¿Cuánto dura una placa solar? ¿Cada cuánto tiempo hay que renovar la instalación? La energía fotovoltaica para hogares es un invento tan reciente que apenas hay datos que sirvan para responder a estas preguntas. Hasta ahora, porque según revela este artículo de TechSpot, un reciente análisis por fin arroja luz sobre la durabilidad de las placas solares.
Y los resultados son de lo más alentadores: los paneles solares están pensados para durar décadas, con una vida útil estimada de 20 a 40 años. Sin embargo, su eficiencia y su capacidad de generar energía se degradan con el tiempo. Sorprendentemente, una nueva prueba de larga duración realizada en Francia ofrece una imagen positiva de la longevidad de los paneles solares en la naturaleza.
La investigación es obra de la asociación Hespul, que se creó en 1991 para poner en marcha la primera central fotovoltaica conectada a la red nacional en Francia. Tras la inauguración de la central Phébus 1 el 14 de junio de 1992 en Ain, Hespul decidió ampliar su actividad para promover la energía fotovoltaica en Francia, que entonces era casi inexistente.
La asociación ha revelado ahora que el año pasado se desmontaron de la instalación unos 10 m2 de paneles, correspondientes a aproximadamente 1 kW, y se sometieron a una serie de pruebas según las normas internacionales.
Una prueba con resultados sorprendentes
Los paneles se colocaron en una cámara oscura a temperatura controlada y se expusieron a un destello luminoso de 1000 W/m2 para medir su potencia instantánea máxima. Este valor se comparó después con sus mediciones de fábrica.
Las pruebas demostraron que los módulos siguen produciendo una media del 79,5% de su potencia inicial tras 31 años de funcionamiento. En una prueba anterior, realizada hace 11 años, se comprobó que los paneles producían el 91,7% de su potencia inicial. “Este resultado supera el rendimiento prometido por los fabricantes, que decían que los paneles habrían mantenido el 80% de su producción después de 25 años”, afirma Hespul.
El descenso del rendimiento es de una media del 20,5%, es decir, un 0,66% anual a lo largo de 31 años, y del 1,11% anual en los últimos 11 años. Para la misma serie de módulos, se observaron dos categorías: una parte cuya caída de rendimiento es muy significativa al cabo de 20 años (1/3 de los módulos instalados): 33,9% de media en 31 años, es decir, 1,09% al año. Y otra cuyo descenso se mantiene en línea con las pruebas de 2012: 13% de media a lo largo de 31 años, es decir, 0,42% al año.
“Estos resultados confirman los de diversos estudios científicos referidos al tema”, prosigue la asociación, como el sistema fotovoltaico TISO-10 (TIcino SOlare), que se conectó a la red en Suiza en 1982. Las pruebas realizadas en el sistema suizo mostraron diferencias de rendimiento entre los módulos, que se atribuyeron a los aditivos de los encapsulantes suministrados por tres fabricantes diferentes.
Otro estudio más reciente, realizado por el Laboratorio Nacional de Energías Renovables (NREL) del Departamento de Energía de Estados Unidos en 1.700 emplazamientos estadounidenses que totalizaban 7,2 GW de potencia, mostró una degradación media de alrededor del -0,75%/año. Por otra parte, otra investigación se centró en 4.300 instalaciones residenciales en funcionamiento en Europa y utilizó diferentes metodologías de tratamiento de datos. Según los métodos, se obtuvo una pérdida mediana de entre el -0,36% y el -0,67%/año.
Todos estos datos muestran que la inversión en este tipo de tecnología sin duda es rentable: a este ritmo de degradación, los paneles pueden seguir funcionando de manera eficaz más allá de los 50 años, y eso que es un producto que está colocado a la intemperie.
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