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Las fuerzas del orden extranjeras empezaron a llegar a Haití el martes, más de un año y medio después de que el primer ministro hiciera un llamado a otros países para que le ayudaran a poner fin a la violencia desenfrenada de las bandas que ha trastocado a la nación caribeña.

Desde que se hizo el llamado en octubre de 2022, más de 7500 personas han muerto a causa de la violencia —más de 2500 solo en lo que va de año, según Naciones Unidas.

Con la presidencia vacante y un gobierno nacional debilitado, decenas de bandas se apoderaron de gran parte de la capital, Puerto Príncipe, levantando barricadas, secuestrando y matando a civiles, y atacando barrios enteros. Unas 200.000 personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares entre marzo y mayo, según la ONU.

Ahora, un primer grupo de 400 policías kenianos llega a Haití para enfrentarse a las bandas, en un esfuerzo organizado en gran medida por el gobierno de Joe Biden. Los kenianos son los primeros en desplegarse de una fuerza prevista de 2500 miembros de la policía internacional y soldados de ocho países.

“Están llevando a cabo una misión vital que trasciende fronteras y culturas”, dijo el presidente de Kenia, William Ruto, a los oficiales el lunes. “Su presencia en Haití traerá esperanza y alivio a las comunidades desgarradas por la violencia y asoladas por el desorden”.

Se espera que los oficiales kenianos aborden una larga lista de prioridades, entre ellas retomar el control del principal puerto del país, así como liberar las principales autopistas de los grupos criminales que exigen dinero a los conductores.

“Los puestos de control de las bandas en estas carreteras son también una fuente importante de sus ingresos, generados por la extorsión a todo el que pasa por ellas y por el secuestro y retención de personas a cambio de cuantiosos rescates”, declaró William O’Neill, experto de la ONU en derechos humanos en Haití.

“Aunque con mucho retraso, la llegada de los kenianos llega en un buen momento”, sobre todo porque en las últimas semanas se ha nombrado a un nuevo jefe de policía y a un nuevo primer ministro, añadió.

Un pequeño equipo de evaluación de Kenia llegó en mayo para iniciar los preparativos, pero se encontró con que faltaba equipamiento. Estados Unidos, el principal proveedor de la misión, se apresuró a encontrar vehículos blindados y otros equipos.

“Los kenianos no quieren ser una de esas misiones que aparecen sobre el terreno y, durante un mes, no salen de su base”, declaró en una entrevista Dennis Hankins, embajador de EE. UU. en Haití. “Quieren poder ver rápidamente que están teniendo un impacto”.

Oficialmente denominada Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, se espera que el despliegue dure al menos un año, según el gobierno de Estados Unidos. Aprobada por la ONU y financiada en su mayor parte por EE. UU., su objetivo es apoyar a la policía haitiana y establecer una estabilidad suficiente para que el gobierno de transición pueda celebrar elecciones para elegir un nuevo presidente, así como una Asamblea Nacional.

El ejército de EE. UU. ha realizado más de 90 vuelos a Haití para preparar la misión, transportando más de 2600 toneladas de suministros. Contratistas civiles han estado construyendo dormitorios para los oficiales kenianos en el aeropuerto Toussaint Louverture de Puerto Príncipe.

En mayo, funcionarios del gobierno haitiano empezaron a limpiar el perímetro del aeropuerto de cientos de casas, que habían facilitado a las bandas esconderse y disparar a los aviones, lo que obligó a cerrar el aeródromo.

El aeropuerto se ha reabierto a los vuelos comerciales. Pero los líderes de las bandas han afirmado que lucharán contra los kenianos, a quienes consideran invasores.

“En cuanto el aeropuerto estuvo abierto y operativo y empezamos a ver vuelos militares, se produjo un importante impacto psicológico en la población”, declaró Hankins.

Muchos expertos se muestran cautelosos en su valoración de la fuerza internacional, principalmente porque, aparte de abordar la inseguridad, no existe un plan integral que atienda las causas profundas de los numerosos problemas de gobernabilidad de Haití.

Tras la dimisión del primer ministro Ariel Henry a finales de abril, los partidos políticos tardaron varias semanas en ponerse de acuerdo sobre quién formaría parte del nuevo consejo presidencial de transición. Pasó un mes entero antes de que el sustituto de Henry tomara posesión de su cargo.

