Hoy quedará visto para sentencia en la Audiencia de Barcelona uno de los casos más impactantes de los últimos años
Todas las pruebas, testimonios y hallazgos descubiertos durante la investigación incriminan a Brian Raimundo Céspedes, acusado de violar «brutalmente» a una menor de 16 años en Igualada la madrugada de Halloween de 2021. Hoy quedará visto para sentencia en la Audiencia de Barcelona uno de los casos más mediáticos e impactantes de los últimos años, para el que el procesado se enfrenta a 45 años de cárcel por agresión sexual e intento de asesinato. Ayer y en un breve interrogatorio en el que solo respondió a su abogado, él negó los hechos y dijo no recordar “nada” al estar fumado y bebido esa noche a pesar de la cantidad de pruebas que lo señalan y que se han ido desgranando estos días ante el tribunal.
“Eran las 6:14 horas” del 1 de noviembre cuando el acusado de entonces 21 años, que iba detrás de la víctima siguiéndola desde su marcha de la discoteca Épic de Igualada, salió corriendo hacia ella “hasta cogerla”. “Una imagen impactante”, dijo durante el juicio una de las agentes que participó en la investigación y que visualizó las cámaras de seguridad de las inmediaciones del polígono donde ocurrieron los hechos. Acto seguido, el procesado se la llevó a un área “solitaria y huérfana de testigos, poco iluminada” para agredirla sexualmente. En concreto, a un callejón entre dos naves industriales de la zona, desierta ese día al ser festivo. A lo largo de 23 minutos, la golpeó en varias partes del cuerpo, mientras la sujetaba con fuerza, y la penetró “de manera brutal” por vía anal y vaginal demostrando así su “absoluto desprecio a su condición de mujer”, según el escrito de acusación de la Fiscalía.
Un duro relato que ayer, en la penúltima jornada del juicio, corroboraron también un perito de los Mossos y los doctores que atendieron a la joven. “No había visto nunca una agresión sexual así en toda mi trayectoria”. Son palabras de un agente de la Unidad Central de Agresiones Sexuales (UCAS), especialista en análisis de la conducta de criminales y que estudia todo tipo de violaciones. Si en la jornada del miércoles se desvelaron detalles que señalan “con absoluta certeza”, en palabras de uno de los agentes que investigó el caso, al acusado -como que su teléfono estuvo junto al de la víctima en la zona de la violación- ayer este mosso que testificó como perito habló de un “delincuente sexual homicida”. En concreto, explicó que la agresión sexual fue “muy violenta”, algo que los expertos denominan “excesiva”, ya que “superó la barrera” de la violencia “justa y necesaria” que suelen emplear los violadores. “No solo buscaba satisfacción sexual, iba más allá, quería hacer el máximo daño posible a la víctima, el máximo dolor. Le podemos poner el nombre que queramos, pero quería hacerle daño. Mucho daño”, añadió el perito de los Mossos.
“La víctima no era visible a ojos de nadie. Si no llega a ser encontrada por el camionero, no sé quién la hubiera visto. La dejó desnuda a la intemperie con lesiones muy graves. La dejó en un estado de absoluta fragilidad. Lo que quieren estas acciones es ampliar el sufrimiento de la víctima”, abundó el especialista en análisis de conducta criminal.
“Los estudios determinan que en este tipo de agresores con víctima desconocida la reincidencia puede ser del 70%. Ha pasado de víctimas familiares a una víctima desconocida. Ha traspasado la barrera de hacerlo en casa con sus parejas a hacerlo con alguna víctima extraña”, resumió tras describirlo como un “delincuente sexual homicida”.
Un testimonio estremecedor, que impacto en la sala y entre los medios de comunicación por la dureza de los detalles aportados -no reproducidos en esta crónica-, igual que el de los dos médicos forenses que declararon por videoconferencia. “Las lesiones que tenía la chica las vemos más en la sala de autopsias que en una consulta médica”, lamentó tras asegurar que era “milagro” que la joven siguiese con vida. La chica sufrió una fractura de cráneo y dos importantes lesiones en la zona vaginal y anal, pasó por cinco operaciones, estuvo un mes hospitalizada y un año de baja. Actualmente, sufre secuelas físicas y psicológicas.
En concreto, “tiene sintomatología ansiosa y depresiva que condiciona su día a día. Tiene pensamientos suicidas y demás, sueños y recuerdos que condicionan su día a día. Su personalidad estaba en construcción, por lo que esto puede repercutir en su personalidad y causar secuelas”, explicó una psicóloga forense.
Tras el alud de pruebas vistas, Brian Raimundo protagonizó también ayer un interrogatorio rápido y sin ninguna concreción, en el que respondió que perdió su chaqueta y se puso una que encontró «por la calle» ante las preguntas sobre la cazadora en la que los Mossos d’Esquadra localizaron sangre y ADN de la víctima, y que intervinieron en su propio domicilio. De hecho, muchas de las cuestiones las contestó con monosílabos -«no», a la de si es el autor de la violación o se acuerda de algo- y solo hiló frases para repetir que había bebido, que no sabía dónde estaba su domicilio -la explicación a su búsqueda en Google Maps desde el lugar de los hechos- y que prefiere quedarse en España en caso de ser condenado. Además de los 45 años de cárcel, la Fiscalía reclama su expulsión al ser de origen boliviano.
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