El Banco Central Europeo (BCE) decidió, por fin, iniciar la senda de reducción de los tipos de interés desde el 4,5% en que estaban situados hasta el 4,25%.
El control de la inflación a medio plazo, aun con altibajos, es lo que ha permitido que haya casi unanimidad en el seno del consejo del BCE para esta medida, algo que no existe para asegurar el momento de las nuevas bajadas ni en el máximo órgano de gobierno de la institución, ni tampoco en el mercado, donde las opiniones al respecto son variadas.
El año comenzó con unas expectativas del mercado de que habría cuatro bajadas de tipos de interés, basadas sobre todo en que la eurozona estaba estancada en su crecimiento económico y en que los precios descenderían más rápido de lo que lo han hecho. Cuatro bajadas en 2024 y tres más el año próximo.
A medida que pasaban los meses y los responsables del BCE señalaban que entendían que el mercado era demasiado optimista, las expectativas fueron rebajándose y en la actualidad son más los que piensan que solo habrá dos reducciones del precio del dinero este año que los que creen que habrá tres.
El BCE estima que la evolución de la inflación va a ser ligeramente peor de lo que preveía hace tres meses, lo que plantea más dudas sobre futuros recortes.
La presión metida en la caldera económica por el BCE ha sido muy elevada. No tanto por la subida absoluta de los tipos (en estos momentos los tipos reales están en el 1,5%) como por la rapidez con la que se subieron. Algo que no parece que vaya a ocurrir en el sentido inverso que ahora inician.
Datos
El argumento de que tanto los precios de los servicios como los aumentos salariales pactados están creciendo claramente por encima de la inflación, aunque también se desaceleran, es la razón que se esgrime para justificar que las decisiones de nuevas bajadas se tomarán reunión a reunión y en función de los datos de que se disponga en cada momento.
Por eso, no parece probable que en la próxima reunión de julio se decida una nueva bajada y se apuesta más porque llegue en septiembre (aunque empiezan a surgir dudas), cuando los expertos del BCE harán nuevas previsiones de inflación y de evolución de la actividad económica.
La pregunta, a la espera de que se conozcan esos nuevos datos, es saber el grado de prisa que puede tener el BCE para llevar a cabo la reducción del precio del dinero. Aunque desde la institución no se quiere decir dónde está la meta de llegada, el tipo de interés neutral en estos momentos que se supone que no afecta ni positiva ni negativamente a la evolución de los precios y de la economía según el mercado oscila entre el 2% y el 2,25% y es ahí hasta donde debe encaminarse el tipo de referencia.
Con una tasa de inflación a la baja, pero no demasiado rápido; con una actividad económica que vuelve a crecer con cierta intensidad (el BCE ha elevado la previsión de crecimiento de la eurozona hasta un 0,9%), y un nivel de empleo que resiste por encima de lo que se esperaba en el conjunto de la eurozona, el BCE no tiene mucha presión por bajar los tipos de manera rápida.
Más demanda de crédito
Pero, en todo caso, de la reducción de los tipos, sea cual sea su proceso, lo que se espera es que genere una mayor demanda de crédito, especialmente de consumo e hipotecario que posteriormente se irá trasladando a la inversión empresarial.
Aunque el descenso reciente ya haya sido descontado en su mayor parte por el mercado (los bancos han ido ajustando los precios de sus créditos a lo esperado y han frenado la remuneración de sus pasivos), la expectativa de sucesivas bajadas impulsará también nuevas condiciones de activo y de pasivo.
La mayor actividad económica, junto con el mantenimiento del empleo y las mejores condiciones de los créditos, deben permitir contener las tasas de morosidad en los bajos niveles actuales, por lo que el coste del crédito se mantendrá dentro de parámetros reducidos.
Coincidiendo con la reunión del BCE, el Fondo Monetario Internacional ha publicado su informe anual sobre la economía española (Artículo IV), en el que eleva de manera sustancial su previsión de crecimiento para este ejercicio, desde el 1,9% anterior al 2,4%, en línea con lo que anunció CaixaBank hace una semana y con lo que, previsiblemente, harán tanto el Banco de España como BBVA la próxima semana, cuando hagan públicas sus nuevas proyecciones macroeconómicas para este ejercicio. Las posibles nubes sobre un empeoramiento de la economía se disipan.
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