Joe Biden y Volodimir Zelenski tuvieron este jueves su novena reunión bilateral y la segunda en un mes, después de su anterior encuentro en la cumbre del G-7 de Italia, donde el presidente de EEUU dio un cierto plantón a los ucranianos al negarse a viajar a la ‘cumbre’ para la paz organizada en Suiza al día siguiente y en lugar ir a lo que de verdad importa a un político estadounidense: un acto con donantes de su campaña para la reelección.
Y, apenas tres cuartos de hora antes de que empezara la rueda de prensa, Biden la volvió a liar. Y a lo grande. El jefe del Estado y del Gobierno de EEUU presentó a Zelenski con estas palabras: “Ahora voy a ceder la palabra al presidente ucraniano, un hombre que tiene tanto coraje como determinación, señoras y señores, el presidente Putin”.
Ni queriendo podría haber salido peor. Biden se dio cuenta, eso sí, inmediatamente de su error, y menos de un segundo después se dio la vuelta y encarando el micrófono dijo: ” ¡El presidente Putin! ¡Usted tiene que derrotar al presidente Putin! ¡El presidente Zelenski! Estoy tan centrado en derrotar a Putin…” Zelenski se lo tomó con humor (¿qué otra cosa podía hacer?) y, al tomar la palabra, dijo, riendo: “Yo soy mejor”. Mejor que Putin, se entiende.
En su visita a Washington, Zelenski, bien aconsejado, ha sido muy cuidadoso en el mantenimiento de unas relaciones muy cordiales no solo con Biden sino, también, con el Congreso, sobre todo desde la llegada a la presidencia de la Cámara de Representantes del trumpista Mike Johnson, con quien se reunió el miércoles. El presidente ucraniano ha aprovechado para deshacerse en elogios hacia Donald Trump, dado que el ex presidente, cuyas simpatías por la Rusia de Putin son manifiestas, es el favorito para ganar las elecciones del 5 de noviembre.
Ucrania se lleva de Washington la promesa de entrar en la OTAN, un considerable refuerzo de sus sistemas antiaéreos para poder frenar los intentos de Vladimir Putin de destruir la infraestructura civil del país, y el anuncio -de efecto más psicológico que real- de que en uno o dos meses los primeros cazabombarderos F-16 empezarán a llegar a Ucrania.
“Son noticias fuertes”, dijo un satisfecho Zelenski. A su lado, Biden repitió el mensaje que lleva lanzando desde que en febrero de 2022 Rusia invadió Ucrania: “Estamos con vosotros, punto”. Del encuentro también formaron parte los responsables de política exterior y de seguridad de ambos países.
Sin embargo, Zelenski también planteó algunas demandas a Washington. El Gobierno de Kiev no ha logrado que el equipo de Biden levante la prohibición al uso de la mayor parte de las armas de largo alcance que ha dado a Ucrania contra objetivos situados en territorio ruso, lo que significa que Putin seguirá lanzando misiles indefinidamente y cada vez en más número. El presidente ucraniano aprovechó su encuentro para pedir públicamente la eliminación de esas restricciones, cuando dijo a Biden que “necesitamos dar algunos pasos rápidos para levantar las limitaciones a nuestros soldados”. El presidente estadounidense no dijo nada, pero los ucranianos creen que el tiempo para hacerlo se acaba, dado que, si gana Trump, la ayuda a su país no va a aumentar sino, más bien todo lo contrario. Y ha visto de primera mano cómo el apoyo político a Ucrania sigue enfriándose en EEUU. Incluso aunque ganara las elecciones Biden, lo que parece improbable, conseguir nuevos programas de ayuda masiva para Ucrania será difícil. Como afirma Matthias Matthijs, del think tank Council on Foreign Relations, “gane Trump o Biden, no veo más ayuda para Ucrania una vez que se acabe el actual paquete”
En esta visita a Washington, Zelenski ha tratado de establecer puentes con Donald Trump, lo que quedó muy visible cuando afirmó el martes que “Putin odia tanto a Biden como a Trump”, y que, aunque los dos políticos estadounidenses son muy diferentes, “ambos aman la democracia”. Es una afirmación bastante increíble en relación a Trump, que siempre ha defendido el principio de la soberanía absoluta y hasta ha expresado su admiración por diversos dictadores (incluido Putin), pero el estado de la política de EEUU en estos momentos no permite a nadie tomarse el lujo de ignorar a Donald Trump.
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