(CNN) — Piden su Uber a través de la aplicación como cualquier otro pasajero y se suben a la parte trasera del coche.

Pero a mitad del trayecto, el ambiente cambia y revelan su identidad.

“Deténgase aquí. Es usted. Está en problemas por conducir un Uber”, le dice el pasajero a su conductor durante uno de los recientes encuentros grabados en video y difundidos por Internet en Hong Kong.

Los pasajeros no son policías del tráfico. Son taxistas justicieros que actúan directamente, cada vez más frustrados por la incapacidad de las autoridades de Hong Kong para regular la plataforma de viajes.

Cuando el coche se detiene, entregan al conductor, a menudo todavía conmocionado, a los agentes de policía a los que han llamado.

“Se puede decir que es provocador. Pero sin estos videos, la gente puede pensar que inflamos el número de ‘vehículos de matrícula blanca’ que hay ahí fuera”, dijo a CNN uno de los taxistas que participó en una operación encubierta y que pidió ser identificado únicamente como Ka Chun.

“Vehículos de matrícula blanca” es como los taxistas se refieren coloquialmente a Uber. “Solo queremos que el Gobierno haga cumplir la ley”.

Uber sigue siendo técnicamente ilegal en Hong Kong, donde entró en 2014. Pero ha prosperado bajo el enfoque ambiguo de funcionarios deseosos de proyectar una imagen de modernidad tecnológica.

“Uber se presenta a menudo como una innovación, que parece contribuir a la visión de ‘ciudad inteligente’, algo que el gobierno de Hong Kong se ha esforzado por ser”, afirma Oliver Chan, profesor adjunto de estudios de comunicación especializado en economía colaborativa en la Universidad China de Hong Kong.

Los anuncios de la empresa con sede en Estados Unidos están muy extendidos, y es muy poco probable que sus conductores tengan problemas con las autoridades.

Personas esperan cerca de una parada de taxis en Hong Kong el 24 de mayo de 2024. (Crédito: Noemi Cassanelli/CNN)

Personas esperan cerca de una parada de taxis en Hong Kong el 24 de mayo de 2024. (Crédito: Noemi Cassanelli/CNN)

Los taxistas llevan años quejándose de cómo Uber ha incumplido las leyes locales, ha trastornado el mercado y ha mermado sus ya modestos ingresos.

Pero tras sus recientes actos de vigilancia parece haberles salido el tiro por la culata.

En lugar de conseguir el apoyo del público, los taxistas han recibido una reacción negativa: pasajeros han compartido en las redes sociales sus malas experiencias con taxistas maleducados, rechazos de viajes y cobros oportunistas durante las lluvias torrenciales y los habituales tifones de verano de la ciudad.

“Cobran arbitrariamente y se niegan a llevar pasajeros. Y aún así, tienen la desfachatez de realizar operaciones encubiertas”, escribió una persona en LIHKG, un popular foro local de Internet, y añadió: “La desvergüenza no tiene límites”.

Otros han tomado represalias denunciando a la policía a los taxistas infractores. Fotos de taxis aparcando en zonas restringidas inundaron Internet con mensajes en los que se pedía a la gente que los denunciara. Grupos de WhatsApp creados por conductores de Uber también discuten cómo tomar represalias, según dijo un conductor a CNN.

Tan tensa es la reacción que el líder de Hong Kong, John Lee, reconoció al ser preguntado por la prensa la semana pasada el “feroz debate público” e hizo un llamamiento a la calma. Instó a los taxistas a que se mantuvieran alejados de cualquier acto justiciero.

Al igual que los taxis de Nueva York y los taxis negros de Londres, los 15.000 taxis urbanos rojos de Hong Kong son emblemáticos de la ciudad. Pero no son precisamente conocidos por su amabilidad ni por la fiabilidad de su servicio.

El pasajero Lau Chi-tim recuerda que hace unos años, durante un tifón, le cobraron el doble.

Los conductores suelen cobrar un poco más porque su seguro no cubre condiciones meteorológicas extremas. Pero Lau dijo: “El viaje sólo duró 15 minutos y la mayor parte del trayecto fue dentro de un túnel de todos modos. ¿Dónde está el riesgo?”.

