Duro fin de semana para Sergio Pérez en Montreal unos días después de sellar su renovación con Red Bull hasta 2026. Duro y costoso, porque además de la eliminación en Q1 y el accidente en la carrera, con posterior abandono, la FIA castigó al equipo con una multa de 25.000 euros y al mexicano con tres puestos de penalización en la parrilla del GP de España. Los comisarios apreciaron el peligro durante los kilómetros que completó Checo con el RB20 muy dañado tras el choque para llevarlo a boxes, con el alerón trasero parcialmente descolgado.
“El ‘coche 11′ no abandonó la pista con serias dificultades mecánicas por unos daños significativos en el alerón trasero”, argumentan los comisarios del GP de Canadá. “Tras tener un contacto con las barreras en la curva 6, el piloto siguió en la pista por el resto de la vuelta con un coche significativamente dañado, se perdieron muchas piezas de fibra de carbono en el camino a los ‘pits’, el equipo confirmó que al piloto le habían pedido que devolviera el coche al garaje porque intentaban evitar una situación de coche de seguridad”, reza el documento de los árbitros. Es evidente que a Red Bull no le beneficiaba un ‘safety car’ porque Verstappen lideraba la carrera en esos momentos y una nueva resalida podía poner en peligro su victoria.
La de Montreal fue una carrera con pocas penalizaciones deportivas a pesar de las variadas luchas en pista y acciones grises. Apenas se sancionó la salida en falso de Ricciardo con cinco segundos, no hubo castigo a Russell por volver a la pista de forma peligrosa, ni se penalizó el toque del inglés con Piastri. Sin embargo, la FIA aplicó otro castigo económico importante, en este caso a Yuki Tsunoda: 10.000 euros por no llegar a tiempo a los himnos nacionales de Canadá y Quebec en la ceremonia de parrilla del gran premio. Seguro que en Barcelona llega el primero.
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