El que iba a ser el momento de la gran redención de Joe Biden, el día en que iba a demostrarle a su partido y al electorado que las preocupaciones sobre su estado mental son infundadas, ha sido un fracaso. Sí, es cierto, el presidente norteamericano presidió una cumbre de la OTAN, se vio con una treintena de jefes de estado y logró nuevas ayudas a Ucrania, pero lo que quedó de ese esfuerzo fueron dos graves errores cometidos antes y durante una esperada rueda de prensa.

Primero, durante una ceremonia con Ucrania, Biden confundió a Volodímir Zelenski y lo llamó «presidente Putin». Después, durante la rueda de prensa, dijo que si no pensara que «el vicepresidente Trump podría llegar a ser un buen presidente, no lo hubiera elegido» para el cargo. Se refería a Kamala Harris.

En realidad, Biden dio un discurso de campaña en lo que en principio iba a ser una rueda de prensa al final de la cumbre de la OTAN de la que era anfitrión. Los primeros minutos de su comparecencia los invirtió el presidente en criticar a Donald Trump por sus críticas a la OTAN y por su cercanía a adversarios de la alianza, como Rusia. Lo hizo leyendo un discurso del teleprompter, con ánimo y tensión.

Después, Biden tomó preguntas de periodistas, de una lista que le habían dado de antemano. En una pequeña sala del centro de congresos de Washington, altos funcionarios de su administración se sentaron en primera fila. La prensa tomó asiento atrás.

El presidente se mostró combativo, a veces visiblemente molesto por las dudas suscitadas por sus errores. En un momento dijo: «La única pregunta que se tienen que hacer es si estoy haciendo mi trabajo bien». En otro, pareció que culpaba a su equipo de estar a veces cansado, por llenarle la agenda de compromisos. Al final, afirmó: «La edad te da sabiduría». Lo hizo tras responder a varias preguntas, muchas de ellas sobre política exterior.

Cometió otros errores. En un punto dijo que se dejaba asesorar por «mi comandante en jefe», cuando él es el comandante en jefe. Se refería, a tenor de lo que dijo después, a su jefe de gabinete, Jeff Zients.

Ya sin equivocarse, Biden dijo que los aliados europeos le han pedido que se mantenga y gane las elecciones, porque el regreso de Trump sería «un desastre». «Eso preocupa a Europa», dijo Biden. «Soy la persona mejor cualificada para asegurarse de que Ucrania vence, que Europa se mantiene fuerte», añadió.

Preguntado por si se siente incapaz por la edad, el presidente respondió: «Miren la cumbre que he organizado. La idea de que alguien sugiera que no hemos tenido una conferencia increíblemente exitosa… ¿Cuántas veces escucharon en esta conferencia, sé que suena muy egoísta, a otros líderes, jefes de estado, dándome las gracias, diciendo que la razón por la que estamos juntos es por Biden?», dijo el presidente.

Previamente, Biden conmocionó a los demás socios de la OTAN en el acto en el que dio paso al presidente de Ucrania, Zelenski, pero le llamó «presidente Putin». «Ahora quiero darle la palabra al presidente de Ucrania, que tiene tanto coraje como determinación, señoras y señores, el presidente Putin», dijo Biden. Tras un silencio y miradas de pánico entre otros líderes, como el canciller alemán Olaf Scholz, Biden se corrigió, volviendo al micrófono: «Va a vencer al presidente Putin, es el presidente Zelenski».

La continuidad de Biden, en cuestión

Los errores han puesto en evidencia el deterioro cognitivo de Biden, que tiene 81 años. Esta cumbre iba a ser el foro en que Biden iba a despejar las dudas sobre su estado de salud, tras las críticas crecientes en su partido.

Desde su intervención en el debate presidencial del 27 de junio frente a Donald Trump, Biden se ha enfrentado a duras críticas dentro de su partido por su estado de salud y su avanzada edad. Durante aquel debate, el presidente se mostró decaído y en muchos casos no fue capaz de acabar sus propias frases, expresándose a veces de forma incoherente.

En estas pasadas dos semanas han ido aumentando las voces dentro del Partido Demócrata que han pedido a Biden que facilite un relevo y se retire de la candidatura. El presidente ha participado en tres viajes de campaña en Carolina del Norte, Wisconsin y Pensilvania, y ha dado tres entrevistas de radio y de televisión, además de llamar a un magazín matutino.

En ninguna de esas intervenciones, Biden ha sido capaz de calmar los ánimos en su partido. A diputados y algún senador se han unido famosos en la órbita demócrata que han recaudado muchos millones en esta y otras campañas, como el director Rob Reiner o el actor George Clooney. Todos han pedido a Biden que deje paso a otro candidato antes del congreso del partido, que tendrá lugar en agosto en Chicago.

En los pasados meses, la Casa Blanca ha minimizado las preguntas de la prensa sobre el estado de salud del presidente. Ante patentes despistes, confusiones y tropiezos, los portavoces del presidente han dicho que estos eran simples anécdotas, y que el presidente había sido sometido a los habituales chequeos médicos y estaba bien de salud.

Antes de que el presidente diera la conferencia de prensa de este jueves, la primera desde noviembre de 2023, una docena de diputados demócratas, de un total de 212 con escaño en la Cámara de Representantes, habían pedido su marcha. Los últimos, Brad Schneider, de Illinois, y Greg Stanton, de Arizona, dijeron ambos que es hora de que el presidente «pase la antorcha a una nueva generación», en unos términos casi idénticos.

Hasta la rueda de prensa, el equipo de Biden ha logrado contener con gran esfuerzo las críticas, sobre todo logrando el apoyo de algunos de los demócratas más a la izquierda. Tanto las diputadas Alexandria Ocasio-Cortez e Ilhan Omar como el senador Bernie Sanders (que técnicamente es independiente pero en la práctica es parte del bloque demócrata) han apoyado abiertamente al presidente y dicen que creen que va a ganar a Trump en las elecciones de noviembre.

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By Diario

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