Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, se declaró culpable este miércoles ante la Justicia de Estados Unidos. Más temprano había sido liberado de una cárcel en el Reino Unido, desde donde emprendió viaje hacia las islas Marianas, en el Pacífico sur, para llegar a un acuerdo con los magistrados estadounidenses por lo que se consideró la mayor filtración en la historia del país.
Finalmente, en el tribunal de Saipán, llegó a un acuerdo de culpabilidad en el que admitió un cargo de conspiración para obtener y difundir información de defensa nacional, aunque se espera que quede en libertad y luego viaje a Australia, su país natal. Assange quedó en libertad porque fue condenado a 62 meses de cárcel, que la Justicia norteamericana dio por cumplidos cuando estuvo en prisión en el Reino Unido.
Allí, se reencontrará con su mujer, Stella, y sus dos hijos. Esta fue una de las principales razones por las que evitó viajar hasta el territorio continental estadounidense y su Defensa optó por este sitio cercano a Sydney.
Antes de admitir su culpabilidad, Assange -de 52 años- se sentó erguido, con las manos entrelazadas y una expresión neutral, y respondió a algunas preguntas de la jueza Ramona Villagomez Manglona sobre las implicaciones del documento a suscribir que, entre otros, implican su renuncia al derecho a presentar recursos futuros.
Inclusive, se mostró de buen humor y bromeó con la jueza al decirle que su satisfacción con el pacto “depende del resultado de la audiencia”.
En una publicación en redes sociales, la cuenta de WikiLeaks informó que su fundador emprenderá viaje hacia Canberra “en 2 horas, 58 minutos” y agradeció a “todos los que estuvieron a nuestro lado, lucharon por nosotros y permanecieron totalmente comprometidos en la lucha por su libertad”.
De esta manera, tras 14 años, la Justicia de Estados Unidos puso fin al caso que en 2010 dejó al descubierto más de 700.000 documentos confidenciales sobre actividades militares y diplomáticas estadounidenses, especialmente en Irak y Afganistán. Según los Fiscales, el informático conspiró con la ex analista de inteligencia del Ejército Chelsea Manning, con el fin de obtener los registros y publicarlos, sin considerar las consecuencias a nivel de seguridad nacional.
Entre los archivos publicados había un video de un ataque con helicópteros Apache de las Fuerzas estadounidenses en Bagdad, en 2007, que acabó con la muerte de 11 personas, dos de ellas periodistas de la agencia Reuters.
Como consecuencia de estas publicaciones, el australiano vivió siete años bajo asilo diplomático en la embajada de Ecuador en Londres, donde buscó evitar la extradición a Suecia -en el marco de una investigación por violación de una mujer y abuso sexual de otra, que acabó siendo desestimada ese mismo año- así como a Washington, donde se lo acusaba de 18 cargos penales, por los que le podrían haber dado una pena de 175 años de prisión.
No obstante, en abril de 2019, la diplomacia ecuatoriana revocó su asilo, por lo que las autoridades pudieron interceder y, finalmente, fue arrestado por la policía y llevado a la prisión de alta seguridad de Belmarsh. Allí, su pedido de extradición enfrentó varios obstáculos, dado que los jueces británicos temían el futuro del acusado en manos de la Justicia estadounidense.
Finalmente, nunca se logró dar curso a este pedido hasta este martes, cuando finalmente partió desde la cárcel hacia el Tribunal.
(Con información de AFP, AP, EFE y Reuters)
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