El 27 de junio, a las 11.30 de la mañana, Hollywood vivía uno de sus momentos más emotivos del año. Cientos de personas se agolpaban en el Paseo de la Fama para ver cómo la familia de Jenni Rivera, la célebre cantante californiana de origen mexicano, se reunía para inaugurar la estrella de la artista, fallecida en diciembre de 2012 en un accidente de avioneta. Sin embargo, apenas 10 días después ese trozo de suelo del número 1750 de la calle Vine ha aparecido vandalizado.
Fue el lunes por la mañana cuando varios medios locales de Los Ángeles informaron de que la estrella de la llamada La Diva de la Banda estaba cubierta de pintura negra. Algunos seguidores ayudaron a limpiarla de manera informal, pero poco después la Cámara de Comercio de Hollywood, que se encarga de repartir las estrellas y también de su gestión y su cuidado, enviaba a un limpiador profesional, responsable de cuidar el suelo de terrazo que las rodea, para volver a dejarla a punto. Además, la estrella de Selena Quintanilla, solo dos más adelante de la de Rivera, también estaba manchada.
La vicepresidenta de la Cámara de Comercio de Hollywood, Ana Martínez, explica a EL PAÍS por correo electrónico que, además, hubo “una tercera estrella vandalizada, la de la estrella de cine mudo Heinie Conklin, que también fue pintada”. “No tengo ni idea de por qué ha sucedido”, asegura Martínez. “La policía ya ha enviado sus informes y están investigando lo ocurrido. No, no es una cosa nada habitual”, reconoce.
Se desconocen los motivos por los que precisamente la estrella de Rivera, la número 2.783 del Paseo y la más nueva, ha aparecido vandalizada. La segunda de los cinco hijos de la difunta artista, Jacqie Marín Rivera, también cantante y actriz, ha explicado en sus redes que se enteró de lo ocurrido a través de una fan y que se ha sentido “enojada”, “encabronada más bien”. “Pero me mandaron fotos y vídeos los fanáticos […]. Se pusieron a limpiar las estrellas porque no solamente era la estrella de mi mamá, que fue vandalizada, pero también la de Selena. Ellos limpiaron las dos estrellas lo mejor que pudieron, y mandaron al Chamber of Commerce of Hollywood”, relata. “Me voy a enfocar en lo bueno y esos fanáticos que tomaron el tiempo en limpiar la estrella de mi mamá, quiero llorar porque se me hace tan bonito, muchas gracias a esos fanáticos, muchas gracias con todo mi corazón por amarla tanto”. “Les duele que está triunfando, no solo mi mamá sino todas las mujeres”, argumenta Marín Rivera en su perfil de Instagram, con casi dos millones de seguidores.
A pesar de lo que su nombre puede indicar, el Paseo de la Fama no es una de las zonas más glamurosas de la ciudad, ni de las más cuidadas. Esa zona de Hollywood Boulevard —con 38 millones de turistas anuales, la más visitada de la ciudad, según cifras de The New York Times— está llena de bares de copas, de tiendas de recuerdos baratos y de personas sin hogar que duermen en los soportales y que aprovechan las sobras de los muchos restaurantes de comida rápida del lugar, plagado de turistas, para poder comer. Así que la basura y la suciedad campan a sus anchas, de ahí que el Paseo se haya convertido en unos principales objetivos que la ciudad quiere poner al día de cara tanto al próximo Mundial de 2026 como a los Juegos Olímpicos de 2028, los siguientes después de los de París. Sin embargo, no es habitual que sus estrellas aparezcan estropeadas a ese nivel.
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