Una sesión de 30 minutos de ejercicio puede aumentar nuestra proporción de glóbulos blancos que destruyan tumores en el torrente sanguíneo en pacientes con cáncer de mama, según un reciente estudio de la Universidad de Turku (Finlandia) y publicado en la revista Frontiers in Immunology. Estos hallazgos refuerzan el movimiento promovido desde la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), “Ejercicio contra el cáncer”. De hecho, el ejercicio físico puede reducir hasta un 30% el riesgo de cáncer y casi el 20% el riesgo de mortalidad específica por esta razón.
Los glóbulos blancos son las células que conforman nuestro sistema inmunológico, y aunque su función es la de combatir enfermedades e infecciones, no todos ellos destruyen las células cancerígenas. Incluso algunos pueden estimular el crecimiento tumoral. Las células más destacadas en la lucha contra el cáncer son las células T citotóxicas y las células asesinas naturales (o células NK, por sus siglas en inglés), mientras que aquellas que contribuyen a su crecimiento son las células T reguladoras y las células supresoras derivadas de la mieloides.
“El equilibrio de los diferentes tipos de glóbulos blancos determina si el sistema inmunológico actúa para destruir el cáncer o para apoyarlo. Si en la zona del tumor hay más células que destruyen el cáncer que células que lo promueven, el cuerpo es más capaz de combatirlo”, explica la investigadora doctoral Tiia Koivula de la Universidad de Turku y autora principal del estudio.
En el estudio participaron 20 mujeres que sufrían de cáncer de mama y que acababan de ser diagnosticadas, por lo que todavía no habían comenzado con el tratamiento oncológico. Para llevar a cabo el experimento, los científicos les pidieron que pedalearan en una bicicleta estática durante 30 minutos al día, con la resistencia con la que se sintieran más cómodas. Además, se les tomó muestras de sangre antes, durante y después del ejercicio para calcular la cantidad de los diferentes tipos de glóbulos blancos.
Fue entonces cuando los investigadores observaron que las células T citotóxicas y las células NK (los glóbulos blancos que destruyen el cáncer) aumentaron significativamente, mientras que las células T reguladoras que promueven el cáncer y células supresoras derivadas de mieloides no variaron.
“Hemos comprobado que durante el ejercicio aumenta la cantidad y la proporción de células que destruyen el cáncer en el torrente sanguíneo, mientras que la proporción de células que lo promueven se mantiene igual o disminuye. Sin embargo, todavía no está claro si estos cambios observados en el torrente sanguíneo también provocan cambios en el recuento de glóbulos blancos en la zona del tumor”, afirma la doctora Koivula.
Otro de los objetos de estudio de interés de este equipo de científicos finlandeses fue analizar si los diferentes tipos de cáncer de mama afectaban a las respuestas de la proporción de glóbulos blancos al ejercicio. Comprobaron que, cuanto más grande era el tumor, la proporción de células asesinas naturales era menor. Por otra parte, si el cáncer de mama era positivo para el receptor de estrógeno y/o progesterona, el número de células T citotóxicas aumentaba menos que en los cánceres negativos para el receptor de hormonas.
“En nuestro estudio anterior, encontramos pequeños indicios de que el tipo de cáncer de mama podría afectar a los efectos del ejercicio sobre los glóbulos blancos , por lo que queríamos investigarlo más a fondo. Sin embargo, las correlaciones que encontramos no fueron muy fuertes y, por lo tanto, no se pueden sacar conclusiones definitivas de los resultados”, concluyen.
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