KIEV.- Un gran ataque de misiles rusos en varios lugares de Ucrania mató al menos a 30 personas e hirió a más de 150 el lunes, según las autoridades. Un misil golpeó un gran hospital infantil en la capital, Kiev, donde servicios de emergencias buscaban víctimas entre los escombros.
El ataque golpeó cinco ciudades ucranianas con más de 40 misiles de distintas clases, y remeció edificios de apartamentos e infraestructura pública, indicó en redes sociales el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky.
Al menos 10 personas murieron y 47 resultaron heridas en la localidad de Krivói Rog, en el centro de Ucrania, en lo que el responsable del gobierno local, Oleksandr Vilkul, describió como un ataque masivo de misiles.
En el hospital infantil de Okhmatdyt, los rescatistas buscaban a gente bajo los escombros de un ala parcialmente derruida del centro, dijo Zelensky, y aún no se sabía el número de bajas.
Miles de voluntarios acudieron a retirar ladrillos y escombro. Poco después de que los supervivientes del bombardeo salieran del búnker subterráneo del hospital infantil, una multitud formó una cadena humana para retirar los escombros, pieza por pieza. Vecinos, rescatistas, personal militar y médicos corrieron al lugar tras enterarse de que había personas atrapadas bajo los escombros.
El bombardeo estuvo causado, según las autoridades ucranianas, por un misil de crucero ruso, y destrozó varias partes del hospital. El Ejército ruso negó su responsabilidad y dijo que el hospital fue alcanzado por restos de misiles antiaéreos ucranianos, sin presentar pruebas.
Cuando los misiles empezaron a caer en Kiev, Pavlo Holoviy se precipitó hacia el hospital infantil, en el que su hijo se recuperaba de una operación reciente. Cuando llegó todavía emanaba humo de entre los escombros. El hombre, de 37 años, afirmó que le fue “imposible contener” la emoción tras encontrar a su esposa y su hijo sanso y salvos.
”Honestamente, lo principal era ver a mi mujer y mi hijo, no me fijé en el resto”, dijo Holoviy. Pacientes, personal y familiares corrieron hacia el refugio subterráneo en cuanto sonaron las alarmas este lunes temprano, según Natalia Svidler, de 40 años.
”Escuchamos un estruendo y entonces el techo del sótano se hundió un poco”, contó Svidler, cuyo hijo, Illia, debía ser operado esta semana.”Todo el mundo se asustó mucho, por supuesto. Todos empezaron a gritar y a correr”, relató.
“Por alguna razón, siempre pensamos que Okhmatdyt estaba protegido”, dijo Nina, una empleada del establecimiento, de 68 años.
“Estábamos seguros al 100% de que [los rusos] no atacarían aquí”, dijo a AFP, contando cómo el personal sanitario se puso a trasladar lo más rápido posible a niños conectados a un gotero intravenoso, al refugio subterráneo. “¡Que me mataran a mí! ¡Yo ya he vivido! Pero por qué estos niños”, se preguntó.
En los vestíbulos y en los alrededores del hospital, donde los rescatistas fueron desplegados en busca de supervivientes, había charcos de sangre y cristales rotos. ”Las instalaciones están destrozadas. En esta situación, probablemente sea imposible trabajar”, dijo Oleksander, un médico del hospital.
“Es muy importante que ahora el mundo no guarde silencio sobre ello y que todo el mundo vea lo que es Rusia y lo que está haciendo”, dijo Zelensky en redes sociales.
El ataque se produjo la víspera de una cumbre de tres días de la OTAN en Washington, en la que la alianza trataría de garantizar a Ucrania el apoyo continuado del grupo y ofrecer esperanza de que el país puede superar el mayor conflicto europeo desde la II Guerra Mundial.
El ataque coincidió con la visita del mandatario ucraniano a Polonia, antes de viajar a Washington. Durante la reunión, Zelensky, y el primer ministro polaco, Donald Tusk, guardaron un minuto de silencio por las víctimas de los bombardeos.
Personal médico y vecinos ayudaban a mover los escombros para buscar a niños y personal médico que pudieran estar atrapados debajo. Los voluntarios formaron una línea y se pasaban piedras y restos de uno a otro. Aún salía humo del edificio y voluntarios y trabajadores de emergencias trabajaban con mascarillas.
El ataque obligó a cerrar y evacuar el hospital. Algunas madres se llevaban a sus hijos cargados a la espalda. Otras esperaban en el patio con sus hijos mientras los teléfonos de los médicos sonaban sin que nadie contestara.
En otros lugares de Kiev, el mayor bombardeo sobre Kiev en casi cuatro meses dejó siete muertos y 25 heridos, según las autoridades. El ataque a plena luz del día incluyó misiles hipersónicos Kinzhal, una de las armas rusas más avanzadas, indicó la fuerza aérea. El Kinzhal alcanza 10 veces la velocidad del sonido, lo que lo hace difícil de interceptar.
Los edificios de la ciudad temblaron con las detonaciones. Toda una sección de un edificio residencial de varias plantas quedó destruida en un distrito de Kiev, según las autoridades. Tres subestaciones eléctricas fueron dañadas o destruidas por completo en dos distritos de la ciudad, según la compañía eléctrica DTEK.
El ataque se produjo a una hora a la que había mucha gente en las calles, indicó el jefe de la oficina de presidencia de Ucrania, Andrii Yermal.
Las autoridades aún no habían terminado de evaluar el impacto del ataque, dijo el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko.
Agencias AP, AFP y Reuters
LA NACION
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