El político opositor ruso encarcelado Vladimir Kara-Murza ha sido transferido a un hospital de la prisión, y sus abogados no han podido visitarlo desde el jueves, denunciaron el viernes su esposa y uno de sus abogados.
El hecho se produce cuando el Kremlin continúa una implacable campaña contra el disenso que ha atrapado a miles de personas —prominentes activistas opositores y rusos comunes por igual— desde el inicio de la guerra en Ucrania, en febrero de 2022.
Kara-Murza, de 42 años, fue condenado por traición el año pasado debido a varios discursos públicos en los que criticaba ásperamente al Kremlin. Ha rechazado las acusaciones en su contra, calificándolas como un castigo por alzar la voz contra el presidente ruso Vladímir Putin, y equiparó el proceso con los juicios amañados del gobierno del dictador soviético Josef Stalin. Actualmente cumple una condena de 25 años de prisión, la más dura para un crítico del Kremlin en la Rusia moderna, en una colonia penal de la ciudad siberiana de Omsk.
Los abogados de Kara-Murza acudieron el jueves a la Colonia Penal Número 6 para visitarlo, pero tras varias horas de espera, fueron rechazados por funcionarios de la prisión que afirmaron que él había sido transferido a un hospital de la prisión, dijeron el viernes Yevgenia Kara-Murza y el abogado Vadim Prokhorov en un comunicado publicado en internet. Señalaron que los abogados tampoco pudieron verlo en el hospital el jueves ni el viernes, ya que el personal del hospital los rechazó varias veces mencionando motivos administrativos.
“Los abogados no pudieron ver a Vladimir ni asegurarse de que está bien antes del fin de semana”, cuando no se permiten las visitas, subrayaron Kara-Murza y Prokhorov.
La esposa y los abogados de Kara-Murza han hecho sonar la alarma periódicamente sobre el deterioro de la salud del opositor. Aparentemente, ésta ha empeorado tras las rejas, especialmente debido a que Kara-Murza ha estado varios meses en confinamiento solitario —una práctica que se ha vuelto común contra los detractores del Kremlin, y es ampliamente considerada como una medida para ejercer una presión adicional sobre ellos.
En 2015 y 2017, Kara-Murza sufrió dos envenenamientos casi fatales y desarrolló polineuropatía, un padecimiento que provoca insensibilidad en las extremidades. Aunque recibió tratamiento durante su detención previa al juicio en Moscú, no ha recibido ninguno en la colonia penal de Omsk, aseveró su esposa, Yevgenia, a The Associated Press en una entrevista realizada a principios de este año.
Este año, Kara-Murza, que saltó a la fama como periodista y ha escrito columnas como colaborador del diario Washington Post desde su celda de prisión, ganó el Premio Pulitzer en la categoría de opinión. Ha sido declarado preso político por el destacado grupo ruso de derechos humanos Memorial, y autoridades de Occidente han pedido repetidamente su liberación.
(AP)
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