1 / 10 | Culmina Orgullo Boquerón entre colores y el amor para celebrar a la comunidad LGBTQ+. Esta edición del festival, uno de los más importantes de la comunidad LGBTQ+ en Puerto Rico y el Caribe, tuvo la participación de cerca de 40,000 personas durante el fin de semana. – Jorge A Ramirez Portela
Cabo Rojo – A eso de las 10:00 a.m., Carmelo López y José Bonilla ya estaban ubicados estratégicamente bajo la sombra de un árbol para ver la parada de Orgullo Boquerón. Llegaron el viernes desde San Juan, como lo hacen anualmente desde que en esta misma actividad, pero hace cinco años, se conocieron.
“Todos los años ya es una costumbre que venimos al mismo lugar donde nos conocimos y nos casamos hace dos años”, relató López, quien reconoce que esta actividad fomenta la “visibilidad de toda la comunidad”.
A solo pies de distancia, Audrey Marrero junto a su hija, su nuero y tres de sus nietos veían emocionados el desfile como aliados de la comunidad. Una de las niñas, de 9 años, disfruta “ver a sus princesas” en la parada, a la que ha asistido por tres años.
“Somos iguales. Para nosotros, no hay diferencia”, asegura la mujer de 57 años, quien ha trabajado en proyectos que brindan servicios de salud a personas LGBTQ+ desde la década de 1990.
Como ellos, bajo un candente sol que no hizo más que avivar los colores de la diversidad, cientos de personas de todas las edades salieron a las calles del poblado de Boquerón a celebrar el amor, en un mar de alegría y conciencia de lo imprescindible de la equidad para todas las personas.
El escenario que hoy se vive en Cabo Rojo es muy distinto a lo que fue en 2003, cuando un grupo de mujeres lesbianas se unieron para organizar un evento comunitario, celebrar sus identidades y abonar al distrito gastronómico y cultural que ha acogido a su comunidad por décadas.
Hace 21 años, la asistencia rondaba las 300 personas, ahora, son más de 40,000, según los estimados provistos por Pedro Julio Serrano, portavoz de Orgullo Boquerón. Lo que sigue intacto es el espacio seguro y de respeto que representa el poblado, un baluarte en el que el colectivo puede hacer comunidad y elevar sus luchas.
“Es un día donde la gente se siente libre, donde la gente se siente que puede ser quien es sin temor a ninguna represalia. Lamentablemente, sabemos que el discrimen todavía persiste. Así que el poder tener un respiro de verdad un día o cuatro días donde podamos estar en un lugar donde nadie nos va a juzgar, señalar o atacar por ser quienes somos y por amar a quienes amamos”, verbalizó Serrano, quien destacó que, ante el discrimen y las violencias que experimenta su comunidad, la respuesta “siempre ha salido desde el amor”.
Precisamente, Jan Carlos Rosado relató que, este año, celebra la unidad, pues ha compartido con un grupo de 10 personas convocadas por un amigo en común, con quienes ha podido florecer una amistad que perdurará.
“Somos un grupo de 11 personas que no nos conocíamos. Nos estamos quedando juntos y ha sido bonito coincidir, conectar y celebrar que somos libres y podemos ser quienes somos. Estamos caminando por aquí por las personas que aún no pueden salir”, contó el joven a El Nuevo Día.
Aunque el evento es una celebración, también es un recordatorio de las luchas pendientes para conquistar la verdadera equidad. Así lo reconoce Brendita Román, a quien se le dedica Orgullo Boquerón 2024, como una de las fundadoras de la emblemática parada.
“Esta lucha no acaba. Por lo que vemos, nos falta demasiado y queremos que se vea la presencia de que cada día somos más. […] El gobierno en general, no solamente en Puerto Rico, quiere empezar a quitarnos lo que ya, poquito a poco, hemos podido conseguir. Pero hay mucho que conseguir. No lo podemos permitir. Este año de elecciones, hay que dar un voto muy inteligente”, destacó la mujer.
Abordo de un vehículo descapotado y con su banda de dedicatoria, Román admitió que se pone “tímida” cuando le reconocen su labor por la comunidad y, al mismo tiempo, verbalizó que se siente “sumamente honrada y agradecida”.
Justo detrás, Justin Jesús Santiago eleva la bandera celeste y rosada de la comunidad trans a la que representa. El activista es el primer hombre trans al que se reconoce como gran mariscal de Orgullo Boquerón, lo que considera una “reivindicación para todos los hombres transmasculinos en Puerto Rico” que han sido “invisibilizados”.
“Hace 10 años, el 99% de la ciudadanía puertorriqueña no sabía lo que era una persona transgénero. Hemos caminado las calles educando, en diferentes espacios, en todos los sitios a los que nos han invitado, precisamente para visibilizar nuestra identidad de género, nuestro derecho a ser y a estar en paz y armonía en nuestra patria”, expresó Santiago a este periódico.
Este año, por primera vez, también se homenajeó a la galardonada artista Bárbara Herr, como embajadora de la diáspora en colaboración con Junte Boricua, un título que recibe como “un honor”, pues viene de su comunidad y en su país.
“El orgullo es vivir la vida en plenitud, el orgullo para mí es ser libre de expresión, el orgullo para mí es vivir la vida como yo deseo vivirla sin tener ninguna vergüenza, sin tener que dar explicaciones y amándome yo misma, no importando lo que puedan decir las personas de mí”, puntualizó.
La festividad -que contó con charlas comunitarias y presentaciones artísticas- concluyó con las presentaciones de La India, Giselle, Elysanij y la madrina de Orgullo Boquerón 2024, Lissy Estrella. La selección de las artistas, todas mujeres, no es casualidad, destacó Serrano, ya que corresponde a un acto de solidaridad con las luchas feministas y para “visibilizar a las mujeres lesbianas, que fueron las que nos legaron este magno evento”.
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