“Es inaceptable”. Lo último que faltaba en la maraña de preocupaciones en el gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, era que su propio ejército tomara decisiones a sus espaldas. Una línea que las FDI traspasaron ayer al anunciar una “pausa táctica de la actividad militar” diaria en sus ataques en el sur de la Franja de Gaza durante once horas, para permitir la distribución de ayuda humanitaria en la zona.

La Oficina del primer ministro sacó pecho de inmediato desvirtuando la decisión adoptada por sus tropas. “No hay cambios en la política de las Fuerzas de Defensa de Israel. Los combates en Rafah continuarán según lo planeado”, declaró en el comunicado. Al mismo tiempo que el ministro de Seguridad Nacional del partido de extrema derecha, Itamar Ben Gvir, dijo en X que “quien decidió esta ‘tregua táctica’ es un malvado y un tonto que no debería continuar en su posición”.

Un nuevo desafío que llega justo después de que el Comisionado de la Policía de Israel, Kobi Shabtai, confesara las repetidas ocasiones en las que Ben Gvir ha intentado interferir en asuntos operativos, intentando impedir que las patrullas protegieran los convoyes de ayuda humanitaria. Además de la sanción de Estados Unidos contra el conjunto de reservistas alineados ael grupo radical Tzav 9 por bloquear y obstaculizar “a veces de forma violenta”, la entrega de ayuda humanitaria.

Funeral del soldado israelí Stanislav Kostarev, en Ashdod.


Funeral del soldado israelí Stanislav Kostarev, en Ashdod.

Reuters

“El Gobierno de Israel tiene la responsabilidad de garantizar la seguridad de los convoyes humanitarios en ruta hacia Gaza”, señaló el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, el viernes pasado tras condenar los actos llevados a cabo y defendidos por la extrema derecha (corriente predominante en el gobierno de coalición de Netanyahu).

A pesar de los toques de atención de sus amigos norteamericanos, tanto Netanyahu como sus socios ultraderechistas y ortodoxos se niegan a levantar la mano por los civiles palestinos. Una postura que no sorprende después de publicar desde la cuenta oficial de Israel en X un vídeo afirmando que “no hay civiles inocentes” en Gaza. Ben Gvir defendió que “es hora de olvidar el concepto (de alto el fuego) y detener ese enfoque loco y delirante que sólo nos trae más muertos y caídos”.

El líder de Hamás, Ismail Haniyeh, dijo que la última propuesta de alto el fuego en Gaza es consistente con los principios presentados por el plan del presidente estadounidense Joe Biden.

‘Que luchen ellos’

Llegue a puerto o no, la iniciativa acordada a espaldas de Netanyahu demuestra la inestabilidad de las relaciones entre las diversas facciones que dirigen el país. Siendo también un factor a tener en cuenta el privilegio del que goza la comunidad ultraortodoxa de no cumplir el servicio militar obligatorio. Un derecho que aleja del frente a 66.000 hombres (sin mayor motivo que “estudiar la Torá”) y que es defendido por los mismos socios que fomentan recrudecer la guerra y aumentar los reclutamientos.

Protestas de judíos ultraortodoxos en Israel contra el servicio militar obligatorio.


Protestas de judíos ultraortodoxos en Israel contra el servicio militar obligatorio.

Reuters

Sólamente el pasado sábado murieron ocho soldados, entre ellos un capitán, durante una operación en Rafah. Es la jornada más letal para el Ejército israelí desde el 22 de enero, cuando murieron 21 militares al derrumbarse sobre ellos dos edificios en el incidente más mortífero desde que Israel lanzó la operación terrestre en el enclave.

Las brigadas Al Qasam, el brazo armado de Hamás, reivindicaron el ataque como “una emboscada contra vehículos enemigos” que se encontraban en la zona de Tal al Sultan, en el oeste de Rafah.

Varios ultraortodoxos fueron detenidos en febrero por protestar contra su reclutamiento.


Varios ultraortodoxos fueron detenidos en febrero por protestar contra su reclutamiento.

Reuters

‘No protejáis’

Según denunció el el Comisionado de la Policía de Israel, Kobi Shabtai, Ben Gvir dijo a altos funcionarios de la policía a sus espaldas que no quería que el cuerpo brindara protección a los convoyes de ayuda humanitaria que cruzaban a través de Israel. El argumento lo basa en que dicha protección es responsabilidad de los militares y que en caso de incumplimiento “habría consecuencias“.

Como recalca el medio Times of Israel, activistas de extrema derecha han atacado repetidamente camiones de ayuda que se dirigían a Gaza en los últimos meses, diciendo que no debería llegar asistencia al territorio mientras los rehenes sigan en manos de Hamás. En algunos casos, los vehículos atacados no transportaban ayuda humanitaria, sino mercancías comerciales.

Ben Gvir criticó los ataques, aunque también ha indicado que está de acuerdo con la exigencia de los activistas de que no se transfieran suministros a los palestinos de la Franja.

Otra semana de protestas

Por otro frente, continúan las protestas convocadas por el movimiento civil israelí que exige la celebración de elecciones anticipadas para antes del aniversario del ataque de Hamás del 7 de octubre.

Protesta contra el gobierno del primer ministro israelí Netanyahu y para pedir la liberación de rehenes en Tel Aviv.


Protesta contra el gobierno del primer ministro israelí Netanyahu y para pedir la liberación de rehenes en Tel Aviv.

Reuters

Este domingo arrancaron las primeras manifestaciones con el bloqueo de varias autopistas y carreteras, y seguirán el lunes con una marcha masiva por la tarde ante la Knéset (Parlamento israelí) en Jerusalén. El objetivo de los grupos es convocar al menos a un millón de personas.

Entre sus demandas se encuentra, también, la de un servicio militar igualitario, después de que los legisladores israelíes accedieran la semana pasada a tramitar un proyecto de ley para apuntalar la tradicional exención militar de los estudiantes judíos ultraortodoxos. Además de un pacto que permita la liberación del resto de rehenes que continúan en manos de los terroristas.

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By Diario

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