El ser humano se mueve por modas. Lo sabes de sobra. A veces nos da por una determinada marca de ropa, otras por una serie de TV y no faltan las ocasiones en las que nos volvemos locos por un actor o actriz y empezamos a seguir todo lo que hace sin descanso. Lo caprichoso (y peligroso) de este fenómeno es que, como moda que es, con el tiempo la ilusión se pierde, olvidándonos de cosas que tiempo atrás nos apasionaban y poniendo nuestros ojos en nuevos objetos de deseo.
La Fujifilm X100VI, sin embargo, parece estar por encima de todo esto. La cámara lleva años en el mercado (a través de sus diferentes generaciones) conquistando a los auténticos amantes de la fotografía, pero también a un determinado grupo de personas que están muy lejos (en ciertos casos) de ser tan siquiera entendidos de la materia, pero que caen igualmente en los encantos de esta compacta con aire retro tan atractiva.
Una cámara con historia y una gran legión de fans
Por si no la conoces, la X100VI de Fujifilm se anunció hace relativamente poco, colándose dentro de las opciones de alta gama dentro del mundillo. Además de gozar de una gran calidad con su sensor APS-C y su óptica fija, el modelo luce un diseño de construcción sólida y aspecto de cámara “antigua”, ofreciendo una experiencia que va más allá de lo técnico y permitiendo al usuario conectar de una manera más intencionada y artística con la fotografía.
Lo peculiar de esta propuesta es que contando con un precio tan elevado (estamos hablando de más de $2,000), su sistema se limita a ofrecer una óptica fija que no podrás cambiar, y eso es algo que precisamente otras opciones del mercado permiten hacer por el mismo coste. Entonces, ¿por qué apostar por una cámara tan limitada con semejante etiqueta?
Parte de culpa del éxito la tiene TikTok. Sí, la red social de los vídeos impulsó la popularidad de las generaciones anteriores de la Fujifilm X100 debido a que la cámara se hizo famosa por ofrecer una perspectiva que era ideal para grabar. La clave estaba en su lente de 23 milímetros, una focal que se asemeja mucho a la visión humana y que permite obtener una perspectiva natural que encaja genial en los vídeos verticales. Los resultados eran tal que el modelo empezó a ser objeto de deseo de todos y la cámara multiplicó sus ventas, hasta tal punto de convertirse en un producto con stock muy limitado.
Pero lejos de ser una simple moda viral, la cámara tiene muchas razones de peso para justificar su compra. El sensor tiene un rendimiento fantástico, y la precisión en el enfoque (especialmente al ojo) es impresionante, obteniendo retratos con un enfoque magnífico. Pero si hay algo que caracteriza a estas cámaras de Fujifilm son sus películas personalizadas.
Se tratan de unos filtros preconfigurados que emulan el estilo de las películas clásicas de Fujifilm a través de filtros de imagen. Además de ofrecer una estética visual única, este sistema permite al usuario experimentar de muy diversas maneras sin la necesidad de recurrir a un software de edición. Provia, Astia, Velvia… todos son modos que imitan los viejos rollos de película de la marca y que al final ofrecen una variedad de estilos visuales muy particular, trasladando al usuario a esos viejos días de revelado en película.
Precisamente esta experiencia tan especial es la que ha hecho que genere tanto interés entre los aficionados, aunque no es lo único que ha terminado haciendo de la Fuji en todo un objeto de deseo. Resulta que la producción de la cámara es terriblemente escasa, tanto que actualmente hay listas de espera de meses y no parece que vaya a solucionarse próximamente.
Esta dificultad para conseguirla ha generado aún más ganas de tenerla -volviendo a los inicios de este artículo, ya sabes lo caprichosos que podemos llegar a ser-, haciendo de la cámara un producto de culto que incluso da cierto estatus a quien la posee. Tal es el caso que no es raro ver a cantantes o futbolistas con ella, así como influencers de renombre que han caído en la tendencia de dejar un poco de lado el iPhone y apostar por una cámara por derecho para inmortalizar sus mejores momentos.
¿Realmente merece la pena comprar una cámara así?
La respuesta es sí y no. O mejor dicho, depende. Si te gusta la fotografía a nivel puramente aficionado y cuentas ya con un buen celular cuya cámara es más que pudiente, dudo que te compense gastarte más de $2,000 en una cámara. No deja de ser un producto muy concreto, de coste elevado, y con unas prestaciones determinadas que posiblemente solo los más entendidos encontrará realmente atractivas.
Si a esto sumamos que tenerla implica llevar un gadget más encima -uno que no tiene un tamaño excesivamente grande, pero oye, que hay que transportar igualmente-, puede que esta moda no sea para ti.
En caso de que incluso teniendo un buen smartphone, sientas que se te queda corto y tienes la inquietud de disfrutar de la fotografía de manera diferente, entonces puede que esta sí que sea una compra que te rente y disfrutes. No deja de ser una cámara increíblemente atractiva, con un rendimiento fantástico y ese rollo de producto de culto le da un extra.
Resulta un equipo manejable en la mano y cómodo de manipular que engancha desde el primer disparo. A la vista está que convence a todo amante de la fotografía que la prueba y, oye, más allá de la novelería, no puede haber tanta gente equivocada.
En caso de que te interese, eso sí, vas a tener que echarle paciencia: como te apuntábamos, el stock de la nueva X100VI es limitadísimo y actualmente la lista de espera tiene a gente que podría estar perfectamente esperando hasta finales del 2024 o entrado 2025. Y ni siquiera siendo el cantante de moda parezca que puedas saltártela… Es lo que tiene estar tan de moda.
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