Con el paso del tiempo, la pérdida de memoria a corto plazo es una experiencia que ocurre con frecuencia en la vida cotidiana. Ejemplos de esto incluyen conocer a alguien y olvidar su nombre, perder las llaves del auto o entrar a una habitación y no recordar por qué se estaba allí. “Es una experiencia universal”, indicó Samantha Holden, neuróloga y directora clínica de neurología ambulatoria de UCHealth, en Estados Unidos, en diálogo con el sitio web Business Inside.

Es importante tener en cuenta que la memoria a corto plazo se refiere técnicamente a eventos que ocurrieron en los últimos 30 segundos. Sin embargo, a este término, a menudo se lo utiliza como “memoria de trabajo”, que describe cómo el cerebro procesa, almacena y recuerda información.

Aunque la pérdida de memoria a corto plazo es una parte normal del envejecimiento, también puede ser causada por condiciones médicas como la depresión o una lesión cerebral, según explica Sanam Hafeez, psicóloga y fundadora de Comprehensive Consultation Psychology Services.

La pérdida de memoria, tanto a corto como a largo plazo, es un síntoma común de una conmoción cerebral, incluso sin desmayo, según Samantha Holden. Estas lesiones cerebrales traumáticas pueden resultar de impactos fuertes en la cabeza, como en accidentes automovilísticos, lesiones deportivas o caídas. La pérdida de memoria a corto plazo por una lesión en la cabeza suele desaparecer en unos meses, pero signos como pérdida persistente de memoria, desmayos, confusión o dificultad para caminar requieren atención médica.

Para apoyar la recuperación del cerebro, es útil escribir las cosas y mantener los objetos en el mismo lugar, ya que “el cerebro ama la estructura y la rutina”, mencionó Holden. Aunque una sola conmoción no suele afectar la memoria a largo plazo, lesiones repetidas sí pueden hacerlo y aumentar el riesgo de demencia. Por ello, es crucial prevenir lesiones en la cabeza usando casco, cinturón de seguridad y evitando riesgos innecesarios.

El envejecimiento es la causa más común de pérdida de memoria a corto plazo, aunque hay ciertas medidas para prevenirlo

El envejecimiento es la causa más común de pérdida de memoria a corto plazo, afectando a alrededor del 11% de los mayores de 45 años y al 40% de los mayores de 60. Lo que pasa es que el cerebro se achica, la comunicación entre sus regiones se vuelve menos efectiva y el flujo sanguíneo disminuye, lo que provoca olvidos y dificultades para realizar múltiples tareas. Sin embargo, esto no afecta la capacidad para vivir de forma independiente.

Para cuidar la memoria, es crucial mantenerse mentalmente activo, hacer ejercicio, dormir bien y llevar una buena alimentación. La pérdida de memoria relacionada con la edad no es preocupante, pero si se olvidan cosas importantes como comer o tomar medicamentos, se debe consultar a un médico. La demencia, que afecta al 7% de los adultos, es diferente del deterioro normal de la memoria.

Los lapsus de memoria ocurren cuando el consumo excesivo de alcohol interrumpe la capacidad del cerebro para transferir recuerdos de corto a largo plazo, resultando en que la persona se despierte sin recordar lo que sucedió mientras bebía. Estos momentos son más comunes con un contenido de alcohol en sangre de al menos 0,16, aunque no es necesario estar completamente borracho para que el alcohol afecte la memoria, mencionó Samantha Holden.

Un estudio de 2021 reveló que cualquier cantidad de alcohol puede reducir la materia gris del cerebro, asociándose con una pérdida de memoria más significativa. “Cualquier ingesta, sin importar la cantidad, tiene efectos negativos en nuestra función cerebral”, reveló la experta. Para moderar estos efectos, es importante evaluar el consumo de alcohol y planificar su reducción. “No tenés que ser un abstemio, pero ten en cuenta que cualquier ingesta frecuente tendrá efectos negativos”, aconsejó.

Durante el sueño sin movimientos oculares rápidos, los recuerdos se almacenan y el cerebro activa el sistema linfático para eliminar desechos y mantener el funcionamiento óptimo del sistema nervioso central. Si este no funciona correctamente, la memoria se ve afectada. Por ende, para mantener una memoria saludable, es crucial dormir entre siete y nueve horas cada noche, implementar una buena higiene del sueño y tratar condiciones como la depresión, el insomnio o la apnea del sueño, que puede afectar la memoria.

Los hábitos saludables son fundamentales para cuidar la memoria

Los trastornos del estado de ánimo, como la depresión, son causas usuales de pérdida de memoria a corto plazo en personas menores de 50 años, explicó Samantha. Estas cuestiones puede afectar la memoria al alterar la química cerebral y la señalización eléctrica en el cerebro. Para manejar este problema, es importante hablar con un médico sobre los síntomas de depresión y buscar tratamiento, que puede incluir terapia de conversación y medicamentos. Aunque algunos pueden ver mejoras en la memoria tras tratar la depresión, otros pueden experimentar deficiencias persistentes.

El trastorno de estrés postraumático (PTSD) es una condición de salud mental que causa ansiedad y flashbacks tras un trauma, con recuerdos intensos del evento. Este trastorno está asociado con una función cognitiva reducida y problemas de memoria a corto plazo. “Además del exceso de memoria de las cosas malas, se minimizan otros recuerdos porque gran parte de la energía se dedica al evento traumático”, explicó la profesional. El tratamiento puede incluir terapia de conversación, terapia de exposición o EMDR, y aunque se investiga si estos tratamientos restauran la función de la memoria, pueden mejorar la calidad de vida en general.

Lo que se come afecta la salud del cerebro y la memoria, ya que la desnutrición puede aumentar el riesgo de pérdida de memoria y empeorar problemas preexistentes. En su estudio, Holden destacó la importancia de nutrientes como la vitamina B1 y B12, cuya deficiencia está asociada con problemas de memoria, y los síntomas de deficiencia incluyen anemia y debilidad. Para prevenir estos problemas, se recomienda una dieta rica en macronutrientes, como la dieta mediterránea, que incluye mariscos, carnes magras y alimentos integrales. “Lo que es bueno para el cuerpo también es bueno para el cerebro”, señaló.

La pérdida de memoria a corto plazo es común y generalmente no conduce a demencia ni a pérdida grave de la memoria. No obstante, en raros casos puede ser un signo temprano de demencia, como el Alzheimer. Esta preocupación surge cuando la pérdida de memoria lleva a un deterioro cognitivo leve (DCL), donde las personas experimentan problemas de memoria notables, pero aún pueden funcionar en su vida diaria.

Según Samantha Holden, aunque se observan deficiencias objetivas en pruebas de memoria y pensamiento, las personas con DCL siguen siendo independientes. Aproximadamente, el 10-15% de las personas con DCL desarrollarán demencia. Por ello, es crucial que consulten a un médico para un diagnóstico temprano y tratamiento, lo cual puede retrasar la aparición de la demencia y ayudar a prevenir síntomas más graves.

LA NACION

[
,
,

By Diario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *