En la ciudad costera de Huelva (España), un colombiano conocido con el alias de ‘H-1’ empezó a ser vigilado por agentes antinarcóticos después de que un ‘soplón’ lo vinculó con la producción, transporte, almacenamiento y salida de estupefacientes a destinos internacionales.

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En Rionegro, Antioquia, sin embargo, lo conocían como don Julio Andrés Murillo Figueroa, el próspero empresario de restaurantes de comida de mar que se expandió rápidamente después de tener un pequeño local conocido como Frutty di Mare

La Torre Menta y la narcofortuna

A alias H-1 fue capturado en su mansión en Rionegro.

Foto:Policía Nacional

Sin embargo, cuando en Huelva empezaron a preguntar por H-1 o ‘el Zar’, don Julio se ocultó es Venezuela y empezó a traspasar varios de sus activos en Colombia.

Figueroa estaba siendo seguido desde hacía meses. Se habían identificado una serie de veleros en los que movía la droga para luego trasbordarla a barcos que llegaban a Huelva. Para ese momento ya tenía circular roja de Interpol. Pero en el organigrama hay otros dos encima de él“, le dijo a EL TIEMPO un agente antimafia enterado del caso.  

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Los traspasos

A alias H-1 se le vincula con el tráfico de cocaína desde hace más de una década.

Foto:Policía Nacional

EL TIEMPO investigó y estableció que, en su afán por salir del radar de las autoridades, ‘H-1’ comenzó a ‘vender’ algunas de las propiedades sin saber que venía siendo escuchado.

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Sin embargo, conservó un lujoso Penthouse en la Torre Menta de la Ciudadela Riovivo, en Rionegro (Antioquia); un megalote conocido como ‘La Esperanza, en ese mismo municipio; Una lujosa casa en el conjunto residencial San Francisco, de Medellín, y un apartamento en Ríonegro.

​De hecho, el pasado 9 de abril fue capturado en su mansión en Rionegro, cuando vino a visitar a su familia y a allegados a los que les habría trasladado parte de su fortuna.

El ‘narcogangazo’

La transacción de los restaurantes de Sushi.

Foto:Suministrada por autoridades

Uno de esos movimientos societarios -que para la Fiscalía se trató de un ocultamiento de parte de su fortuna-  se registró el 27 de marzo de 2017 e involucra un par de allegados y a una conocida cadena de restaurantes. Sushi Market.

Según documentos a los que EL TIEMPO tuvo acceso, Julio Andrés Murillo Figueroa, como representante de Frutty di Mare SAS, le transfirió ese día a título de compraventa el derecho real de dominio de su participación en la  cadena de restaurante a Jorge Enrique Arcila Agudelo.

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Además de cuñado, este último figura como socio fundador y representante de la empresa Distrito Oriental SAS.

La transacción cobijaba a los locales Sushi Market Laureles, en la circular 76 #39-09; 
Sushi Market Palmagrande, en la Cra 38 #18-101 Lc 170 y Sushi Market Truck, en la Cra 39 #7-100.

En total, la transacción ascendió a 30 millones de pesos.

En Huelva identificaron las actividades mafiosas del colombiano ‘H-1’.

Foto:Policía de España

¿Terceros de buena fe?

Foto de uno de los locales de Sushi Market que entró a extinción de dominio por nexos con alias H1.

Foto:Dijín-Policía

Actualmente, Sushi Market pertenece a la empresa Oreltex ltda que fue constituida el 12 de enero de 2010 con 40 millones de pesos por Jorge Enrique Arcila Agudelo y por Rosa Elvira Figueroa Arias. Esa compañía, en abril de 2024 reportó, 1.191 millones de pesos en activos.

(Consulte acá todos los artículos de la Unidad Investigativa de EL TIEMPO)

En total, actualmente funcionan 16 establecimientos, avaluados en 14 mil millones de pesos, en Bello, Envigado, Rionegro, Medellín, Pereira, Cali y Bogotá. Además, se embargaron 20 bienes y cuatro sociedades.

Allegados al caso le dijeron a ELTIEMPO que nadie conocía las actividades de ‘H-1’ y que los socios de los restaurantes son terceros de buena fe. Pero el rastro mafioso del accionista fundador data de 2001.

​Ahora van por sus cómplices en España.

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By Diario

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