“Llegamos a los titulares con sangre. Si no hay sangre, no hay noticias”.

Esta frase entregada a un periodista italiano en 2018 parece resumir la ideología de Yahya Sinwar, el líder político de Hamás quien desde la clandestinidad dirige a la milicia palestina, tras orquestar los ataques contra Israel del 7 de octubre del año pasado.

Incluso en su propio círculo, Sinwar es reconocido como un “duro”. En una serie de mensajes enviados a los negociadores de paz a los que tuvo acceso en exclusiva el diario Wall Street Journal, se muestra como el hombre de 61 años se ha opuesto tenazmente a cualquier cese al fuego temporal, insistiendo en que sólo aceptará un cese definitivo de las hostilidades.

Estratega, el líder palestino sabe que esta jugada se interpretaría como una victoria de Hamás sobre Israel, y provocaría la caída del gobierno de Benjamín Netanyahu.

“Tenemos a los israelíes justo donde los queríamos”, indicó a sus representantes a cargo de dialogar con representantes catarís y egipcios en busca de una salida pacífica.

Pese a que se calcula que más de 37.000 palestinos han muerto desde el inicio de la contraofensiva israelí, Sinwar respondió a sus subalternos en la ciudad de Doha, en Catar, que “son sacrificios necesarios”, poniendo como ejemplo la guerra de independencia de Argelia contra Francia, donde se estima que murieron de 250 a 300 mil civiles.

Incluso en una carta enviada el 11 de abril a uno de sus colaboradores más cercanos, el líder político Ismail Haniyeh, quien perdió a tres de sus hijos en un bombardeo israelí, Sinwar se muestra invariable, asegurando que su muerte y la de otros palestinos “infundirá vida a las venas de nuestra nación, elevando su gloria y honor”.

Sin embargo incluso para algunos de sus seguidores, la cabeza de Hamás parece haberse excedido en mantener un juego peligroso con el primer ministro israelí frente a la posibilidad de una invasión a gran escala de la ciudad de Rafah, donde residen más de 130.000 personas.


Yahya Sinwar

Netanyahu ha amenazado múltiples veces con este ataque de no entregarse los 120 rehenes israelíes que Hamás mantiene en su poder, añadiendo que Rafah es un punto estratégico para el contrabando de armas desde Egipto, dada su ubicación fronteriza. Por su parte, Sinwar parece contar con que el ejército israelí (IDF) lance su ofensiva.

“La llegada de Israel a Rafah no será un paseo por el parque”, le aseguró a sus colaboradores en Doha, asegurando que entre más civiles palestinos murieran, más presión internacional caería sobre Israel, agregando a los líderes políticos del movimiento guerrillero que no se debía hacer concesión alguna salvo el cese total de las hostilidades.

Una tregua sería “una vergüenza y un escándalo”, dijo Sinwar. “En tanto tengamos militantes la guerra no se ha perdido, por lo que cualquier contacto (para un acuerdo temporal) debe ser terminado de inmediato. Tenemos la capacidad de luchar durante meses”, aseveró desafiante.

“Debemos seguir adelante por la misma senda que comenzamos, o dejar que se convierta en una nueva Karbala”, sentenció, en referencia a una batalla histórica del siglo VII, donde el nieto del profeta Mahoma, Husayn ibn Ali, luchó hasta la muerte junto a una fuerza de apenas 70 hombres contra un ejército de 5.000 soldados.

Rodeado de rehenes israelíes como escudos humanos

Y aunque el mismo Sinwar ha dejado entrever que se encuentra “preparado” para entregar su vida en el conflicto, no piensa hacérselo fácil a Israel. En enero de este año, el diario Times of Israel informaba que pese a que la inteligencia israelí conocería la ubicación exacta del líder de Hamás, no ha podido atacarlo debido a que se encuentra rodeado de un importante número de rehenes israelíes.

“Mi presunción, no confirmada, es que se encuentra en uno de los túneles bajo (la ciudad de) Khan Younis, pero tengo entendido que se mantiene rodeado de rehenes israelíes a los que usa como escudos humanos”, afirmó Jonathan Schanzer, vicepresidente de la Fundación para la Defensa de las Democracias en Washington DC, citando varios reportes de “personas informadas”.

La situación parece ser confirmada por el testimonio de una de aquellas rehenes, Yocheved Lifshitz, de 85 años, quien fue posteriormente liberada por su edad. “Hola. Soy Yahya Sinwar. Este es el lugar donde estarán más protegidos. Nada les ocurrirá aquí”, les habría dicho en la ocasión.

“Sinwar se quedó con nosotros tres o cuatro días luego de que nos llevaron allí. Le dije que cómo no le daba vergüenza hacerle eso (los ataques) a gente que por tantos años había apoyado la paz, pero no me respondió. Se mantenía en silencio”, aseguró Lifshitz.

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By Diario

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