Estrellas del calibre de George Clooney, Julia Roberts, Barbra Streisand, Jimmy Kimmel. Magnates del mundo del cine como Jeffrey Katzenberg. E incluso un expresidente, Barack Obama. Hollywood se lanzó en tromba este fin de semana para apoyar la reelección del presidente de EE UU, Joe Biden, en un encuentro con votantes en Los Ángeles que ha batido los récords de recauda…

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Estrellas del calibre de George Clooney, Julia Roberts, Barbra Streisand, Jimmy Kimmel. Magnates del mundo del cine como Jeffrey Katzenberg. E incluso un expresidente, Barack Obama. Hollywood se lanzó en tromba este fin de semana para apoyar la reelección del presidente de EE UU, Joe Biden, en un encuentro con votantes en Los Ángeles que ha batido los récords de recaudación de la campaña demócrata —más de 28 millones en una sola noche— y lanza un nuevo envite a la de su rival, el republicano Donald Trump, en un frente clave de su lucha por la Casa Blanca: el de las donaciones.

A ocho días de que los dos candidatos se enfrenten en su esperado primer debate en Atlanta el próximo 24, el gran acontecimiento electoral antes de las convenciones de los dos partidos, las dos campañas quieren llegar con momentum (“impulso”), una palabra que en la jerga electoral estadounidense alude a la percepción entre el público de que un candidato determinado lleva las de ganar. Y una manera de generar momentum es alardeando de sus datos de recaudación entre los donantes. Otra, dejando clara la celebridad de sus apoyos.

El acto de Los Ángeles mataba esos dos pájaros de un tiro. Batía el récord anterior de recaudación demócrata en una sola jornada, hasta ahora de 25 millones de dólares, alcanzada en un evento similar, una reunión y charla de donantes en Nueva York con los tres últimos presidentes demócratas: Biden, Obama y Bill Clinton. Y rodeaba a Biden de glamur hollywoodiense, en un ambiente desenfadado y que le permitió lanzar más de una pulla contra su contrincante electoral. Para el presidente estadounidense era un acontecimiento tan fundamental que para poder llegar a tiempo se marchó de la cumbre del G-7 en Italia antes de que concluyera ese encuentro de líderes internacionales.

En la charla con Biden y Obama, Kimmel preguntó si el electorado estadounidense padece de “amnesia sobre Trump”, que describió “algo así como una colonoscopia”, que la gente sabe que existe pero que trata de olvidar. “Acuérdense de la pandemia, él dijo que simplemente nos inyectásemos un poco de lejía”, apuntó el presidente estadounidense. “A mí me funcionó”, bromeó el presentador y humorista. “A él sí que le funcionó. Le tiñó el pelo”, apostilló Biden.

Mucho más en serio, Biden dibujó un panorama sombrío sobre las consecuencias de un nuevo mandato de su predecesor en la Casa Blanca. “El próximo presidente probablemente tenga que nombrar dos candidatos al Tribunal Supremo.. si a (Trump) lo reeligen, va a nombrar a dos banderas boca abajo más”, declaró, en alusión a uno de los jueces actuales, Samuel Alito, en cuyas viviendas ondearon dos banderas relacionadas con el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. “Nunca ha habido un tribunal tan fuera de la realidad”.

“Las instituciones importan. Lo que él (Trump) hizo el 6 de enero, y ahora literalmente dice que si no gana habrá un baño de sangre. Es escandaloso, las cosas que dice son escandalosas”, reiteraba el candidato demócrata.

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Por su parte, Obama apuntaba que “hemos normalizado comportamientos que antes descalificaban a sus autores…tenemos el espectáculo del candidato de uno de los dos grandes partidos sentado en el banquillo de los acusados y declarado culpable por un jurado de 34 cargos. No se permite operar a su fundación porque estaba implicada en negocios poco claros. A su organización se la ha llevado a juicio por no pagar impuestos”.

En el acto en el teatro Peacock de Los Ángeles participaron también otros famosos, como los actores Jason Bateman y Jack Black, o la cantante Sheryl Lee Ralph. A su paso por el escenario, las estrellas compartieron también las pullas y las críticas hacia el candidato republicano.

En un comunicado previo al acto, el Partido Demócrata había presumido de que el evento de recaudación de fondos iba a ser “el de mayor éxito en la historia” de la formación. “Ya ha recaudado más de 28 millones de dólares y sigue subiendo”, apuntaba el texto, que describía el encuentro como “una demostración de fuerza con líderes en el sector del entretenimiento que envían una señal clara: están unidos y son entusiastas sobre la reelección del presidente Biden y la vicepresidenta Kamala Harris”.

El nuevo récord de recaudación es un dato especialmente importante para Biden, a quien la mayoría de los sondeos sitúan por detrás de su rival pero que desde antes del comienzo de la campaña ha disfrutado de una ventaja más que considerable sobre Trump en lo que respecta a las donaciones recibidas y los fondos de que dispone.

En el primer trimestre del año, Biden y los demócratas recibieron 187 millones de dólares en donaciones, según los datos de la Comisión Electoral Federal. Según el Partido Demócrata, se trata de la mayor cantidad jamás recaudada para un candidato de la formación. En abril contaba con un centenar de millones de dólares más en sus cuentas bancarias que la campaña rival.

Pero en las últimas semanas Trump ha ido recortando distancias. Tras ser declarado el mes pasado culpable de amañar los libros de contabilidad para ocultar un pago a la actriz porno Stormy Daniels, su campaña ingresaba 141 millones de dólares en mayo. Aunque mucho de ese dinero se destina al pago de los gastos judiciales del candidato.

Aunque sirvió para colmar los caudales de la campaña demócrata, el acto de Los Ángeles también puso de relieve las importantes divisiones internas dentro del partido. La llegada al evento se había visto alterada —como ya es habitual en casi cada acto al que asiste Biden— por las protestas de manifestantes propalestinos que reclaman un alto el fuego inmediato en Gaza y reprochan al presidente su postura proisraelí en la guerra.

Las diferencias de posición también se encontraban dentro del teatro Peacock: George Clooney se había quejado hace semanas a la Casa Blanca por las críticas del presidente a la petición de la fiscalía del Tribunal Penal Internacional de órdenes de detención contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y su ministro de Defensa, Yoav Gallant —así como contra líderes de Hamás— como sospechosos de crímenes de guerra. La esposa del actor, la abogada especializada en derechos humanos Amal Clooney, participó en esa iniciativa del tribunal y se hubiera visto afectada si, como se llegó a plantear inicialmente la Casa Blanca, Washington hubiese impuesto sanciones contra esa corte de la ONU.

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By Diario

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