Volver a moverse con naturalidad para caminar, bailar o hacer senderismo tras la amputación de una pierna es ya una realidad gracias a la primera prótesis controlada únicamente con el pensamiento, sin ayuda de sensores ni controladores robóticos que mueven la extremidad mediante algoritmos de marcha predefinidos, reveló un estudio publicado en el último número de la revista Nature Medicine.
El estudio de los investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en colaboración con el Brigham and Women’s Hospital, demostró que esta nueva tecnología, probada en Estados Unidos con siete pacientes, permite realizar movimientos más ágiles y rápidos manteniendo el control total en una gran variedad de situaciones.
Hasta ahora, “nadie había sido capaz de demostrar este nivel de control cerebral que produce una marcha natural, en la que es el sistema nervioso humano el que controla el movimiento, no un algoritmo de control robótico”, afirmó el coordinador del estudio, Hugh Herr, que perdió ambas piernas hace más de 40 años a causa de una grave congelación durante una escalada de montaña.
La novedad desarrollada por su equipo de investigación consiste en el uso de una interfaz que vincula la prótesis con el sistema nervioso de los pacientes sometidos a una cirugía especial de amputación que restablece la comunicación entre los músculos agonistas y antagonistas del muñón, lo que permite conservar la percepción de la posición del miembro en el espacio.
Hasta ahora, unas 60 personas en todo el mundo se sometieron a este tipo de operación, que también puede realizarse para la amputación de un brazo.
Gracias a esta técnica, los pacientes experimentan menos dolor y desarrollan menos atrofia muscular tras la amputación.
Combinada con la implantación de la nueva interfaz neuroprotésica desarrollada en el MIT, permite a los pacientes experimentar la prótesis ya no como una mera herramienta de uso, sino como parte integrante de su cuerpo.
La pierna biónica tienen un tobillo con múltiples sensores, y electrodos en la piel del paciente, que registran los impulsos eléctricos de los músculos en la zona amputada y la envían a una pequeña computadora para convertirlos en instrucciones para la pierna biónica, que pesa 2,75 kilos, un peso similar al que tiene una extremidad inferior.
Los investigadores lo demostraron probando la pierna biónica en siete pacientes operados con la nueva técnica, que luego compararon con otros siete a los que se los sometió a una tradicional amputación por debajo de la rodilla.
Las pruebas consistieron en utilizar la prótesis para caminar en llano y por una pendiente, bajar una rampa, subir y bajar escaleras y caminar por una superficie plana sorteando obstáculos. En todas estas situaciones, la nueva pierna biónica permitía movimientos un 41% más rápidos que con las prótesis convencionales, caminando a una velocidad comparable a la de las personas sin amputaciones.
Los obstáculos del camino también se sorteaban con mayor facilidad.
Todos los movimientos eran más naturales: los pacientes, por ejemplo, apuntaban sus dedos protésicos hacia arriba al subir escaleras o superar obstáculos, y coordinaban mejor los movimientos de la prótesis con los del miembro intacto. También pudieron levantarse del suelo con la misma fuerza que los no amputados.
“Este trabajo representa otro paso adelante para demostrar lo que es posible restaurar la función en pacientes que sufren lesiones graves en las extremidades”, comentó Matthew Carty, cirujano del Brigham and Women’s Hospital y profesor asociado de la Facultad de Medicina de Harvard.
Agencia ANSA
LA NACION
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