Julián Alberto Quintero Agudelo es el principal sospechoso de los homicidios de Astrid Sofía Riascos Valdés y de Daniel Alejandro Velásquez Franco, famoso productor de reguetón de Medellín. Él confesó ante la Fiscalía en dos oportunidades que los mató, así lo reveló el delegado del ente de acusación en medio de la audiencia que se desarrolla este viernes en contra del supuesto asesino.

Este hombre era el mayordomo y mano derecha del artista, por lo que gozaba de su entera confianza. Además de definir quién entraba y salía de la casa de Velásquez, era el que atendía a sus invitados. Así lo hizo en la noche del viernes, 7 de junio, cuando llegaron varias personas a departir a la finca, ubicada en el municipio de Envigado: tomaron cerveza, fumaron marihuana y hablaron hasta la madrugada.

La primera versión que entregó a las autoridades Quintero Agudelo fue que los invitados salieron de la propiedad antes de las 2:00 a. m. y que él se había quedado con su jefe en la sala de juegos, mientras su novia e hijos dormían en la vivienda principal. Los dos se emborracharon con aguardiente y tuvieron una larga conversación en tanto terminaban una botella.

Supuestamente, el empleado dejó solo al productor para ir a apagar las luces de la residencia. En ese recorrido, él escuchó dos disparos que lo pusieron en alerta y se devolvió para el sitio donde estaban tomando. Allí halló muerto en el sofá a Velásquez y alcanzó a observar la sombra de una persona que corría por la manga, quien sería el responsable. Al parecer, él sacó una pistola y le lanzó una bala al sospechoso.

Minutos después, el mayordomo se desplazó hasta la vivienda principal para asegurarse que los niños y la novia, Astrid Sofía, estuvieran en buenas condiciones: “Estaban dormidos”, comentó ante la Fiscalía. Más tarde, le dijo a la Policía que la mujer también había muerto: estaba tendida en la cama, tapada con una sábana y con cuatro heridas producidas por un arma de fuego, aunque solo fue un disparo.

En el testimonio que él ofreció a los investigadores afirmó que en la casa tenían cuatro pistolas y una de ellas fue con la que le habría disparado al posible sicario. Ante la pregunta de dónde había aprendido a usarla, respondió que fue estuvo en la Policía Nacional. Y, cuando ya estaba terminando la diligencia, refutó: “Yo era la mano de Daniel Alejandro, nos queríamos mucho. Yo fui quien los maté a los dos”.

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Por Diario

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