Garry Conille, exfuncionario de la ONU, aceptó el cargo a finales de mayo. Su oficina y el consejo de transición declinaron hacer comentarios el lunes sobre el próximo despliegue.

Las autoridades haitianas tienen por delante decisiones difíciles, dijo Hankins, como si se debe arrebatar primero a las bandas el control del hospital central de Puerto Príncipe, o asegurar el puerto para que el combustible, los alimentos y otros productos básicos puedan fluir de forma constante.

Las bandas, añadió, no contraatacaron mientras se hacían los preparativos en el aeropuerto. Los kenianos “apoyarán” a la policía haitiana, pero no la sustituirán, dijo, para que cuando termine la misión su partida no cree “un vacío de seguridad”.

Hasta ahora, Bahamas, Bangladés, Barbados, Belice, Benín, Chad, Jamaica y Kenia han ofrecido oficialmente personal para la misión.

Pero la misión no ha recibido un gran compromiso financiero.

Mientras que las autoridades kenianas calculan que el costo ascenderá a 600 millones de dólares, el fondo de la ONU para pagarlo solo dispone de 21 millones. Estados Unidos ha prometido más de 300 millones de dólares para financiar la misión.

El despliegue keniano se produce un mes después de que Ruto viajara a Estados Unidos invitado por el presidente Biden. El viaje de cuatro días fue la primera visita de Estado de un presidente keniano en dos décadas y la primera de un dirigente africano desde 2008.

Estados Unidos, Canadá y Francia —los mayores benefactores y aliados de Haití— no estaban dispuestos a enviar soldados propios a Haití.

Kenia fue la primera nación que se ofreció públicamente a hacerlo. Muchos expertos creían que la misión tendría mejor acogida si la dirigía una nación africana.

Los expertos señalan que Ruto, quien ganó la presidencia en 2022 tras unas reñidas elecciones, estaba utilizando el despliegue para reforzar su perfil en la escena internacional.

El despliegue se produce incluso cuando Ruto se enfrenta a protestas masivas en todo el país contra una ley de finanzas que, según los críticos, aumentará el ya elevado costo de vida.

Un equipo de comandantes de la policía haitiana visitó recientemente la capital de Kenia, Nairobi, mientras Ruto mantenía conversaciones con el consejo presidencial de transición haitiano.

En un campamento policial de Nairobi, los agentes que formarán parte del despliegue realizaron los últimos preparativos. Se han sometido a entrenamiento físico y armamentístico y han recibido nuevos cascos y chalecos antibalas, según las entrevistas con agentes que hablaron bajo condición de anonimato, porque no estaban autorizados a hablar públicamente con los periodistas.

También han seguido cursos intensivos de francés y criollo haitiano.

Además de proteger infraestructuras clave, se espera que en algún momento los oficiales aseguren el palacio presidencial, que sigue en ruinas tras el terremoto de 2010, pero que continúa siendo un lugar simbólico de poder en Haití.

“El despliegue inicial de esta fuerza va a ser muy vulnerable”, dijo Sophie Rutenbar, profesora visitante en el Centro de Cooperación Internacional de la Universidad de Nueva York, quien ha trabajado en Haití.

Es probable que el grupo inicial “juegue a lo seguro” al principio, dijo, pero incluso a medida que lleguen más oficiales de otros países, su tarea será abrumadora, sobre todo porque no han trabajado juntos antes, no hablan los mismos idiomas ni tienen un “marco operativo” compartido.

Eugene Chen, exfuncionario de la ONU que sigue de cerca la evolución de Haití, dijo que la misión internacional parecía surgir de la desesperación por hacer algo. Sin encontrar la manera de apoyar el proceso político de Haití, la misión podría exacerbar la violencia, dijo Chen.

“No está claro”, añadió Chen, “que esta sea la respuesta correcta”.

Frances Robles es una reportera de investigación que cubre Estados Unidos y América Latina. Es periodista desde hace más de 30 años. Más de Frances Robles

Abdi Latif Dahir es el corresponsal del Times para África Oriental, y está radicado en Nairobi, Kenia. Cubre un amplio rango de temas como geopolítica, negocios, sociedad y arte. Más de Abdi Latif Dahir

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By Diario

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