El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, está dispuesto a cubrirse del fuego cruzado de las presiones políticas en un momento de inflexión para la economía de Estados Unidos. Powell recordó la semana pasada —de forma inusual— la importancia de la independencia del banco central en un apartado especial de su informe de política monetaria. Mantendrá esa postura este martes en el Sendo y el miércoles en la Cámara de Representantes. Y esa independencia significa, entre otras cosas, bajar o no bajar los tipos de interés antes de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre en función de la economía, y no de la política. El presidente del banco central se ha declarado a la espera de “más datos positivos” para actuar.
“La Reserva Federal ha declarado que no cree que sea apropiado reducir el rango objetivo del tipo de interés de los fondos federales hasta que tengamos más confianza en que la inflación se está moviendo de forma sostenible hacia el 2%”, ha indicado Powell en su declaración inicial. “Los datos del primer trimestre de este año no respaldaron esa mayor confianza. Sin embargo, las lecturas de inflación más recientes han mostrado un modesto avance adicional, y más datos positivos reforzarían nuestra confianza en que la inflación se está moviendo de forma sostenible hacia el 2%”, ha añadido.
Los inversores esperan con gran interés el dato de inflación del mes de junio, que se publica este jueves. Los últimos datos de empleo, aunque algo contradictorios en sí mismos, dibujan un panorama general de enfriamiento del mercado laboral. La economía también ha frenado en seco su crecimiento y el ahorro extraordinario acumulado en la pandemia se ha evaporado. A poco que los precios ayuden, como hicieron en mayo, la Reserva Federal estaría dispuesta a bajar los tipos en la última reunión del verano, la del 17 y 18 de septiembre. Las cotizaciones de mercado conceden una probabilidad de más de dos tercios a ese escenario.
Los tipos de interés están en el máximo de los últimos 23 años, en el rango del 5,25%-5,5%. Los miembros de la Reserva Federal apuntaban en sus últimas previsiones a una única rebaja de tipos de 0,25 puntos hasta final de año, pero había unos cuantos que aún esperaban dos recortes. Powell reafirma una y otra vez que dependerá de los datos.
El banquero central ha hecho un repaso del mercado laboral, donde concluye que un amplio conjunto de indicadores sugiere que las condiciones han vuelto más o menos al punto en el que se encontraban en vísperas de la pandemia: fortaleza, pero no recalentamiento. En cuanto a la inflación, tras la falta de avances hacia el objetivo del 2% en la primera parte del año, “las lecturas mensuales más recientes han mostrado un modesto progreso adicional”. Las expectativas de inflación a largo plazo parecen seguir bien ancladas.
En ese contexto, Powell ha dicho que las reuniones se tomarán reunión a reunión. Nadie espera un movimiento en la de finales de este mes, pero tal vez sí en la siguiente. “Sabemos que reducir la restricción monetaria demasiado pronto o en exceso podría estancar o incluso invertir los avances que hemos observado en materia de inflación. Al mismo tiempo, a la luz de los progresos realizados tanto en la reducción de la inflación como en el enfriamiento del mercado laboral en los dos últimos años, el aumento de la inflación no es el único riesgo al que nos enfrentamos. Relajar la política monetaria demasiado tarde o demasiado poco podría debilitar indebidamente la actividad económica y el empleo”, ha dicho, dando a entender que el foco está ahora en el elegir el momento adecuado para dar el primer paso.
Menos exigencias de capital
Su declaración inicial se ha cerrado con un recordatorio de la independencia operativa que tiene la Reserva Federal por ley y la primera pregunta que han contestado, relativa al efecto de los aranceles que quiere implantar Donald Trump, le ha servido para subrayar que no entra en los temas de campaña. “Nos esforzamos mucho por no comentar información de tipo electoral, simplemente no lo hacemos, y tampoco comentamos la política comercial, tenemos tareas muy específicas e importantes y tratamos de ceñirnos a ellas”, ha dicho Powell.
Sobre lo que sí ha contestado es sobre un cambio de posición en relación con los requisitos de capital para los bancos. Powell ha dicho a los senadores que la Reserva Federal y otros reguladores revisarán una propuesta del año pasado que habría aumentado significativamente la cantidad de capital que los bancos tendrían que mantener para compensar posibles pérdidas. Los grandes bancos estadounidenses se opusieron enérgicamente a la propuesta, alegando que unos requisitos de capital más estrictos les obligarían a reducir los préstamos a consumidores y empresas.
Las entidades financieras estadounidenses lanzaron incluso anuncios televisivos contra la propuesta de implantación plena de Basilea III. Powell ha señalado que los tres principales reguladores financieros (la Reserva Federal, la Corporación Federal de Seguros de Depósitos y la Oficina del Contralor de la Moneda) están cerca de acordar una nueva propuesta que se sometería a comentarios públicos.
“Hemos avanzado bastante y estamos muy cerca de ponernos de acuerdo sobre el fondo de esos cambios”, ha dicho Powell, añadiendo que las autoridades no habían tomado una decisión definitiva. “En mi opinión, al igual que en la de los miembros de la junta, tenemos que presentar una propuesta revisada para que se hagan comentarios durante algún tiempo”, ha añadido, indicando que llevará algún tiempo antes de que la norma definitiva esté en vigor.
Powell no ha dado detalles sobre el contenido revisado. Según Reuters, una de las cuestiones que está en revisión es cómo calcula el banco central la exigencia adicional de capital que impone a los bancos estadounidenses de importancia sistémica mundial (GSIB, por sus siglas en inglés). Las entidades pueden ahorrarse miles de millones gracias a las menores exigencias.
Hacia el final de su intervención, Powell se ha extendido de nuevo sobre la importancia de la independencia ante la pregunta de la senadora demócrata Catherine Cortez Masto, que ha señalado el peligro de que una hipotética victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales la socave. “Es literalmente esencial. Y la buena noticia es que creo que se entiende bastante bien, particularmente en el Capitolio, a ambos lados del espectro político, creo que la gente lo entiende. Tenemos que hacer nuestro trabajo de una manera que esté fuera del proceso político en la mayor medida posible, [aunque] por supuesto, tenemos que rendir cuentas y ser tremendamente transparentes”, ha dicho.
El presidente del banco central también ha subrayado el positivo efecto económico de la inmigración en el crecimiento, aunque cuidándose mucho de pronunciarse sobre la política migratoria. “No nos pronunciamos sobre la política de inmigración. No tenemos ninguna responsabilidad al respecto. No es nuestro trabajo. Solo miramos las cifras e intentamos evaluar las consecuencias económicas de la inmigración”, ha dicho. “[La inmigración] ha mejorado el crecimiento de nuestra economía”, ha señalado, aunque esforzándose por trasladar el mensaje de que “eso no quiere decir que sea algo bueno o malo”.
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