Si hay algo que define a Armando Benedetti son los escándalos. El hoy embajador ante la FAO es una papa caliente por la información detallada que dice conocer de la campaña del presidente Gustavo Petro y de la que se supo el año pasado con los mensajes de audio, intimidantes, que le envió a Laura Sarabia. Por eso ahora, cuando se conoce que Benedetti agredió a su pareja en Europa, en la Casa de Nariño no saben qué hacer.
Benedetti fue jefe de debate de la campaña; luego embajador de Colombia ante Venezuela, en donde inició el proceso de reactivación comercial en la frontera; salió del Gobierno por los gravísimos audios que él mismo le enviaba en notas de voz a su exasesora Sarabia; y regresó para ser embajador de Colombia ante la Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas en Roma. Sus críticos en política se preguntan cuántas vidas tiene.
Benedetti parece tener muchas más que un gato. El último escándalo que lo rodea es el de un incidente que vivió con su esposa, Adelina Guerrero (hoy en proceso de divorcio) en España el pasado 30 de junio. El caso es tan grave que la Cancillería confirmó que llamó a Benedetti a Bogotá para que explique lo sucedido en España. Guerrero aparentemente sufrió una agresión por parte del embajador en un lugar público en Madrid, lo que hizo que la Policía tuviera que llegar a la escena e inició una pesquisa que se mantiene abierta.
EL COLOMBIANO buscó a Adelina, quien dijo que por ahora, dado la situación familiar, no se referiría a los detalles de la historia pero no negó la agresión. Según la información que conoció este diario, la agresión no fue menor y habría sucedido cuando el embajador regresaba de un viaje antes de volver a tomar camino hacia Italia. Una fuente que conoce la historia aseveró que el embajador tomó un cuchillo en presencia de su esposa y su suegra, Adelina Covo, y cortó varios bolsos de su pareja. Con el mismo cuchillo, habría amenazado a ambas mujeres. Este negó la agresión en su cuenta de X.
Benedetti, con por lo menos cinco grandes investigaciones en la Corte Suprema de justicia, ha estado muy activo en eventos públicos en Italia, incluso con el Papa Francisco. La última vez que vio al presidente Gustavo Petro, en la información revelada a los medios, fue en la visita del presidente a Suecia en la que realizó una reunión con buena parte de sus representantes en Europa. Petro saludó a Benedetti con un abrazo efusivo y el embajador no pudo evitar su alegría de verlo tampoco, lo que denota una buena relación de ambos a pesar de las circunstancias.
Los escándalos de Benedetti
El primer escándalo de Benedetti durante el Gobierno Petro está atado a sus investigaciones en la Corte Suprema. La Sala de Instrucción lo llamó a indagatoria en un proceso por enriquecimiento ilícito y allí no quedaron claros sus movimientos financieros para tener un lujoso apartamento en Bogotá, una oficina en Chapinero y una costosa casa en Puerto Colombia que costó 3.600 millones de pesos, para lo cual, según dijo al tribunal, habría recibido un préstamo sin garantía de Euclides Torres.
Además de esas propiedades, el embajador realizó varios giros de dinero al exterior mientras era congresista por intermedio de su asesora Elsy Mireya Pinzón sin que se pudiera rastrear los recursos. Según su versión, se trataba de transferencias a algunos miembros de su familia que viven fuera del país. Allí incluso habló de Laura Sarabia, de quien dijo era su mano derecha en esos tiempos en su Unidad de Trabajo Legislativo y aseguró que se encargaba de organizarle sus finanzas personales y su agenda.
Benedetti tuvo indagatoria por ese proceso, que es la etapa previa a la definición de situación jurídica en donde se puede ordenar una medida de aseguramiento. La estrategia de su defensa se basó en ese momento en recusar a la magistrada Cristina, Lombana que lo investigaba, y tras su nuevo cargo diplomático primero en Venezuela, las investigaciones de la Corte pasaron a la Fiscalía por la transición del fuero.
