No se han acordado cambios en el currículo de Bachillerato, que difiere entre las autonomías

Las 12 autonomías del PP han renunciado a una Selectividad «única» con las mismas preguntas en todos los territorios, pero el acuerdo por una Selectividad «común» tiene también su enjundia porque obliga a que regiones gobernadas por este partido donde el examen es más fácil se lo tomen más en serio que ahora: su firma les obliga a preguntar por todos los contenidos acordados y a no dar tantas pistas a los alumnos como algunas hacen ahora.

¿Qué diferencias hay con la Selectividad actual?

Es novedoso que haya los mismos criterios de corrección (una idea copiada al Gobierno que no ha llevado bien a término) y la unificación de las fechas de los exámenes y de la publicación de las notas, una petición de los rectores porque ahora algunas CCAA cierran la matriculación antes de que otras difundan sus resultados. También será la primera vez que se concreten tanto la estructura de la prueba y el número de preguntas. Al igual que va a hacer el Ministerio en 2025, se reducirá la optatividad que trajo el Covid en 2020, un escándalo que ha permitido que en Andalucía se pueda sacar un 10 estudiando sólo el 33% del programa en el examen de Historia de España o que en Murcia se den tantas pistas de lo que entra que, con saberse la mitad del temario, ya de por muy sí reducido en comparación con el de otras CCAA, baste para lograr la máxima nota. Respecto a los contenidos, no se van a preguntar lo mismo, pero podría elaborarse un banco de preguntas posibles consensuadas y validadas por todas las regiones. También se ha recuperado la matriz de especificaciones que ha quitado este año Pilar Alegría, en la que se indica todo lo que entra en los exámenes de las asignaturas de la fase obligatoria. Esta matriz ha estado hasta este año en las órdenes ministeriales, pero regiones como Canarias no la han seguido en anteriores convocatorias. Durante casi medio año, los grupos de trabajo han estado elaborando esta matriz: cada región ha redactado una para cada asignatura, así como la descripción de la prueba. Para cumplir el acuerdo, las CCAA deberían preguntar por esos mínimos pactados en la matriz. Si no, habrá 17 selectividades como ahora.

¿Es posible una Ebau común sin un Bachillerato unificado?

Lo ideal hubiera sido que esta reforma fuera acompañada por un cambio en los currículos de Bachillerato porque actualmente son diferentes, ya que el Gobierno redacta el 60% (el 50% en las regiones con lengua cooficial) y las CCAA completan el porcentaje restante como quieren. El PP dice que lo hará más adelante, en colaboración con las reales academias. En todo caso, la matriz, si se respeta, establecerá unos mínimos por los que se preguntarán, que, al final, van a ser los temas que se estudien los alumnos.

¿Van a dejarse de estudiar los contenidos regionales?

Aún no se ha concretado, pero no tiene por qué. En la estructura del examen se puede pactar que una de las preguntas se refiera a la parte regional del currículo.

¿Por qué no se ponen las mismas preguntas?

El PP ha querido que todas sus regiones suscriban el acuerdo y por eso ha hecho un equilibrio entre dar «mayor igualdad» y «respetar todas las lenguas y la diversidad cultural y educativa de las diferentes CCAA», que ayer los barones de la Comunidad Valenciana y Baleares reivindicaron. Tampoco quiere que se le denuncie por invadir competencias autónomas ni por saltarse la Lomloe. Por eso el acuerdo no es tan ambicioso como se pretendía en un principio. De hecho, sólo han pactado sobre las 15 asignaturas de la fase obligatoria, pero no la veintena de materias de la fase voluntaria. Argumenta que, «al armonizar estas asignaturas, se asegura una base común de conocimientos que todos los estudiantes deben demostrar, facilitando una evaluación más uniforme y equitativa». Hubiera sido bueno que estas regiones pactaran también el número de horas semanales que tiene cada materia en Bachillerato, que ahora es muy dispar. Dar menos horas dificulta estudiar lo mismo. PISA establece diferencias en cuanto a resultados que en algunos casos equivalen a dos cursos académicos. «Será necesario una buena coordinación», augura Francisco Venzalá, presidente nacional del sindicato Anpe.

¿Cómo van a ser los exámenes?

El modelo de Inglés, por ejemplo, establece dos partes. La primera es de Comprensión Escrita y la segunda, de Expresión Escrita. La primera parte, que cuenta 7 puntos, tiene cuatro ejercicios: el primero es de preguntas de verdadero o falso en las que hay que justificar la respuesta (2 puntos); el segundo incluye tres cuestiones sobre el texto donde el alumno tiene que elegir dos preguntas y no puede ser copia literal del texto (2 puntos); el tercero son seis definiciones (1,5 puntos); el cuarto comprende tres cuestiones de elección múltiple con cuatro opciones de respuesta cada una basadas en la comprensión del texto (1,5 puntos). La segunda parte, que vale 3 puntos, plantea redactar un artículo de opinión sobre el tema propuesto. No parece un examen muy difícil. Está por ver aún si se va a uniformizar por arriba o por abajo.

¿Qué ocurre en las CCAA que no son del PP?

Los exámenes serán comunes en Castilla y León, Andalucía, la Comunidad Valenciana, Aragón, Baleares, Madrid, Murcia, Galicia, Extremadura, La Rioja, Cantabria y Canarias (con gobierno CC-PP, pero con consejero del PP). Los consejeros de Ceuta y Melilla se han adherido al acuerdo como «un gesto político», pero es un brindis al sol porque las competencias educativas son del Ministerio de Educación en estas ciudades, así que se hará la prueba que diga el Gobierno. Lo mismo ocurrirá en el resto de regiones, aunque el PP les ha ofrecido que se sumen. Si el formato colisiona con la orden ministerial, Alegría los llevará a un contencioso-administrativo. La ministra dijo ayer que este acuerdo «trae más desigualdad e inseguridad para los estudiantes». Y su número dos, José Manuel Bar, advirtió de que «en educación no puede ir cada uno por su cuenta». Se avecina una guerra judicial.

¿Qué opinan del acuerdo las universidades?

A miembros destacados de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (Crue) no les ha gustado mucho. Y su colaboración es imprescindible para que se lleve a término. En todo caso, el texto recoge buena parte del planteamiento de las propuestas de la Crue que terminaron guardadas en un cajón.

0,25 menos por falta ortográfica

1. Fechas. Las CCAA del PP han pactado el mismo día del examen (3,4 y 5 de junio de 2025) y de publicación de las notas (12 de junio), así como el orden de las asignaturas. El Gobierno sólo fija una horquilla.

2. Contenidos. Se recupera la matriz de especificaciones que quitó Alegría, pero sólo para las 15 asignaturas de la fase obligatoria. Se ha pactado lo que el alumno debe estudiar para cada materia y qué valor tiene cada contenido en la nota.

3. Formato. Habrá una estructura de examen única en estas 15 asignaturas de la fase obligatoria y también se acordará el número de preguntas en esas materias, así como el mismo número de opciones para los alumnos.

4. Corrección. Hay un sistema común de corrección. En Lengua se restarán 0,25 puntos por falta ortográfica desde el tercer error hasta un máximo de 2 puntos. En el resto de materias se deducirán 0,10 puntos. Ahora en cada región es distinto.

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By Diario

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