En marzo se detectó el primer caso de gripe aviar -en seres humanos- en Estados Unidos, por lo que autoridades sanitarias trabajan enérgicamente con el afán de erradicar esa problemática que empezó a sumar casos en el transcurso de estos meses. En ese contexto, por estas horas intensificaron los esfuerzos para investigarla centrando sus nuevas pruebas en los trabajadores del sector lácteo y en productos derivados, como parte de un esfuerzo amplio para comprender mejor la propagación del virus.
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) lanzó un estudio en colaboración con Michigan para evaluar si los trabajadores que manejan ganado infectado fueron contagiados. Al mismo tiempo, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) está examinando la eficacia de la pasteurización rápida de la leche, un proceso cuyo impacto en la eliminación del virus fue cuestionado por estudios recientes.
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Estas iniciativas forman parte de una respuesta coordinada para entender la dinámica de la gripe aviar H5N1, que mostró la capacidad de transmitirse de aves a ganado lechero por primera vez este año. Desde marzo, más de 120 rebaños en 12 estados fueron afectados, propagándose principalmente a través de leche cruda contaminada, según reporta el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
Una voz autorizada
En medio de la incertidumbre, cada palabra que pueda aportar conocimiento resulta importante. En ese sentido, el que apareció en escena fue el Doctor Eric Deeble, asesor principal en gripe aviar del USDA, quien explicó que al inicio la propagación se debía al traslado de ganado. No obstante, desde que se implementaron pruebas obligatorias antes de mover a los animales entre estados a finales de abril, la transmisión ocurrió principalmente por equipos y trabajadores compartidos.
Su colega, el Doctor Tim Boring, director del Departamento de Agricultura y Desarrollo Rural de Michigan (MDARD), explicó que -aunque la leche presenta altos niveles de carga viral- aún no se comprende completamente el rol de los humanos en la transmisión del virus.
La resistencia de los productores lácteos a permitir pruebas en sus rebaños y la reticencia de los trabajadores a ser examinados, debido al temor de perder sus empleos, dificultaron los esfuerzos de investigación. Michigan ofreció hasta $28,000 a 20 granjas lecheras para incentivar la participación en el estudio, lo cual mejoró la cooperación.
En ese contexto, la FDA también inició una nueva ronda de pruebas en productos lácteos, como quesos de leche cruda, helados y mantequilla, para abordar las deficiencias encontradas en estudios previos sobre la pasteurización rápida. Aunque las evaluaciones anteriores encontraron rastros inactivos del virus en algunos productos, estudios recientes sugieren que el proceso podría no neutralizar completamente el virus.
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