La rápida inclusión en el índice es “un reconocimiento a nuestra propuesta”, asegura el presidente y CEO de la compañía en una entrevista a EXPANSIÖN. Su prioridad es cumplir con los compromisos con los inversores.

Puig Brands, la empresa familiar de productos de belleza propietaria de marcas como Rabanne, Carolina Herrera o Charlotte Tilbury, se incorporará el próximo lunes, 22 de julio, al Ibex 35, tan sólo dos meses y medio después de su debut en la Bolsa española, el pasado 3 de mayo, en la mayor colocación bursátil en lo que va de año en Europa.

En una entrevista a EXPANSIÓN, la primera desde el estreno en el parqué, Marc Puig Guasch (Barcelona, 1962), presidente, consejero delegado y nieto del fundador de la centenaria compañía de fragancias, moda, maquillaje y cuidado de la piel, asegura que la entrada en el índice selectivo “da credibilidad al proyecto de Puig. Es un reconocimiento de una forma de hacer y de una propuesta”.

“Al foro que ha tomado esa decisión [el Comité Asesor Técnico] era algo que le interesaba y eso supone un reconocimiento a la propuesta y al proyecto que tenemos entre manos”, subraya el directivo, que destaca la rapidez con la que se ha producido la inclusión en el Ibex.

La compañía catalana cerró este jueves con una capitalización de 15.103 millones de euros, aunque únicamente cotizan las acciones de serie B, mientras que los miembros de la familia Puig tienen acciones de serie A con cinco veces más derechos políticos.

Marc Puig asegura que no le preocupa excesivamente la evolución de la cotización de la empresa. “No hemos dedicado mucho tiempo a mirarla, pero es verdad que si estuviera muy por debajo o muy por encima me habría llamado la atención”, afirma.

“Lo que sí me preocupa es hacer aquello a lo que nos hemos comprometido, cómo vamos respecto a los compromisos que hemos asumido y a los objetivos que nos hemos marcado. A eso sí que le dedicamos tiempo”, dice. Y añade: “La evolución que ha tenido la acción es una ratificación de que la valoración a la que salimos a Bolsa parece ser la que el mercado y los inversores consideran correcta”.

“Es una decisión muy meditada y, de momento, las razones por las que salimos a Bolsa siguen siendo válidas. Pensamos que la combinación del largo plazo que da la familia con el rigor y el escrutinio del mercado puede ser útil para superar los retos”, argumenta Marc Puig.

Cuando se le pregunta si en alguna ocasión se ha arrepentido de saltar al parqué, el directivo es claro: “Todavía no, es algo muy reciente; preguntémelo dentro de cinco ó diez años”, comenta sonriente.

La operación era “una respuesta a una situación estructural , pero también temporal nuestra, que era independiente de si el mercado está caliente, frío, abierto o cerrado”, explica en referencia a la transición entre la tercera y la cuarta generación familiar.

El presidente de Puig entiende que otras empresas españolas hayan frenado o aplazado sus planes para salir a Bolsa, quizás porque “no han encontrado de momento la respuesta de los inversores que esperaban”. “En nuestro caso el proyecto era atractivo, lo suficiente como para que los inversores dieran su apoyo. Sentimos que ese apoyo existía y por eso seguimos adelante”, recuerda.

El papel de CriteriaCaixa en el capital del grupo

En la operación jugó un papel relevante CriteriaCaixa, el hólding inversor de la Fundación La Caixa, que adquirió el 3,05% en la OPV. “Nuestra propuesta es atractiva para los inversores de largo plazo como Criteria”, afirma. “Su entrada en Puig coincide con un cambio en su planteamiento inversor y una compañía como la nuestra les encajaba. Criteria es un inversor sólido, serio y solvente y nos ha hecho mucha ilusión que estuviera en el proyecto”, agrega Puig, quien recalca que la mayoría de los inversores que han apostado por el grupo son internacionales.

Antes del debut bursátil, Puig incorporó a su consejo como independientes a María Dolores Dancausa, expresidenta de Bankinter, y Tina Müller, exdirectiva de Henkel, Opel y Douglas. “Hay margen para nombrar nuevos consejeros”, indica Puig, que avanza que algunos vocales dejarán el órgano de gobierno “porque llevan muchos años y hay que cumplir con lo que dicta la CNMV”.

“Ninguna rama de la familia quiere vender”

Marc Puig reconoce que la decisión de que sólo coticen las acciones de serie B, con cinco veces menos derechos políticos que los títulos en manos de la familia, no es del agrado de algunos inversores. “Como mecanismo, por principio, a algunos no les gusta, pero hay otros a los que les refuerza la convicción de que detrás de este proyecto hay una familia con voluntad de seguir al frente. Por lo tanto -sostiene- la media no es necesariamente a favor, pero también ha habido quienes lo han valorado porque no es una excepción.Ocurre en otras empresas del sector”.

Puig defiende la fórmula escogida por el grupo para aglutinar en una sola compañía, el hólding Exea Empresarial, todas las acciones en poder de la familia y asegura que “no hay ninguna rama que quiera vender”. Con la salida a Bolsa, la familia redujo su participación al 71,7%, si bien Exea mantiene el 92,66% de los derechos políticos. “Tenemos una estructura en la que toda la participación de la compañía se canaliza a través de un único instrumento societario”, señala Puig.

“Podíamos haber utilizado -detalla- un sistema en donde las ramas o los individuos participaran directamente de la compañía cotizada y eso les podría dar libertad para vender o liquidar parcial o totalmente su participación, pero hemos decidido trabajar con un mecanismo conjunto donde la familia tiene una voz única en la empresa”. Puig admite que “eso tiene la dificultad de que estás muy atado respecto a los grados de libertad para generar liquidez, aunque existen mecanismos de redención; pero en una compañía que tiene la intención de pagar un dividendo recurrente, eso debería ser suficiente para satisfacer las necesidades de los accionistas”.

“Salimos a Bolsa en un escenario de transición generacional”

La razón por la que salimos a Bolsa es porque estamos en un escenario de transición generacional”, subraya Marc Puig, que no pone fecha a la incorporación de la cuarta generación familiar al negocio. “Mi abuelo -relata- dejó el rol ejecutivo a sus hijos a una edad relativamente temprana porque pensaba que estaban mejor preparados, y la generación de mi padre fue dejando también progresivamente las riendas cuando pensaron que era adecuado hacerlo. Nosotros lo haremos, espero, pero no sé cuando será eso”, afirma Puig. El máximo responsable de la compañía asegura que no está en el horizonte un desdoblamiento de las funciones de presidente del consejo de administración y de consejero delegado, que recaen actualmente en su persona, y recuerda que él será el último Puig con poderes ejecutivos en la empresa familiar.

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Por Diario

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