También tiene abiertas investigaciones por un caso de recursos para el magisterio en Córdoba, su intervención en una ley aprobada en el Congreso que también le significaba intereses al grupo Torres en la Costa en los trámites automovilísticos, y por el caso Fonade, por el que fueron condenados los congresistas Musa Besaile y el Ñoño Elías en delitos de tráfico de influencias debido a los famosos cupos indicativos a través de proyectos de infraestructura, algo muy parecido a lo que ocurre hoy con la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo. En la Fiscalía De Francisco Barbosa sus casos no se movieron, no hubo decisiones ni avances.
Finalmente, la fiscal Luz Adriana Camargo, tras decisiones de la Sala Plena de la Corte, regresó las investigaciones al tribunal y allí avanzan con futuros llamados a indagatoria que Benedetti deberá responder. Luego, vinieron los audios de Laura Sarabia. Benedetti llevaba meses enviándole notas de voz por Whatsapp a la entonces jefe del gabinete del presidente hablándole en un lenguaje violento y con las declaraciones más graves de un alto funcionario sobre la campaña para la Presidencia.
“Si el presidente no entiende lo que va a pasar, entonces entiéndelo tu. Esa fracesita de que es que no depende de mi sino del presidente es la frase más tonta que he escuchado en política. Esa maricada no me la vayas a aplicar a mi. Me siento peor que el viernes pasado, no es amenaza pero tu me conoces. Nos hundimos todos, nos vamos presos, acabamos todo el hpta Gobierno. Ya me estoy emputando, como me estés mamando gallo vamos a ver qué pasa. No respondo, nos jodemos todos. Necesito una hpta solución”. Las declaraciones, publicadas por la Revista Semana, fueron aún más graves conforme el embajador no conseguía lo que quería: ser nombrado ministro del Interior del Gobierno y regresar de Venezuela.
“Quieres que diga quién fue el que puso la plata. Y prepárense porque yo en cualquier momento reclamo mi espacio político y no lo voy a perder. Si quieres tomarlo como una amenaza, es una amenaza. Porque ustedes ayer me maltrataron y eso no se le hace Benedetti. (…) tu no vales verga, tu de dónde sacas eso. Con tanta mierda que yo sé. Tu crees que a Osama Bin Laden cuando tumbó las Torres Gemelas le importaba una monda su imagen y si lo iban a matar o no lo iban a matar. Pero tumbó las torres gemelas”, señaló.
El embajador dijo en esas grabaciones que sabía de dineros por alrededor de 15.000 millones de pesos solo en el Atlántico no reportados por la campaña. En el Gobierno hay otras acusaciones serias contra hombres en cargos de poder y tomadores de decisiones que tienen antecedentes por conductas contra las mujeres. Este es el caso de Hollman Morris, a quien lo han denunciado públicamente por una supuesta situación de acoso.
El presidente Petro no se refirió al caso hasta ahora, pero lo último que hizo frente a su embajador fue darle el puesto de la FAO que el Gobierno tuvo que reabrir y asignar un nuevo presupuesto. Pase lo que pase con Benedetti, dentro o fuera del Gobierno, su nombre sigue teniendo la capacidad de despertar una sensación de ansiedad al poder por lo que dice que sabe.
La cita de la Cancillería
La investigación disciplinaria al embajador podría terminar en su salida del cargo, porque es un asunto grave que una agresión contra una mujer haya sido cometida por un funcionario diplomático. Si Benedetti no tiene cargo, según quienes lo conocen y trabajaron con él en política, se convierte de nuevo en una papa caliente para el Gobierno que lo ha protegido hasta ahora evitando una prolongación del escándalo tras su pelea pública con Laura Sarabia. El embajador deberá regresar a Colombia a dar explicaciones y en los próximos días será citado también a indagatoria por una de las investigaciones que adelanta la Corte.
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