María Corina Machado se ha convertido en una marca política en sí misma. En poco más de un año se ha hecho con prácticamente todo el voto de la oposición y su nombre representa más que ninguno el antichavismo. Desde el Hugo de Chávez de 1998 no se recuerda un fenómeno electoral semejante. En este tiempo, Machado ha centrado sus posiciones derechistas y apela más al cambio y a la ilusión que la crítica frontal al actual presidente, Nicolás Maduro. El chavismo ha hecho lo imposible para que no pueda enfrentarse a Maduro y lo ha conseguido: la ha inhabilitado electoralmente para los próximos 15 años. Eso hubiera acabado con la carrera de cualquiera, pero Machado tiene un empuje semejante que ha cedido todo su capital a un desconocido, un académico de 74 años llamado Edmundo González Urrutia, y aún así este lidera las encuestas por encima de Maduro y ya se le conoce en Venezuela entera. El huracán Machado amenaza 25 años de revolución bolivariana.
“El sentimiento de cambio, la oposición al Gobierno como movimiento social, tiene tiempo siendo mayoritario en Venezuela”, afirma el analista político y director de la firma Dataincorp, Jesús Seguías. “En las pasadas elecciones primarias la gente castigó también al liderazgo tradicional de la oposición por sus fracasos, y desde entonces ese es el momento de María Corina Machado”, señala, agregando que esta “le ha puesto un añadido” a esta aspiración de cambio. “Machado ha traspasado ya los límites de la oposición. Es un liderazgo nacional y encarna una ilusión muy extendida en el país”.
Seguías afirma que la transmisión del mandato de Machado a Edmundo se ha producido a la perfección, pero objeta la tutela que ella sigue teniendo en la operación política, afirmando que debería ceder a González Urrutia el mando para colocarle factibilidad a una transición a la democracia. Esto está todavía por hacerse, por el momento Machado sigue teniendo la batuta. En su comando de campaña se respira un ambiente de euforia contenida y todavía de cierta sorpresa al constatar la magnitud de las concentraciones populares que convoca. Hay personas que caminan kilómetros para incorporarse a sus caravanas, el arribo a cada poblado viene precedido de largas filas de motorizados. Muchos activistas de su comando atestiguan saludos de efectivos militares en las alcabalas.
Un focus group organizado por el Centro de Investigaciones Populares, dirigido por los sociólogos Mirla Pérez y Alexander Gurrero, identifica en estos momentos a la venezolana como una sociedad donde ha renacido la vida en comunidad en sus estratos más pobres en virtud de las precariedades; en la cual, a diferencia de lo que ocurría en el pasado, los programas sociales chavistas -particularmente las cajas CLAP, que son las bolsas mensuales de comida- son impopulares y rechazados, aunque también necesitados por la población.
“Ninguna mujer en este país volverá a bajar la cabeza por una bolsa Clap”, ha declarado Machado en un acto multitudinario en la ciudad de Mérida, en la zona andina del país, otra escala de su gira. “Este régimen ya está derrotado. Nuestros hijos volverán a Venezuela, nos reuniremos de nuevo con nuestros familiares y vamos a reconstruir nuestro país. No tengan ninguna duda, vamos a ganar”.
“No me gusta mucho emplear ese tipo de términos, porque dependerán de su vigencia y fugacidad, pero si nos atenemos estrictamente al concepto, María Corina Machado es, por supuesto, todo un fenómeno político”, opina Diego Bautista Urbaneja, escritor y ensayista, miembro de la Academia Venezolana de la Historia. “Una imagen que es un símbolo, un fervor popular. Falta saber de cuanta duración será su arraigo, de cuanta profundidad. Eso lo dirán los hechos”.
Mientras esto ocurre, la plana dirigente chavista, en particular dirigentes como Jorge Rodríguez y Diosdado Cabello, se muestran completamente seguros de la victoria de Maduro, quién también despliega una intensa campaña y recorre el país ayudado con un bombardeo cotidiano de publicidad multimedia a su favor. Según sondeos fiables, Maduro ha subido de un 21 a un 25% su aceptación. Esas mismas mediciones dan vencedor a Edmundo González con cierta holgura.
Hace poco, el Ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, hizo unas incómodas declaraciones al terminar el desfile militar conmemorativo de la Batalla de Carabobo, que dio la independencia a Venezuela en 1821. Padrino describió lo que, para él, es la encrucijada actual del país: “Tendremos que despejar el dilema de volver al colonialismo, al entreguismo, al proimperialismo, o estar del lado de la patria insurgente, valiente, corajuda, bolivariana y antiimperialista”.
Y refiriéndose a la oposición, afirmó (con Maduro, vestido de militar, presente a su lado): “Los facciosos que fracasaron ayer y vuelven a cometer los mismos errores, deben saber que Venezuela y sus Fuerzas Armadas fueron refundadas por la revolución bolivariana y que mantendremos la patria digna, soberana e independiente”.
Mientras el chavismo hace estas amenazas veladas, su militancia protesta en los actos de campaña de Machado. Esos gritos son acallados por los seguidores de Machado, que multiplican a los chavistas. Esto ha ocurrido en El Vigía, El Sombrero, Barbacoas, San Juan de los Morros, las Mercedes del Llano, Ospino y otros pueblos de la Venezuela profunda, donde antes el arraigo era chavista.
Líderes opositores que acompaña a Machado -Delsa Solórzano y Andrés Velásquez, por ejemplo- coleccionan un reportorio asombroso de crucifijos que les regala la población. Machado ha demorado hasta un día en arribar a la localidad que tenía en la agenda al tener que detenerse en otros caseríos de la vía. Acaba de sucederle en San Cristóbal, capital del estado Táchira. Abundan relatos de militantes chavistas que asisten a las concentraciones con sus uniformes de trabajo. Los recorridos en automóvil de la oposición por la geografía nacional -hace varios años que el Gobierno les tiene impuesto un veto para tomar aviones- son reseñados de manera muy escueta por los medios de comunicación del país.
La gente se entera de lo que sucede gracias a los videos que toma la población asistente con sus teléfonos, que se viralizan en redes sociales. En algunas ocasiones, la dirigente ha tenido que saltar trochas, cruzar ríos, abrir caminos o tomar veredas alternativas ayudada por vecinos y lugareños para poder arribar a San Carlos, a Tinaquillo, a Araure, al sur del lago de Maracaibo, o la costa de Falcón, ante los obstáculos que les coloca el Gobierno, quien penaliza con multas o cierres parciales a aquellos hoteles que ofrezcan a Machado y su equipo alojamiento o presten servicio de sonido a sus actos.
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