La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva años alertando sobre una serie de bacterias peligrosas que representan una amenaza significativa debido a su resistencia a múltiples antibióticos. Estas bacterias multirresistentes son especialmente preocupantes en entornos hospitalarios y residencias de ancianos, donde afectan a pacientes que requieren cuidados intensivos y dispositivos médicos externos.
Entre las bacterias listadas por la OMS, el grupo denominado de “prioridad crítica” incluye a la peligrosa Acinetobacter baumannii, conocida por su resistencia extrema a los tratamientos antibióticos convencionales. Esta bacteria puede causar infecciones graves en heridas y pulmones, y es una de las mayores preocupaciones en contextos clínicos debido a la dificultad de su erradicación.
Las bacterias son organismos unicelulares procariotas ubicuos en el medio ambiente, y su rol en enfermedades humanas es bien conocido. Sin embargo, muchas también son beneficiosas y forman parte de la microbiota normal del cuerpo humano.
En el cuerpo humano coexistirían aproximadamente diez veces más células bacterianas que células humanas, distribuidas en la piel y el tracto digestivo.
Estos microorganismos, observables solo a través de un microscopio, presentan una variedad de formas, desde esferas (cocos) hasta hélices (espiroquetas). Algunas inclusive pueden sobrevivir en condiciones extremas como las del espacio exterior.
Regularmente, las bacterias no solo se encuentran en todos los hábitats terrestres y acuáticos, sino que también muchas de ellas son indispensables para procesos como la digestión y la síntesis de vitaminas. No obstante, su capacidad de desarrollar resistencia a los antibióticos ha creado una preocupación global sobre la efectividad de tratamientos médicos futuros.
Acinetobacter baumannii se ha convertido en uno de los patógenos más preocupantes en hospitales de todo el mundo. Esta bacteria es conocida por su resistencia extrema a múltiples antibióticos, lo que dificulta su tratamiento y la convierte en un objetivo prioritario en la lucha contra las infecciones nosocomiales.
La multirresistencia a antibióticos es uno de los principales factores que hacen de Acinetobacter baumannii una amenaza global. Esta bacteria ha desarrollado resistencia a una amplia gama de medicamentos, incluidos los carbapenémicos, que suelen ser la última línea de defensa en el tratamiento de infecciones bacterianas.
Además, su capacidad para sobrevivir en diversas condiciones ambientales y su resistencia a los desinfectantes comunes la convierten en un adversario formidable en entornos hospitalarios.
Acinetobacter baumannii puede causar una variedad de infecciones que pueden ser graves e incluso mortales. Las infecciones más comunes incluyen:
- Neumonía, especialmente en pacientes con ventiladores mecánicos.
- Infecciones del tracto urinario, que pueden ser difíciles de tratar debido a la resistencia antibiótica.
- Sepsis, una respuesta inflamatoria severa del cuerpo ante la infección que puede resultar en fallo multiorgánico.
- Infecciones de heridas y tejidos blandos, particularmente en pacientes postoperatorios o con quemaduras.
Estas infecciones pueden ser extremadamente difíciles de tratar y a menudo requieren el uso de antibióticos de amplio espectro y combinaciones de tratamientos.
La transmisión de Acinetobacter baumannii ocurre principalmente en entornos hospitalarios, donde puede propagarse a través del contacto con superficies contaminadas, equipos médicos y a través de manos no desinfectadas del personal sanitario. Factores de riesgo incluyen:
- Estancias prolongadas en unidades de cuidados intensivos (UCI).
- Uso de ventiladores mecánicos.
- Procedimientos médicos invasivos como cateterización y cirugías.
- Sistemas inmunitarios debilitados, que aumentan la susceptibilidad a las infecciones.
La lucha contra Acinetobacter baumannii requiere estrictas medidas de control de infecciones, incluyendo la higiene de manos, el aislamiento de pacientes infectados y el uso prudente de antibióticos. La identificación rápida y precisa de infecciones y la implementación de estrategias efectivas de tratamiento son cruciales para controlar la propagación de esta bacteria peligrosa.
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