En la última semana, Santiago Caputo se metió de lleno en su papel de estratega político para blindar la investidura de Javier Milei de las esquirlas que esparció el estallido del PRO previo a la firma del Pacto de Mayo. En una doble jugada, se comunicó con Patricia Bullrich para que deponga sus armas contra Mauricio Macri y envió mensajes con verdades a medias para convencer al expresidente de que asistiera a Tucumán.

El asesor con despacho en el primer piso de la Casa Rosada calculó que la pelea intestinal del PRO, intensificada durante los días previos al encuentro en Tucumán, podía arrastrar al Gobierno a una nueva crisis política. De haber sucedido, la administración libertaria ni siquiera habría contribuido a sus causas iniciales y tendría muy poco margen para resolverla. Una agudización de la pelea entre Bullrich y Macri podía afectar los acuerdos legislativos entre ambos sectores.

Es por eso que Caputo llamó en persona a la ministra de Seguridad para pedirle que dejara atrás sus diferencias con el exmandatario, convencido de que su pelea por quedarse con la presidencia de la Asamblea del partido le generaría problemas al jefe de Estado. Orgánica a su nuevo partido -al que de todos modos no se afilió-, la ministra se cuadró y hasta saludó a Macri en la gélida noche tucumana, pese a que días antes el diputado Martín Yeza, el guardaespaldas de Macri, se había quedado con el lugar que el ingeniero le había prometido tiempo atrás.

Santiago Caputo y el estallido del PRO

Como parte de la misma maniobra de blindar a Milei, el asesor también le envió mensajes al expresidente. La última vez que se vieron en persona fue a mediados de abril en la casa que Macri tiene en Acassuso. Luego, sólo intercambiaron algunos mensajes de WhatsApp. Ambos se recelan.

Para evitar el faltazo de Macri, que hubiera sido la comidilla del acto en Tucumán, Caputo se comunicó con él a través de intermediarios institucionales y por correo electrónico. De un lado respondía la secretaria de Macri y del otro, la cuenta institucional de la Secretaría General de la Presidencia.

La comunicación comenzó cuando el Gobierno le envió la invitación formal al acto y el exmandatario respondió con un mensaje ambiguo: “Recibimos la invitación”. La contestación dejaba entrever un posible faltazo, con el que hubiera acelerado su estrategia de diferenciación de la Casa Rosada. No fue una puesta en escena: algunas de las personas que viajaron en el mismo avión privado que Macri la noche del lunes le dijeron a Letra P que el expresidente había decidido ir recién a último momento por un mensaje que le habría enviado el propio Milei. En la Casa Rosada desmintieron tal versión y atribuyeron su asistencia a una maniobra discursiva mucho más sencilla pergeñada por Caputo.

854423-whatsapp-20image-202024-07-09-20at-2019-41-35.jpeg

Mauricio Macri, en Tucumán.

En el intercambio de correos, el expresidente puso como única condición para asistir que lo dejaran estampar su firma después de la larga espera de vigilia. El Gobierno, Caputo, le respondió de manera protocolar que su firma iba a ser aceptada, aunque jamás le explicitó que sólo quedaría estampada en el libro general de invitados, el mismo en el que escribieron los demás presentes, como el exjefe de bloque de LLA en Diputados, Oscar Zago. El acta del Pacto de Mayo quedó reservada para los gobernadores y Karina Milei.

Antes de regresar a Europa, Macri dejó trascender su malestar por el “destrato” del Gobierno. En la Casa Rosada argumentan que el Pacto no era para que lo firmaran los expresidentes, pero disfrutan en silencio el enojo del titular del PRO. El próximo capítulo de la novela tal vez sea la venganza amarilla.

[
,
,

By Diario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *