La ansiedad o el estrés pueden agravar los síntomas de las enfermedades cutáneas (Imagen Ilustrativa Infobae)

El cuerpo y la mente mantienen una conexión intrínseca que se refleja en diversos signos visibles y emocionales. En ese sentido, la relación entre la piel y la salud mental resulta sorprendente y profunda, ya que una repercute directamente en la otra.

Este vínculo se vuelve especialmente evidente, por ejemplo, en situaciones de estrés y ansiedad, tal como coincidieron los especialistas consultados por Infobae para esta nota.

A su vez, la ciencia reconoce esta relación, y recientemente se publicó nueva evidencia en un estudio de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, quienes plantearon una asociación significativa entre la psoriasis y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).

Un estudio reciente asoció al TOC con la psoriasis, una enfermedad crónica de la piel que provoca sarpullidos con manchas rojas y escamosas, según Mayo Clinic (Freepik)

Para empezar, un breve repaso. La psoriasis, según Mayo Clinic, “es una enfermedad de la piel que causa un sarpullido con manchas rojas y escamosas que pican, sobre todo en las rodillas, los codos, el tronco y el cuero cabelludo. Es frecuente y de larga duración (crónica) y no tiene cura”.

En tanto, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), “es un trastorno mental en el cual las personas tienen pensamientos, sentimientos, ideas, sensaciones (obsesiones) y comportamientos repetitivos e indeseables que los impulsan a hacer algo una y otra vez (compulsiones). Con frecuencia, la persona se comporta de cierta manera para librarse de los pensamientos obsesivos, pero esto solo brinda alivio a corto plazo”, de acuerdo a MedlinePlus, el sitio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Volviendo al estudio científico mencionado anteriormente, este se basó en datos del Programa de Investigación All of Us, una iniciativa de los Institutos Nacionales de Saludo de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) que recopila información de salud de pacientes en todo el país norteamericano. Utilizando encuestas y registros médicos electrónicos de más de 250.000 participantes diversos, los investigadores de Yale demostraron una asociación entre el TOC y la psoriasis en adultos.

El estudio publicado en Archives of Dermatological Research mostró que las personas con psoriasis tienen 1,5 veces más probabilidades de ser diagnosticadas con TOC, según datos de más de 250.000 participantes (Getty)

Entre los individuos analizados en el estudio -que fue publicado en Archives of Dermatological Research– los investigadores encontraron que aquellos con psoriasis tenían un aumento de 1,5 veces en las probabilidades de un diagnóstico de TOC.

“Estamos interesados en la superposición entre las enfermedades psiquiátricas y las enfermedades inflamatorias de la piel”, dijo Jeffrey Cohen, uno de los autores.

Y sumó: “Puede haber oportunidades para que los dermatólogos identifiquen el potencial de trastornos de salud mental en uno de nuestros pacientes, lo que luego nos permitiría derivar adecuadamente a esa persona a un profesional de salud mental”.

Ambos trastornos, aunque distintos en su presentación clínica, parecen compartir ciertos factores subyacentes que podrían explicar su coexistencia en algunas personas, según Cohen y sus colegas.

La integración de la salud mental en la práctica dermatológica podría mejorar el tratamiento de pacientes con enfermedades de la piel relacionadas con el estrés, según el dermatólogo Andrés Politi (Getty)

Hay algunas explicaciones potenciales para el vínculo TOC-psoriasis que encontraron. Es posible que los síntomas asociados con la psoriasis (picazón crónica, problemas para dormir, desfiguración) puedan poner a los pacientes en mayor riesgo de desarrollar TOC, de acuerdo a lo descrito en el trabajo. También, siempre según estos expertos, es posible que ciertas tendencias relacionadas con el TOC, como bañarse o lavarse las manos en exceso, puedan exacerbar la psoriasis.

Bañarse en exceso puede secar la piel y agravar la psoriasis. La picazón de la psoriasis puede provocar que se rasque mucho, lo que puede convertirse en una compulsión”, explicó Cohen.

La inflamación también podría influir en este vínculo. En el estudio, postularon que tanto el TOC como la psoriasis se asocian con niveles elevados de citoquinas inflamatorias, como IL-2, IL-6 y TNF-α, que desempeñan un papel en la respuesta inmune del cuerpo. Cohen señaló que esto podría ser significativo, ya que hay evidencia genética que muestra que los familiares de personas con TOC tienen tasas más altas de enfermedades inmunomediadas, como afecciones de la piel que incluyen la psoriasis.

Enfermedades de la piel como psoriasis, vitiligo y dermatitis atópica tienen una enorme relación con antecedentes emocionales y mentales, de acuerdo a expertos (Freepik)

“El Programa de Investigación All of Us de NIH sigue siendo una base de datos realmente excelente para usar porque tiene información sobre muchas personas de diversos grupos en todo Estados Unidos, y los datos que contiene son bastante poderosos”, enfatizó Cohen. Y remarcó que este acceso a una muestra diversa permite a los investigadores obtener una imagen más completa y precisa de las asociaciones entre diferentes condiciones de salud, lo que podría llevar a tratamientos más personalizados y efectivos.

La integración de la salud mental en la práctica dermatológica es un área en la que Cohen cree que se podría ahondar significativamente. “En dermatología, no somos tan buenos preguntando sobre ciertos trastornos de salud mental que pueden ser relevantes, pero si lo identificamos, si vemos que alguien podría estar en riesgo, podríamos poner las cosas en marcha para intentar que lo evalúen minuciosamente y, si es necesario, lo traten por lo que sea que esté sucediendo, además de lo que estamos haciendo por su piel”, señaló el autor.

Infobae analizó estos planteos con Andrés Politi, médico dermatólogo y miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología (MN 73970).

“La relación entre salud mental y salud de la piel está dada por un dato, y es que hay muchas enfermedades comunes de la piel que tienen una enorme relación con antecedentes traumáticos, o antecedentes emocionales y mentales recientes. Enfermedades como psoriasis, vitiligo, dermatitis atópica, caída de pelo o liquen plano, por ejemplo”, introdujo Politi.

La doctora Marta Patricia La Forgia postuló que las enfermedades de la piel visibles, como el acné severo y la rosácea, pueden tener un impacto psicológico y social significativo (Imagen Ilustrativa Infobae)

Y sumó: “No dejan de ser hipótesis y, por lo pronto, sabemos que inmunidad y estado mental tienen mucho que ver. Lo mismo pasa con el tubo digestivo: tiene una capacidad casi infinita de distintos tipos de reacciones inmunes, así que el nexo posiblemente sea ese”.

“Los dermatólogos siempre tuvimos en cuenta el aspecto emocional. Alguien decía que el 40% de nuestros pacientes tiene problemas vinculados con las emociones. Es un número importantísimo y eso hace que nosotros debamos incorporar infinitos aspectos de psicología en el trato. Hoy por hoy, por ejemplo, hay grupos de psicodermatología, que es un abordaje -realizado por dermatólogos- de aspectos de salud mental asociados con las enfermedades de la piel”, explicó Politi.

Para el experto, “cuando estamos estresados, o bajo situaciones de estrés, la piel se pone más sensible, aunque clasificarla así es una generalidad. Hay dos enfermedades asociadas al estrés que pueden tener, entre comillas, piel sensible. Una es la dermatitis seborreica, que es la rojez, picazón y escamas que se producen en el cuero cabelludo -lo que llamamos caspa-, sobre las cejas, al costado de la nariz o en el centro del pecho, y que en general pica, arde y molesta. La otra, mucho más grave todavía, es la dermatitis atópica, que es la forma en que la alergia se manifiesta en la piel”.

En tanto, Politi enfatizó: “Hoy se sabe muy bien que la psoriasis está vinculada a enfermedad cardiovascular, hígado graso, enfermedad metabólica y diabetes. Eso indica que, cuando uno está frente a un paciente con psoriasis, deba buscar determinados factores”.