Otro pasajero lamentó lo selectivos que pueden llegar a ser los taxistas. “A las personas con mascotas, cochecitos de bebé, que quieren cruzar el puerto o ir a cualquier sitio que pueda estar abarrotado… simplemente te rechazan”, dijo Jason Chan.

Abundan las quejas similares, a pesar de que negarse a llevar pasajeros es un delito según la legislación de Hong Kong.

Quienes prefieren Uber lo ven como una alternativa al mal servicio que han tolerado durante mucho tiempo y prefieren pagar un poco más por un viaje más tranquilo.

Un repartidor pedalea por una calle mientras los coches esperan a que cambie un semáforo, en Hong Kong el 24 de mayo de 2024. (Crédito: Noemi Cassanelli/CNN)

Un repartidor pedalea por una calle mientras los coches esperan a que cambie un semáforo, en Hong Kong el 24 de mayo de 2024. (Crédito: Noemi Cassanelli/CNN)

Un conductor de Uber, que sólo dio su nombre Mo por miedo a ser identificado por las autoridades, dijo que los pasajeros le dijeron que preferían los modales y la calidad de conducción de los conductores de Uber.

“No nos atrevemos a dar volantazos en la carretera porque es nuestro propio vehículo”, dijo.

Pero para Ka Chun, el conductor que se infiltró, se trata de defender sus intereses y una institución en la que él y sus compañeros taxistas invirtieron tiempo y dinero para formar parte.

“Nos afectan porque estos vehículos de matrícula blanca pueden llevar pasajeros sin licencia de taxi”, dijo, refiriéndose a un permiso que puede costar una fortuna en la ciudad, donde las propiedades, e incluso las plazas de aparcamiento, se negocian como mercancías especulativas.

La autoridad de transportes de Hong Kong ha expedido unas 18.000 licencias de taxi —incluidas las de los taxis azules y verdes no urbanos— y actualmente se negocian por hasta US$ 400.000 dólares (3,2 millones de HK$) en un mercado libre. Además, el seguro anual de un taxi cuesta hasta 10 veces más que el de los vehículos privados.

Los conductores que no poseen un taxi pagan un alquiler de 550 dólares hongkoneses (unos US$ 70) por un turno de 12 horas, casi un tercio de lo que ganan en un día normal, según Ka Chun.

“Los conductores de Uber no necesitan ningún tipo de capital, ya que utilizan su propio coche para llevar pasajeros”, afirmó.

Patrick Tam, secretario general de la Asociación de Taxis y Autobuses Públicos de Hong Kong, reconoció las quejas contra algunos taxistas indisciplinados y se mostró partidario de que la policía los persiga.

“Estos taxistas deberían ser duramente castigados. Pero eso no hace que los vehículos que operan sin una licencia adecuada sean menos problemáticos”, dijo. “Sólo queremos un trato justo”.

Hasta ahora, la policía de Hong Kong ha dicho que no había detenido a ningún conductor de Uber atrapado en las operaciones encubiertas de aficionados.

Estyn Chung, director general de Uber en Hong Kong, señaló que la empresa lanzó su servicio Uber Taxi en 2020 para dar a los usuarios la opción de conseguir un taxi en su aplicación.

“Sabemos por otras partes del mundo que los servicios de taxi y de transporte compartido pueden prosperar juntos. Hong Kong no es una excepción”, afirmó.

Crear armonía entre los taxistas tradicionales y los conductores de la economía colaborativa puede ser complicado. Y Chan dijo que, tras años de ambigüedad, Hong Kong ya se está poniendo al día.

“Es difícil decir hasta qué punto el Gobierno quiere promover Uber y, en general, las plataformas de transporte de pasajeros”, afirma. “Pero la normativa de Hong Kong en materia de transporte de pasajeros va por detrás de la de Singapur, por ejemplo.

Se espera que el gobierno municipal presente en julio un estudio sobre los servicios de transporte en línea. Un portavoz se mostró “abierto” a estas aplicaciones, aunque “deben cumplir la legislación y la normativa pertinentes”.

“El gobierno debe exigirles que obtengan un permiso de conducir y un seguro diferentes aunque legalice su funcionamiento”, dijo Ka Chun.”Si no, ¿por qué debería obtener una licencia de taxi? Podría conducir vehículos de matrícula blanca”.

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By Diario

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