BARI, Italia.– En medio de una gran expectativa por cómo se moverá y qué dirá, el presidente Javier Milei, que esta tarde arribó al aeropuerto de esta ciudad de la encantadora región de Puglia (Apulia), debutará mañana en su primer G7, la cumbre de los jefes de Estado y de gobierno de los siete países más industrializados del mundo. Se trata de una ocasión de oro para el “explosivo” -como adjetivó el diario Domani- mandatario anarcocapitalista, conocido aquí por la “motosierra”, con la que busca que la Argentina vuelva a ser una potencia mundial.
Después de haber sido recibido en febrero pasado por la primera ministra Giorgia Meloni, de 47 años -con quien tuvo gran sintonía, hay afinidades ideológicas y comparte amistades en común como el magnate australiano Elon Musk-, el mandatario argentino fue invitado a participar de una sesión sobre Inteligencia Artificial y Energía extendida a países que no son miembros del selecto grupo, que tendrá lugar este viernes en el lujoso complejo turístico de Borgo Egnazia, blindado como nunca e inaccesible.
En este marco, la gran estrella será otro argentino que ha sido invitado: el papa Francisco, una jugada magistral de Meloni que este jueves anticipó que su presencia iba a marcar “una jornada histórica” para este foro. El exarzobispo de Buenos Aires -en otros tiempos blanco de ofensas del actual mandatario, que le pidió disculpas por ello en febrero pasado, cuando se reunieron por primera vez-, no sólo se convertirá en el primer pontífice que participa en un G7. También será el jefe de Estado que tendrá una cantidad récord de bilaterales.
Según confirmó el Vaticano, al margen de reunirse con la anfitriona Meloni -con quien tiene coincidencias en varios temas -como la preocupación por la baja maternidad-, el Papa tendrá otras diez reuniones bilaterales con figuras que van desde el presidente estadounidense Joe Biden al francés Emmanuel Macron y el brasileño Lula da Silva, mandatarios clave del tablero internacional con quien ya se ha reunido y que conoce bien.
La gran pregunta que muchos se hacían en el enorme centro de prensa levantado en la Feria del Levante de Bari, a 60 kilómetros del lujoso complejo turístico de Borgo Egnazia, donde se celebra la cumbre -algo bastante frustrante para los más de 800 periodistas acreditados de todo el mundo-, era una sola: ¿Por qué el papa Francisco no se reúne con Milei? Según pudo saber LA NACION de fuentes vaticanas, no habrá encuentro porque Milei no le pidió ninguna bilateral al Papa.
Se descuenta, de todos modos, que los dos únicos argentinos presentes, que en común tienen la informalidad porteña, se saludarán con calidez, como ocurrió cuando se vieron por primera vez en la Basílica de San Pedro, en ocasión de la canonización de Mama Antula, la primera santa argentina, el 12 de febrero pasado. “¿Puedo abrazarlo?”, le preguntó entonces un emocionadísimo Milei. “Claro, hijo”, le contestó enseguida el Papa, que utilizó el humor para romper el hielo y le agradeció la visita a alguien “medio judío”.
Las reuniones bilaterales que tiene previstas el Presidente mañana son cuatro: al margen de Meloni, la dueña de casa, se reunirá a solas con el presidente del Banco Mundial, Ajay Banga; con su par francés, Emmanuel Macron, a quien debería haber visto en París en un tramo de la gira que fue acortado; y con la directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, según adelantó el Gobierno.
El papa Francisco, de 87 años -que casualmente esta mañana recibió en el Vaticano al gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, en una audiencia en el Palacio Apostólico- tras arribar en helicóptero a Borgo Egnazia pasado el mediodía, tendrá a una fila de referentes mundiales esperando verlo. Amén de Meloni, tendrá bilaterales con Kristalina Georgieva, que conoce bien y que estuvo varias veces en seminarios organizados en el Vaticano en los que coincidió con el exministro de Economía Martín Guzmán, que es académico de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales; con el presidente ucraniano Volodimir Zelensky, a quien recibió en mayo del año pasado en el Vaticano; con Macron, que reaccionó audazmente al derrumbe electoral de su partido ante el de extrema derecha de Marine Le Pen, llamando a elecciones anticipadas y que en abril pasado puso los pelos de punta al Vaticano con la inclusión del derecho al aborto en la Constitución francesa; y con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
Luego de pronunciar su discurso en la sesión sobre AI y después de la foto grupal, el Papa seguirá con más bilaterales: en una de las bellísimas residencia de piedra blanca de Borgo Egnazia, verá al presidente de Kenya, William Samoei; el premier de la India, Narendra Modi; al presidente estadounidense Biden, católico y admirador de él, a quien ya conoce y con suele hablar por teléfono; a otro viejo conocido, Lula; al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan y, finalmente, al primer mandatario de Argelia, Abdelmadjid Tebboune.
Según los planes, su helicóptero volverá a despegar hacia el Vaticano pasadas las siete de la tarde. Difícil que pueda haber tiempo para más que un saludo para con su compatriota Milei, que sí tiene previsto reunirse, pero el sábado, con su par ucraniano Zelensky, al que le dará un espaldarazo muy concreto al participar de la cumbre por la paz que presidirá en Lucerna, Suiza, de la que regresará el sábado por la noche a Buenos Aires.
En medio de expectativa por lo que dirá y cómo se moverá, en semejante contexto, se esperaba que el avión presidencial de Milei, que viajó acompañado por su hermana Karina Milei, el asesor Demian Reidel y el diputado de Pro Fernando Iglesias, aterrizara en el aeropuerto Karol Wojtyla pasadas las 21 locales.
A Bari ya había llegado el embajador en Estados Unidos Gerardo Werthein, que también fue acreditado para la ocasión. En medio de gran hermetismo y medidas de seguridad férreas, junto a una caravana se esperaba se dirigiera, escoltado por agentes, hasta su alojamiento. Visto el horario nocturno, no había por supuesto ninguna agenda prevista, salvo la de descansar y preparase para su debut en el gran escenario de las “siete democracias más poderosas del mundo”.
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