La industria ha probado en los últimos años más de un centenar de posibles fármacos contra la apnea del sueño y todos, sin excepción, han fracasado. Ahora, sin embargo, por fin parece que está a punto de llegar el primer tratamiento farmacológico para el abordaje de la enfermedad, descubierto como ocurrió con la penicilina, casi como fruto de una feliz casualidad. Un grupo estadounidense ha demostrado que la famosa terapia de la diabetes que se mostró eficaz para la obesidad, la tirzepatida (de la familia del famoso ‘Ozempic’), también parece corregir los fallos respiratorios que provocan determinados ronquidos. Si finalmente resulta tan eficaz como prometedora, la nueva alternativa permitirá tratar exclusivamente a los pacientes con obesidad, que representan el 60% de los afectados.

La apnea del sueño es uno de los desafíos de salud más grandes de la actualidad. Los expertos estiman que la sufren más de 10 millones de españoles y unos 936 millones de personas en el mundo. La mayoría de ellos, en torno al 90% según se estima, ignora que vive con un problema de salud que puede resultar grave. Sus ronquidos se producen porque los músculos de su garganta se relajan tanto que cierran el paso del aire y bloquean total o parcialmente la respiración. Como consecuencia, de noche descansan mal y de día sufren cefaleas y somnolencia. Lo peor de todo es el mayor riesgo que tienen de padecer enfermedades vasculares, especialmente infartos cerebrales.

Los pacientes disponen hoy de varios tratamientos, pero todos paliativos. Ante este panorama, la búsqueda de un fármaco se ha convertido para la ciencia casi en una obsesión. «Necesitamos medicamentos que fortalezcan específicamente la musculatura dilatadora de la garganta», explica el neumólogo Joaquín Duran Cantolla, director de la Unidad de Sueño de la Clínica Eduardo Anitua de Vitoria.

Adiós a la máquina CPAP

El desafío no resulta fácil, por lo que el experto se muestra tan cauto como esperanzado con la investigación conocida hoy. «Estamos ante una noticia muy positiva, firmada por un gran equipo y publicada en una de las revistas más prestigiosas del mundo, ‘New England Journal of Medicine’. Nos faltan los detalles, que iremos conociendo», valora.

Algunos ya se saben. El equipo investigador reclutó a 469 pacientes de nueve países, entre ellos Estados Unidos, Australia y Alemania, todos diagnosticados de obesidad clínica. La mitad de ellos recibió entre 10 y 15 gramos de tirzepatida mediante inyección durante 52 semanas. Hubo quienes siguieron utilizando para dormir el tratamiento de referencia frente a la apnea del sueño –que es la terapia de presión positiva– y quienes no lo hicieron. Esta solución, que es la más común, consiste en una máquina llamada CPAP, equipada con un tubo y una máscara, que toma el aire de la habitación donde se duerme y mantiene con él abiertas las vías respiratorias del afectado.

«Nos falta por saber si la mejoría de los pacientes se produce por la reducción de peso o por el efecto del fármaco, que es algo fundamental»

Joaquín Durán Cantolla

Neumólogo, director de la Unidad de Sueño de la Clínica Eduardo Anitua, Vitoria

La investigación permitió corroborar que el medicamento reducía de manera significativa el número de interrupciones del sueño, que es un indicador clave para medir la gravedad de la apnea. La mejora, además, fue «mucho mayor» en los participantes que recibieron el fármaco que en quienes tomaron placebo, hasta el punto de que en algunos casos «la terapia con CPAP podría dejar de ser necesaria».

«Un hito importante

El tratamiento farmacológico mejoró, asimismo, otros aspectos relacionados con al apnea obstructiva del sueño, como la reducción del riesgo de enfermedades vasculares y la mejora del peso corporal. no hubo grandes efectos secundarios, el más común, problemas estomacales leves. «Este estudio marca un hito importante en el tratamiento de la enfermedad y ofrece una nueva y prometedora opción terapéutica que aborda las complicaciones tanto respiratorias como metabólicas», consideró el autor principal del estudio Atul Malhotra, de la Escuela de San Diego de la Universidad de California (EE UU).

De ser tan eficaz como se anuncia, el fármaco podría llegar a beneficiar hasta el 60%de los pacientes, que son los que presentan obesidad. Tradicionalmente, explicó Durán Cantolla, se creyó que esta era una patología exclusiva de las personas con exceso de peso, pero la realidad ha demostrado que casi la mitad de los afectados no lo son. Los delgados, de momento, tendrán que esperar.

La CPAP constituye el tratamiento de referencia para la apnea del sueño, aunque no todos los pacientes la toleran. En determinados casos, muy concretos, el problema se resuelve con cirugía y en otros, con dispositivos de avance mandibular o equipos de terapia posicional que obligan al afectado a dormir de lado. Estos últimos se emplean cuando las apneas únicamente se desencadenan al dormir boca arriba. «Nos falta por saber si la terapia funciona por sí misma o es consecuencia de la pérdida de peso de los pacientes», advirtió el experto de la clínica Eduardo Anitua. «Si es por lo primero, estamos de suerte. Lo esperable es que vaya mejorando y, poco a poco, se beneficien de ella otros pacientes», afirmó esperanzado.

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By Diario

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