón amplio de ataques de género y sexualizados contra mujeres prominentes en el discurso público.
Más recientemente, a esos comentarios se sumaron ataques conservadores que calificaron a Harris como la “zar de la frontera”, parte de un esfuerzo por vincularla con la inmigración, un tema candente para los conservadores.
Los intensos ataques que ha sufrido hasta ahora son solo una fracción de lo que se espera. Trump es muy capaz tanto en la difamación como en la autodefensa política. Juntas, esas dos habilidades se traducen en un potencial excepcional para derrotar a sus rivales políticos una vez que entran en la arena de la campaña presidencial.
Pero Harris también tiene agudas habilidades retóricas que podrían hacer de esta una feroz pelea electoral.
Los hechos alternativos de Trump
Como explico en mi libro ‘Presidential Communication and Character’, Trump es muy hábil tanto para canalizar la ira de la clase trabajadora blanca y convertirla en apoyo político para sí mismo como para c onvencer a sus partidarios de que ignoren los propios fracasos profesionales y personales, bien documentados, del expresidente.
El carácter de Trump genera un desprecio permanente entre los liberales, pero esos votantes respaldarán al candidato demócrata.
En 2016, Trump derrotó a la candidata demócrata Hillary Clinton. También se impuso a varios precandidatos presidenciales republicanos muy conocidos en las primarias, incluidos los senadores Marco Rubio de Florida y Ted Cruz de Texas, y los exgobernadores Jeb Bush de Florida, John Kasich de Ohio y Scott Walker de Wisconsin.
A principios de 2024, Trump despachó fácilmente a otra ronda de republicanos muy experimentados, entre los que destacan el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley.
Al igual que esos otros oponentes, el presidente Biden ha soportado durante mucho tiempo los ataques personales de Trump. Pero en 2020, el apodo original de Trump, ‘Sleepy Joe’, no logró ser tan efectivo como sus insultos dirigidos a otros políticos, y la elección de Biden marcó la única derrota electoral de Trump.
A medida que se acercaban las elecciones de 2024, Trump y las voces conservadoras demostraron una vez más su inmensa influencia en la configuración de las narrativas políticas. Este año convencieron a muchos votantes de absolver a Trump por su mal manejo de la pandemia de COVID-19, de ignorar que conformó una mayoría en la Corte Suprema para revocar Roe v. Wade y estar de acuerdo con él en que las elecciones de 2020 fueron robadas.
En una demostración aún más poderosa de las habilidades de Trump en el marketing político, las encuestas muestran que muchos votantes siguen el ejemplo de Trump y condenan a Biden por las condiciones económicas estadounidenses, que de hecho son bastante buenas.
El desempleo es bajo, el crecimiento de la oferta de trabajo está en auge, los proyectos de infraestructura están en marcha, la inflación es mucho menor ahora que al principio del mandato de Biden y las cuentas de jubilación individuales están repletas gracias a las grandes ganancias del mercado de valores.
Dada la maestría de Trump en las relaciones públicas —y la gran susceptibilidad de muchos votantes a sus narrativas falsas—, uno puede maravillarse de cómo la campaña de Biden ha podido soportar el interminable ataque retórico y mantener la contienda tan reñida como las encuestas muestran que había permanecido hasta hace poco.
Durante un mitin en Grand Rapids, Michigan, el 20 de julio de 2024, Trump atacó tanto a Biden como a Harris, llamando repetidamente al presidente “estúpido” e insultando su coeficiente intelectual. Pero Harris, dijo Trump, estaba “loca”.
“Yo la llamo Kamala la que ríe”, dijo Trump a la multitud. “Se puede saber mucho por la risa. Ella está loca. Está chiflada”.
Una exfiscal contra un delincuente convicto
Ahora que Biden se ha retirado de la campaña, los acontecimientos políticos sugieren que Trump podría estar recibiendo una dosis extra de su propia medicina.
La carrera previa de Harris como senadora que desafió a funcionarios de la administración Trump y a los nominados judiciales del expresidente demuestra que ella es una de las funcionarias demócratas más eficaces a la hora de exigir cuentas a los republicanos.
Su carrera como fiscal general también le permite utilizar temas de ley y orden para luchar contra el primer expresidente convicto por un delito en Estados Unidos.
La salida de Biden puede brindar otra gran oportunidad para que Harris de un vuelco a la retórica de asesinato de reputación, ya que el enfoque en la edad ahora puede volverse en contra de los republicanos. Trump ahora tiene el récord como el candidato presidencial de mayor edad de un partido importante, y es probable que un tema clave que utilizó contra Biden se vuelva en contra del expresidente.
Para los votantes, promete ser una temporada de campaña de tierra quemada.
*Stephen J. Farnsworth es profesor de Ciencias Políticas y Director del Centro de Estudios de Liderazgo y Medios de Comunicación de la University of Mary Washington
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