Después de tres meses y medio, de ver cocinar a dieciséis aspirantes y de varias polémicas a sus espaldas, MasterChef 12 ya tiene a su ganadora: Ángela. La publicista de 29 años se impuso en uno de los “duelos finales más reñidos” según los jueces.

La valenciana, que había sido el “caballito ganador” de Jordi Cruz durante toda la edición, una líder silenciosa que siempre buscó la “matrícula de honor”, se alzó con el trofeo del programa y los 100.000 euros en metálico.

Todo ello en una noche en la que María quedó en segundo lugar en un duelo entre las “alumnas perfectas de la edición”, mientras Gonzalo y Samya ocuparon la tercera y cuarta plaza del ranking.

Primera prueba con la chaquetilla para María

Para la primera prueba de la noche, el jurado invitó a Jesús Sánchez a la clásica prueba de ‘Seguir al chef’. Los aspirantes cocinaron siguiendo el ritmo y las órdenes del chef invitado, como si estuvieran en su restaurante. 

A mitad de cocinado a María se le derramó su elaboración, Gonzalo estuvo perdido cocinando salsas marrones en vez de blancas y hasta yendo más rápido que el chef, mientras Samya y Ángela se venían mucho más concentradas.

Finalizado el tiempo, Gonzalo fue el primero en presentar su plato “desastroso” que “no tuvo nada que ver” con la receta original. Le siguió Samya con un trabajo con fallos pero “del que podía estar orgullosa”. Las siguientes fueron Ángela y María que entregaron las elaboraciones más parecidas a la del chef. Con el mérito de María que se sobrepuso a los errores anteriores.

Por todo ello, los jueces se marcharon a deliberar y al regresar decidieron que la primera duelista de la edición fuera María “por ser la que mejor replicó el plato”.

Prueba de exteriores en “casa” de Jordi Cruz y con la segunda chaquetilla para Ángela

En la última y determinante prueba de exteriores, Jordi Cruz invitó a Samya, Gonzalo y Ángela a su casa: el restaurante ABaC (Barcelona). Un lugar escogido por ser perfecto para transmitir una última enseñanza a los alumnos más aventajados de la edición. Allí, cada finalista se encargó de dos platos del menú diseñado por el juez.

Lo tuvieron que cocinar en 220 minutos para que lo degustaran doce de los mejores sumillers, que trabajan para los restaurantes más reconocidos de Cataluña.

Durante el cocinado Samya casi le quema la cocina a Jordi al dejar el aceite en una olla que salió ardiendo. Él mismo lo apagó y le pidió que vigilara. Pero tras la tensión, ella sacó sus platos a los comensales y se echó a llorar frente a ellos. Gonzalo sí se enorgulleció de su emplatado y Ángela habló a los ojos a los comensales para confesarles su gran trabajo.

Finalmente salieron todos los platos y llegó el momento de la deliberación. Los jueces decidieron que Samya fuera la cuarta por sus errores pero también por la “evolución” demostrada. Por lo que la segunda chaquetilla estuvo entre Ángela y Gonzalo y se la acabó llevando la primera tras haber sido mucho más equilibrada en su trabajo.

El duelo final entre Ángela y María, las “alumnas perfectas”

Ángela y María se enfrentaron en el duelo final, en el que elaboraron un menú completo, compuesto de un entrante, un plato principal y un postre, que demostró todo lo aprendido en estos meses.

Pero antes de ponerse manos a la obras, se reencontraron con sus familiares y también regresaron a las cocinas todos los exaspirantes para acompañarlas en el cocinado. Todos, excepto Tamara, la concursante que se marchó de forma voluntaria ante la polémica reacción de los jueces.

Las finalistas empezaron a cocinar, ante el ánimo de los presentes, hasta que Ángela paralizó su trabajo por un accidente: “¡Me he cortado el dedo entero!”, decía mientras se lo tapaba y la sangre le corría por el brazo. El equipo médico acudió a socorrerla y ella intentaba tranquilar a su pareja y a su madre en el balcón. Minutos después dejaban que volviera a la cocina con el dedo totalmente vendado.

Acabado el tiempo, empezó la cata. María fue la primera en presentar un menú inspirado en el campo: “El sitio donde he encontrado paz. Con cada plato inspirado en mis animales”, explicó. Los jueces señalaron una “falta de conexión entre un montón de elaboraciones muy potente con mucho trabajo pero difícil de hacer una visión única”.

Por otro lado, Ángela apostó por un menú que trasladaba a los momentos claves de su vida: “Quiero transportaros con un aroma antes de cada plato”. Hizo llorar a su madre, a su padre y a su pareja mientras los jueces aplaudieron sus “intenciones profundas que hablaban perfectamente de ella, con platos de cocción perfectos, texturas, y apuesta valiente”.

Incluso Jordi Cruz la definió como su “caballito ganador” de nuevo: “Eso es la persona que no solo tiene las herramientas para ganar si no también la actitud, hoy vengo contento porque lo sois las dos”. Aunque durante toda la edición había definido así a Ángela.

Los jueces se apartaron para deliberar y al regresar sentenciaron: “La ganadora de la duodécima edición de MasterChef es ¡Ángela!”. Ella saltó de alegría: “¡He ganado, que solo han ganado 12 personas en la Historia, estoy flipando!”, decía la triunfadora.

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By Diario

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