No se le puede negar celeridad a Josep Rull, que en sus dos días de ronda de contactos ha clarificado el calendario electoral para que la parálisis en que vive la política catalana no se eternice por más tiempo. El próximo miércoles se celebrará un pleno que supondrá eso que la clase política ha acabado bautizando como “acto equivalente” que permitirá que se active la cuenta atrás para que el 26 de agosto se celebre un pleno de investidura donde habrá nuevo presidente o convocatoria de elecciones para el 13 de octubre. Podía darse el caso de que si el principal favorito, el socialista Salvador Illa, lograse antes el apoyo de otras formaciones, el pleno se avanzara a julio, pero lo más normal es que se agote el plazo.
Solo hace falta ver en qué situación se encuentra Esquerra Republicana, el partido que será clave para esta investidura. La guerra entre sus dirigentes, que ha dado pie incluso a un manifiesto, no transmite una imagen de mucha serenidad para plantearse una negociación de estas características. Un partido en el que su líder natural, Oriol Junqueras, dimite en la hora decisiva para intentar volver con más fuerza a la dirección en un congreso en noviembre, y la número dos, Marta Rovira, anuncia que se irá en el citado cónclave, pero mientras se queda como máxima responsable. Junqueras fue entrevistado ayer por Jordi Basté, en RAC1, y Rovira contraprogramó en Catalunya Ràdio en la misma franja. Así están las cosas.
Es difícil predecir en estas circunstancias qué decisión tomará la dirección de Esquerra para que sus bases la refrenden. Los republicanos, pese a sus conflictos internos, quieren tomarse muy en serio la negociación con los socialistas y son conscientes que tienen una gran oportunidad de obtener algún triunfo destacado. Sin embargo, cada vez hay más voces partidarias de facilitar unas nuevas elecciones, aunque el resultado no les vaya a beneficiar. De perdidos, al río.
El retorno de Carles Puigdemont sigue siendo una incógnita, pero ahora parece más claro que no vendrá este próximo miércoles, sino que se esperará, en todo caso, a venir al pleno definitivo de agosto. Un último dato: si hay elecciones en octubre, el gobierno actual en funciones se alargaría hasta enero del 2025. No hace falta decir nada más.
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