Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en Chile, representando más de una cuarta parte de todas las muertes registradas cada año, cerca de 30 mil en total. En 2022, representaron el 23% de todas las muertes en el país.
Entre estas afecciones, se encuentran también los aneurismas, que son dilataciones anormales de las paredes de las arterias, que se asemejan a un globo a punto de reventar. Aunque pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo, son más frecuentes en las arterias del cerebro y la aorta abdominal, pudiendo causar hemorragias fatales en ambas partes del cuerpo.
En este contexto, una pionera investigación liderada por Alejandra San Martín, investigadora del Instituto de Ciencias Biomédicas de la UNAB, podría abrir nuevas vías de tratamiento para los aneurismas y otras enfermedades del sistema cardiovascular.
La académica junto a su equipo descubrió una droga denominada TIC10, la cual sería capaz de activar una proteína (ClpP) que controla el comportamiento de las células musculares lisas en los vasos sanguíneos, permitiendo que estas mantengan su función en nuestro organismo y así poder reducir significativamente el desarrollo de aneurismas en modelos animales.
“Nosotros estudiamos las células musculares que están en los vasos sanguíneos. Estas células se alteran durante enfermedades como los aneurismas vasculares y pierden su función. En esta investigación, describimos un nuevo mecanismo por el cual las células de la musculatura lisa vascular preservan su función incluso cuando se asemejan las condiciones patológicas de un aneurisma” explica San Martín.
La posibilidad de un tratamiento dirigido
El estudio, además, permite entender los mecanismos que llevan a la pérdida de la función de las células musculares. Según la científica, es de suma importancia, pues se abre la posibilidad de intervenir y ayudar a estas células a preservar su función normal en condiciones patológicas e inhibir el avance de enfermedades vasculares. “En el caso particular de los aneurismas, es muy interesante porque es una enfermedad que no tiene ningún tratamiento dirigido”, enfatiza.
“Una de las ventajas de la droga que probamos es que está actualmente en ensayos clínicos avanzados para el tratamiento de ciertos cánceres. Por lo tanto, se podría reutilizar para el tratamiento de aneurismas aórticos. Aun así, hay muchas pruebas que se deben realizar antes de usarla en pacientes, pero el hecho de que esté en ensayos clínicos de fase III hace este camino más corto y prometedor”, agrega.
San Martín cuenta que llegar a estos hallazgos tomó cerca de ocho años en los que vienen trabajando en esta línea y, además, tuvo que sortear el traslado de su laboratorio de Estados Unidos a Chile en plena investigación, luego de 20 años en el país norteamericano.
La docente UNAB cuenta que aún quedan algunas preguntas por responder para explicar la figura completa de la relación entre esta proteína y las células musculares, pero que se siente satisfecha por los resultados, sobre todo por su potencial terapéutico en el tipo de enfermedades que más aquejan a la población.
“Por otro lado, estamos interesados en generar nuevas familias de compuestos que activen esta proteasa y que puedan usarse como posibles terapias innovadoras”, concluye.
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