Las enfermedades mentales como la ansiedad y la depresión pueden tener un profundo impacto en la salud de la piel, con el manejo de estos trastornos incluyendo terapia, seguimiento psiquiátrico y coaching, según Ramiro Heredia (Imagen Ilustrativa Infobae)

A su turno, la doctora Marta Patricia La Forgia (MN 53413), especialista en dermatología, alergias e inmunología apuntó en diálogo con Infobae: “La visibilidad de las afecciones dermatológicas agrega, al padecimiento de las mismas, un impacto psicológico y social que puede ser grave y debilitante. Por ejemplo, las lesiones inflamatorias graves del acné, la rosácea y alopecia que aparecen en sitios no cubiertos habitualmente por la ropa, como la cara o el cuero cabelludo, inciden en la satisfacción relacionada con la apariencia, en la pérdida de la autoestima y en la confianza en uno mismo”.

Según La Forgia, “afecciones comunes como el eccema (o dermatitis) atópico, psoriasis y urticaria, que suelen tener esa repercusión psicológica y social, son influenciadas o exacerbadas por situaciones de tensión emocional (estrés). Hay textos que plantean que al menos en la mitad de los casos de enfermedades de la piel, la evolución de los tratamientos podría ser inadecuada sino se tienen en cuenta los factores psicológicos. Actualmente, la investigación científica progresa en el reconocimiento de los mecanismos biológicos de esta relación”.

“La señal de estrés es recibida por el cerebro, que inicia respuestas que involucran también al sistema neuroendocrino -productor de hormonas como la hormona liberadora de corticotropina (CRH)-. Esa información se trasmite a la periferia a través del eje hipotalámico-hipófisis-suprarrenal; involucrando a las células inmunes de la piel relacionadas con las respuestas inflamatorias de esas enfermedades”, describió la especialista.

En muchos casos, el estrés está asociado con problemas en la piel, tal como coinciden los especialistas consultados (Imagen ilustrativa Infobae)

Al tiempo que amplió: “El prurito o picazón puede causar síntomas de depresión y ansiedad, y al mismo tiempo, ser causado por estrés, ansiedad o depresión. La depresión es una de las enfermedades que más se encuentra en la consulta dermatológica. Por lo tanto, la atención oportuna no sólo se enfocará en las opciones terapéuticas disponibles para cada patología, sino también en la evaluación de los factores psicológicos asociados”.

Por su parte, el médico clínico Ramiro Heredia (MN 117.882), del departamento de Medicina Interna del Hospital de Clínicas José de San Martín de la Ciudad de Buenos Aires, reflexionó en conversación con Infobae: “Es sabido -y existe cada vez más evidencia científica de distintos grados de calidad- que muchos desórdenes y enfermedades de salud mental pueden tener, o empeorar, manifestaciones cutáneas nuevas o preexistentes. Está relación es bidireccional: hay enfermedades de la piel que pueden tener un profundo impacto en la salud mental”.

“Entre los desórdenes o las enfermedades de salud mental más frecuentemente asociadas a las patologías de la piel encontramos la ansiedad y el trastorno de ansiedad generalizada, o la depresión”, dijo Heredia.

Y siguió: “Otras enfermedades o trastornos en los cuales la salud mental y la de la piel están íntimamente relacionadas son el acné, la psoriasis, el eczema o dermatitis atópica, el vitíligo, la alopecia y la hidradenitis supurativa, entre otras. Estas enfermedades o trastornos ponen a los pacientes en una población de alto riesgo de sufrir depresión, ansiedad y deterioro de su calidad de vida. El manejo de estos trastornos incluye las recomendaciones de los médicos clínicos, generalistas o de familia, psicoterapia, seguimiento por psiquiatría, e incluso coaching para el manejo del estrés y la meditación”.

