Análisis: Por qué importa —y por qué no— la renuncia de Benny Gantz, miembro del gabinete de Guerra de Israel
Fuera del gabinete de Guerra. Fuera del gobierno. Benny Gantz vuelve a estar donde estaba al comienzo de la guerra que Hamas lanzó el 7 de octubre: ex ministro de Defensa, ex jefe de gabinete y principal adversario político del primer ministro Benjamin Netanyahu.
No se puede decir que no nos avisara. El 18 de mayo anunció que si Netanyahu no presentaba un plan coherente para traer a los rehenes a casa y un plan de gobierno para Gaza después de la guerra (entre otras cosas), abandonaría el gabinete de Guerra antes del 8 de junio. A raíz del rescate el sábado de cuatro rehenes israelíes, retrasó un día el cumplimiento de su amenaza.
“Dejar el gobierno es una decisión compleja y dolorosa”, dijo Gantz en una conferencia de prensa la noche de este domingo en Israel. Sin embargo, aseguró, “Netanyahu nos impide avanzar hacia una victoria real (en Gaza)”.
¿Y ahora qué? Las tres áreas de interés más apremiantes en las que puede sentirse la dimisión de Gantz —al menos para los israelíes, los palestinos de Gaza y el mundo exterior— son el Gobierno israelí, la marcha de la guerra con Hamas y las propias perspectivas políticas de Gantz.
Quizá el impacto más importante de la renuncia de Gantz sea el que no tendrá: no provocará el colapso del gobierno.
“Benny Gantz está en un aprieto”, dijo el ex negociador de Medio Oriente Aaron David Miller a CNN este domingo antes de la dimisión de Gantz. “Le gustaría seguir en el Gobierno, aporta una especie de mano moderadora, pero no tiene ahora mismo el potencial para derribar el Gobierno”.
Netanyahu y sus socios de coalición siguen teniendo 64 de los 120 escaños de la Knesset. Así que, a menos que se haga realidad el acuerdo de rehenes del presidente Biden —perdón, de Israel— y que los ministros de extrema derecha de Netanyahu cumplan sus amenazas de abandonar el gobierno, Netanyahu podría mantenerse en el cargo con seguridad hasta las elecciones previstas para octubre de 2026 (los sondeos de opinión sugieren que, si se celebraran ahora, ganaría Gantz).
Queda por ver qué significa un gobierno sin Gantz para los palestinos de Gaza. Gantz no es una paloma, y es poco probable que su mano “moderadora” haya conseguido que Israel sea más “blando” con Hamas, o que haya causado menos víctimas civiles.
Sin embargo, tanto Gantz como el ministro de Defensa, Yoav Gallant, no tienen reparos en discrepar públicamente con Netanyahu, y podrían haberle llamado la atención si el primer ministro hubiera bloqueado un posible acuerdo sobre los rehenes por motivos políticos personales. Sin Gantz, eso parece menos probable, al igual que la probabilidad de que se llegue a un acuerdo sobre los rehenes a corto plazo.
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