Jorge Claudio Ulnik resalta la conexión embriológica entre la piel y el cerebro, ambos derivados del ectodermo, lo que explica la influencia recíproca entre ambos sistemas (Imagen Ilustrativa Infobae)

Justamente con respecto a la ansiedad, en un artículo institucional de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Sharon Melissa Vizcarra García, psicoterapeuta del Espacio de Orientación y Atención Psicológica, aseveró que, con la ansiedad, “pueden aparecer trastornos psicosomáticos, como la dermatitis, caída del cabello o adelgazamiento de las uñas. Estos no tienen una raíz física, sino emocional”.

“La ansiedad no es algo que pueda ser eliminado de forma rápida. Si bien existen ejercicios para controlarla hasta cierto punto, siempre será necesario consultar a un especialista con el fin de manejar adecuadamente esta emoción y evitar sentirse abrumado”, dijo Vizcarra García.

En tanto, otro profesional consultado por Infobae, Jorge Claudio Ulnik, profesor asociado de Fisiopatología y Enfermedades Psicosomáticas de la Facultad de Psicología de la UBA y autor del libro “El psicoanálisis y la piel”, sostuvo: “Hay razones biológicas y razones psicológicas. En lo que respecta a las razones biológicas, la piel y el cerebro, cuando se originan en el embrión, provienen de la misma capa celular. Los embriones tienen tres capas celulares: endodermo, mesodermo y ectodermo. La piel se origina del ectodermo y el cerebro también. Aunque el cerebro esté tan interno y resguardado en la caja craneana y la piel tan externa, en realidad son células que es como si fueran primos hermanos. No es extraño que la piel reciba influencias por medio de neurotransmisores del sistema nervioso central y también del sistema nervioso autónomo”.

Las hormonas, producidas por glándulas endocrinas y la hipófisis, actúan sobre la piel como órgano objetivo, estableciendo una conexión entre el cerebro y la piel, explicó Ulnik (Imagen Ilustrativa Infobae)

Y prosiguió: “De la misma manera, tampoco es extraño que la piel emita mensajes que llegan al cerebro. Se descubrió que la piel produce prácticamente todos los neurotransmisores que es capaz de producir el cerebro. Desde el comienzo se sabe que la sensibilidad táctil, las caricias, el calor, la temperatura y el dolor son estímulos sensoperceptivos que afectan la piel y, desde esta, arriban a la corteza sensitiva del cerebro. Cerebro y piel tienen un mismo origen embriológico y están estrechamente interconectados”.

Y añadió: “Otra razón biológica es que las hormonas son sustancias que circulan por la sangre, producidas por glándulas endocrinas, y tienen blancos específicos. En este caso, el blanco de las hormonas son los distintos órganos y la piel es un órgano que es blanco de acción de múltiples hormonas. Las hormonas son producidas por las glándulas endocrinas y por la hipófisis, una glándula interconectada con una zona del cerebro llamada hipotálamo, que produce factores liberadores de hormonas. Así, por vía de la inervación y de las hormonas, hay conexión entre el cerebro y la piel”.

“Respecto a las razones psicológicas -comentó Ulnik-, la más importante es la expresión de las emociones. Si tenemos miedo, nos ponemos pálidos; si estamos por recibir una mala noticia, empezamos a sudar. En estrés agudo, reaccionamos como para salir corriendo o pelear, y entonces se nos ponen los pelos de punta. Esto es porque, como en los animales, el cuerpo reacciona tratando de parecer más grande. Los pelos se separan, aumentando la imagen del cuerpo. Nos ponemos rojos de vergüenza o de ira. Existen muchas expresiones del lenguaje vinculadas a la piel relacionadas con reacciones emocionales. La piel es la pantalla al exterior de las emociones”.

“Cuando alguien tiene un problema en la piel, es probable que se compare con los demás, sienta rabia, bronca contra sí mismo y se sienta incómodo, porque la piel es como nuestra ropa natural”, remató el psicoanalista.

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By Diario

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